sábado, 23 de agosto de 2014

Cuerpo de Mujer Campo de batalla, una realidad en Honduras



Cuerpo de Mujer: Campo de batalla, una realidad en Honduras

Cuerpo de mujer, campo de batalla nos puede recordar a una consigna popular, o al famoso libro de Lilly Wolfensberger Scher, a la dictadura de Pinochet o a las guerras en todo el mundo en las que los blancos, coincidentemente suelen ser las mujeres. ¿Está sucediendo esto en la guerra no declarada que se vive en Honduras? ¿Por qué los asesinatos de mujeres y femicidios aumentan a niveles extremos?

Esta semana, mientras representantes de organizaciones de mujeres (el Foro de Mujeres por la Vida, el Centro de Derechos de Mujeres, el Centro de Estudios de la Mujer, CLADEM-Honduras, la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y JASS) estaban en Méjico presentando un informe ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la situación de violencia que viven las mujeres en Honduras, en el país se seguía disparando contra sus vidas.

Jennifer Varela Fúnez, estudiante de colegio fue encontrada en unas cañeras, asesinada. Ángela Yasmida Aguilar Andrade (33) y Dania Yadira Toledo Mejía (33), también fueron asesinadas. Las tres en San Pedro Sula, catalogada una de las ciudades más violentas del mundo. Mientras tanto en Siguatepeque, en el centro del país era asesinada por su mismo compañero, Elsa Corina Bermúdez en estado de gestación junto a su hija de 2 años.

"Las hondureñas vivimos con el terror de ser asesinadas en un país que mantiene índices de violencias similares a una guerra. En Honduras una mujer es asesinada cada 13 horas. A pesar de que en el 2013, según fuentes oficiales se redujo el número de homicidios de hombres, aumentó el de mujeres asesinadas pues la tasa pasó de 2.7 en el 2005 a 14.6 en el 2013”, expresaron las organizaciones en Méjico. La realidad siguió haciendo de las suyas en las calles de Honduras.

Jessica Sánchez, catedrática de la Universidad Autónoma de Honduras y miembro del Observatorio de la Violencia de esta institución asegura que el ambiente de militarización y precarización de la vida, está llevando al país a niveles de crueldad e irrespeto a la vida cada vez más altos.

“En ese gran contexto de militarización, de carencia de oportunidades, de justificación de la violencia tenemos esta gran cantidad de asesinatos”, dice Sánchez.

Hace dos semanas, el ministro de Seguridad, Arturo Corrales presentó ante el Congreso Nacional “los avances” en materia de seguridad en los que aseguraban haber disminuido la violencia y apuntaba directamente a la violencia intrafamiliar como la forma más común en el país.


Apenas poco tiempo después de esta disertación, una masacre fue perpetrada en Tegucigalpa, la capital de Honduras.

“El ocultamiento de información tiene que ver con limpiarse la cara y justificar el montón de dinero que se está recibiendo para seguridad. Él dice que el principal delito es violencia intrafamiliar, y sabemos que es cierto que es de los que más denuncias se captan a nivel nacional pero no sabemos si se hace seguimiento, cuántos casos de estos terminan en muertes de las mujeres. Sería interesante ver cuántos de esos casos desde que la mujer denuncia terminan en muerte. Una de las grandes falencias es la imposición de medidas cautelares y lo sabemos. El pueblo está viendo lo que está pasando, las mujeres están muriendo, y eso contrasta la información que ellos dan”, dijo la también escritora y socióloga.

A medida que una sociedad entra más en crisis, la población civil pone los muertos. Se dice que Honduras tiene una tasa de asesinatos más alta que países que están en guerra declarada. 

Pese a que en el 2013 se aprobó la figura de Femicidios en el Código Penal, a la fecha solo se han presentado 5 requerimientos fiscales por este delito y de estos únicamente uno ha sido sentenciado como tal. A la par, en los últimos seis años, la desaparición de mujeres se ha incrementado sensiblemente en un 281%.

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Los índices de impunidad estimada son del 95% en casos de violencia sexual y femicidios. Al prevalecer la impunidad, se refuerza la idea de que se puede matar a una mujer sin que ese crimen sea castigado. Con el agravante de que las autoridades aducen públicamente, como causales de estos crímenes, que las mujeres víctimas estaban involucradas en “actividades ilícitas”.

Se rompió el contrato social

“Estamos en una situación de crisis de sálvese quien pueda, antes se respetaba las mujeres, los niños , los ancianos, pero cuando se rompe el contrato social, hay mayores condiciones de pobreza, exclusión y marginación, no hay límites y eso hace que haya mayor ensañamiento contra las mujeres producto de toda esta cultura patriarcal y de violencia”, explicó Sánchez.

Esta escritora realizó un estudio en 2011 llamado “Femicidio en Honduras: Impunidad, un grito sin respuesta”, elaborado por organizaciones civiles.

En ese momento, la especialista dejó en claro que los asesinatos de mujeres en Honduras lejos de ser esclarecidos irían en aumento. El contrato social se rompió, asegura Sánchez, se rompe cada vez que hay golpes de Estado, un quiebre de la institucionalidad y cada vez que no se castiga un delito.

Jessica explicaba que también el crimen organizado representa un factor de gran peligro para las mujeres. De los casos presentados en 2010, 22 por ciento de las muertes estuvieron ligadas a actividades de sicarios o del tráfico de drogas, 13 por ciento a los “ajustes de cuentas entre bandas”, y 6.15 por ciento a robos o secuestros.

