Las comunidades garífunas de Honduras vienen padeciendo de presiones territoriales, que se iniciaron con la llegada de las compañías bananeras a Honduras, intensificándose a partir de la década de los años 80, cuando comenzaron las pretensiones de la elite de poder de establecer mega proyectos turísticos, específicamente en la Bahía de Tela.
El proceso de Titulación se dio inicio en el año de 1887, en la comunidad denominada actualmente como Santa Fe. Los títulos definitivos conferidos por el Estado de Honduras a a las comunidades a partir de los años 90 excluyeron sus hábitats funcionales, situación que fue aprovechada por los frentes de colonización agrícola, que se han apoderado de buena parte de nuestro territorio ancestral.
En el año 2003, a instancias del Banco Mundial, el Congreso Nacional emitió la controvertida Ley de Propiedad, con la cual se pretende finiquitar la propiedad comunitaria, y así lograr condenar a una nueva diáspora del pueblo garífuna.
Las comunidades garífunas en la actualidad confrontan una Crisis Terrritorial, como producto de las presiones por parte de empresarios turísticos, frentes de colonización agrícola, “ciudad modelo” y grupos afines al crimen organizado.
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