jueves, 14 de agosto de 2014
Apareció en la Argentina el nieto 114
Rebelión
Por Claudia Pedone y Norberto Emmerich *
Mientras el mundo se desangra en Ucrania y en Gaza, en el lejano sur “apareció el nieto 114”, un mensaje en clave argentina que allí se entiende perfectamente.
La lucha de búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo es larga y el hallazgo de nietos desaparecidos no es una noticia novedosa. Esta vez se trata del nieto de la Presidenta de las Abuelas, Estela de Carlotto, buscado desde hace más de tres décadas, en un país donde también disparaban desde un solo lado y a las víctimas se las llamaba “terroristas”.
Hay un sabor declarado a victoria, un lujo que los pueblos se dan muy de vez en cuando, en los campeonatos de fútbol o en las palizas políticas. Y vaya que esta aparición es una soberana y auténtica paliza. Ni hace falta dilucidar contra quién, ellos lo saben perfectamente. Allí, arrinconados en las redes sociales o en alguna oscura prisión, gritan histéricos por el poder perdido.
La dictadura militar fue derrotada, pero muchas de sus consecuencias y de sus personajes aún permanecen rondando, porque la historia enseña que aquellos que son herederos de los que alguna vez triunfaron, no dejan de seguir venciendo. Luchar contra la dictadura, contra sus legados, contra sus voceros, contra los intereses que aquellos interesados defendían, sepultar sus consignas de silencio y ganancias es algo que ha vuelto a despertar en Argentina.
En toda esta alegría que recorre la Argentina y el mundo circula el mensaje de que seguimos hablando del pasado porque sigue demasiado presente, porque recordar hace vivos a los pueblos y les enseña que allá en el fondo de la memoria hay tareas inconclusas que reclaman respuesta. La historia, gran economista, no repite las lecciones que los pueblos ya aprendieron bien. Solo actualiza los datos, inquieta a los poderosos y conquista nuevas mentes.
Su mamá se llamaba Laura Carlotto, estudiante de Historia de la Universidad Nacional de La Plata. Murió asesinada en cautiverio en 1978. Él se llama Ignacio Hurban, es músico, tiene 35 años y simplemente es el “nieto 114”.
* Dra. Claudia Pedone y Dr. Norberto Emmerich son Investigadores Prometeo, Quito, Ecuador
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