jueves, 22 de octubre de 2015

Certezas



Sin espacio a dudas, la coyuntura política y económica hondureña tiene el color de la incertidumbre. Nadie, en su sano juicio, se atreve a afirmar cómo vamos cerrar el año en curso. Una incertidumbre que nos hace vivir en vilo, e ir de angustia en angustia, dejando escaso límite para los sueños y la esperanza.

En medio de la incertidumbre podemos identificar algunas certezas; y el desmoronamiento del emporio de los Rosenthal es un escenario de mucho aprendizaje.

La primera certeza: la élite hondureña actúa en la más estricta impunidad. Los Rosenthal estaban tan seguros que en Honduras eran intocables que unían negocios legales y lavaban dinero sucio en el mismo banco. De modo que hoy, al caer el banco se desmoronó todo el circuito empresarial familiar.

Segunda certeza; el colapso institucional. Ni el Ministerio Público, ni la Comisión Nacional de Bancos y Seguro (CNBS) sabían –o simulan que no sabían-- de los malos olores en el sistema financiero hondureño. El colapso y el cinismo es tan grande que don Juan Orlando afirmó que el problema de los Rosenthal era un problema del Banco Continental con la justicia de los Estado Unidos.

Tercera certeza: el poder real del gobierno de Estados Unidos. Ya se sabía que las principales decisiones en el país se toman con el visto bueno de Estados Unidos, pero con el cierre del Banco Continental, se cayeron las máscaras. El propio embajador de los Estados Unidos llegó a la CNBS a dar la orden del cierre forzoso, haciendo quedar en ridículo al señor presidente. De modo que en Honduras vale más un “tuit” de James Nealon que una cadena nacional de Juan Orlando Hernández.

Cuarta certeza: los grandes medios de comunicación no son medios para generar opinión o servir de intermediarios entre el Estado y la ciudadanía, son instrumentos ideológicos para defender los intereses y capitales de sus dueños.

Quinta certeza: la desconfianza de los cuentahabientes en la CNBS y en la banca nacional es tan alta que los ahorrantes prefieren llevarse su dinero a casa que dejarlo en manos de los bancos. La gente sospecha que algo peligroso oculta el sistema financiero hondureño

Sexta certeza: cuando los grupos económicos entran en conflictos de interés, los afectados son los trabajadores de las empresas. Quienes aportaron la fuerza de trabajo como fuente de riqueza, son las principales víctimas, y en la caída del grupo continental se expresa con claridad.

Séptima certeza: se ha caído un sólido eslabón de la mafia que controla el Estado, los partidos políticos y la economía hondureña. Pero no el más poderoso. La mafia sigue intacta, y mientras esa mafia siga intacta la corrupción y la impunidad también seguirán intactas. Romper la mafia sigue siendo la gran tarea.

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