“Las mujeres son objeto del comercio sexual, la trata y actividades relacionadas con el narcotráfico”, explicó la investigadora a medios de comunicación al presentar este informe. Las mujeres involucradas en el crimen organizado son asesinadas sin contar con un puesto de poder en las bandas delincuenciales. “Se consideran simplemente portadoras de mensajes u objetos de intercambio”, apuntó.

Ahora, Sánchez reitera: las mujeres caen en esta guerra porque simbolizan vida, y no solo las matan, las violan. Porque la mujer se compara con Gaia (tierra) donde quienes dominan quieren instaurar un nuevo territorio.

“Sabemos que la violencia sexual ha crecido de forma alarmante, y ha crecido de manera que más del 80% de mujeres que denuncian son niñas entre 10 y 18 años, eso es un abuso y querer dominar el cuerpo de las mujeres desde muy temprana edad. No tenemos datos exactos de cuantas mujeres están siendo violadas, qué hacen con ellas, quiénes están sufriendo abuso y acoso sexual. Según datos del Observatorio, la violencia doméstica está creciendo, no solo en número, también cada vez hay más jovencitas de 15 años denunciando esa violencia, relaciones de pareja a esa edad, entonces no solo es el asesinato; es la agresión, el despojo, esto es lo que te pasa por vivir en este territorio, porque sos mía, sos mi propiedad.

Hay que desmontar ese dominio y control sobre el cuerpo de las mujeres, que seamos autónomas y tener una vida libre de violencia, ser protagonistas de nuestros cambios y desarrollo, de nuestro propio camino”, dijo la investigadora.

¿Qué hacer?

En la audiencia ante la CIDH, las organizaciones de mujeres y defensoras de derechos humanos exigieron al Estado de Honduras que genere cambios estructurales profundos en el sistema de justicia; cambiar el actual enfoque de la política de seguridad por uno que privilegie los derechos y adoptar las medidas necesarias para garantizar que los casos de violencia contra las mujeres sean investigados con la debida diligencia, que las personas responsables sean castigadas y las víctimas reciban reparaciones de acuerdo a las recomendaciones emitidas por esta Comisión en el Capítulo IV de su informe 2013.

En particular, la investigación de la muerte violenta de mujeres debe contar con los recursos humanos adecuados para identificar las especificidades de los crímenes contra ellas. La Unidad de Investigación de los Femicidios debe regresar a la Fiscalía de la Mujer para contribuir a reducir la impunidad. Entre otras cosas. 
Las mujeres están siendo violentadas en todos sus derechos, y el Estado actúa directamente en esta violencia con actos como la prohibición de la Píldora Anticonceptiva de Emergencia, la no investigación de los casos de feticidios y el despojo de los bienes naturales a favor de la industria extractivista en conflictos donde las mujeres son muy afectadas y agredidas.

“El contexto cambia muy rápido, cómo podemos movernos, a qué debemos apuntar en los años siguientes. Debemos salir de la acción/ reacción. Acompañar el trabajo de base desde otras perspectivas y problemáticas que se nos están presentando.

Es terrible que las mismas compañeras digan que ya no pueden salir, que nuestras hijas no pueden salir ni en bus, porque tememos que nos las secuestren, nos las maten.

Para mi es una guerra que ni siquiera está escrita. La ciudad por cárcel, el territorio por cárcel, esta realidad nos sobrepasa y tenemos que crear nuevas propuestas desde las bases y desde nuestras realidades”, concluyó Sánchez.

Las mujeres hablan


Hicimos una consulta en una red social, prometiendo anonimato, y preguntando a varias mujeres ¿qué les hacía sentir la violencia que está arrebatando la vida de las mujeres en Honduras? ¿Cuáles creen que sean las causas?
Aquí las respuestas:

* Un total irrespeto a la vida. Se da porque las mujeres están siendo utilizadas por el crimen organizado e involucrándose en actos delictivos u obligadas. La mujer es tomada como un objeto, como una posesión. No hay un plan de gobierno que proteja a la mujer,  realmente estamos desvaloradas cada vez más. Ganamos salarios menores a el de los hombres y aun haciendo el mismo tipo de trabajo, por ejemplo. 

* La violencia en Honduras no respeta género ni ningún otro factor, sin embargo siento que hay muchas mujeres que han sido asesinadas porque somos un blanco fácil y débil, al igual que los niños. También creo que hoy en día hay muchas mujeres involucradas en cosas ilegales y que puede ser un factor, con esto no quiero decir que es una razón para que mueran pero por el estilo de vida que llevan o relaciones que tienen son presa fácil de la violencia, sumado el machismo. Por último, pienso que como en Honduras no hay investigación y muchas de estas muertes quedan impunes, entonces esto se vuelve cada día más cotidiano y normal; no hay leyes importantes que protejan la vida de las mujeres o que se puedan sentir seguras en este país.

* Me siento avergonzada, indignada, abrumada; pero al mismo tiempo privilegiada y bendecida por estar sana y salva. Pienso que esta situación es la consecuencia de una sociedad desquiciada, sin institucionalidad, donde las frustraciones se desquitan en forma escalonada y las mujeres representamos el grupo más débil. El odio es la furia de los débiles. La impotencia de los machos, se desata sobre las hembras, especialmente las que más enfatizan o retan esa impotencia.

* Solo le puedo compartir que cada vez que me refiero al tema recibo mensajes de odio, el último fue el martes que estaba en un foro de tv.

* Las causas desgraciadamente nunca las sabremos a ciencia cierta porque tenemos una policía que cada día solo crece en corrupción. Me atrevería a decir que una de las causas principales es la violencia a la que estamos expuestas y expuestos, creo que también otra causa es la pobreza, quizá hay más mujeres implicadas en el crimen organizado y se trata de mujeres de todas las edades.

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