martes, 26 de agosto de 2014
Defensor de los Derechos Humanos espera un juicio en Méjico
Defensor de DDHH convertido en prisionero a la espera de justicia en Méjico
Cinco años y cinco meses han pasado desde que el hondureño Ángel Amílcar Colón Quevedo fuera detenido arbitrariamente en Tijuana, Méjico mientras pretendía cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Para Ángel ha pasado toda una vida de sufrimiento, tortura e injusticia. Actualmente las organizaciones defensoras de derechos humanos, tanto en Méjico como en Honduras están esperando que la resolución de la Procuraduría General de la República en Méjico regrese la libertad a este defensor de derechos humanos.
“Ser privado de libertad es una situación que puede volverse insoportable para cualquier ciudadano, pero ser privado de libertad en un país extranjero es peor. Este es el caso de Ángel Amílcar Colón Quevedo, un migrante hondureño que tratando de llegar a los Estados Unidos, fue presa de las redes de trata de personas”, expresa en un comunicado el Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Víctimas de la Tortura y su familiares (CPTRT), que realizó recientemente un peritaje basado en el protocolo de Estambul para comprobar las acciones de tortura a las que fue sometido Amílcar en Méjico y así lograr su liberación.
Colón Quevedo es un defensor de los derechos humanos, ex presidente de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), incluso, Quevedo litigó ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, el caso del líder garífuna Alfredo López, quien fue acusado por narcotráfico, encarcelado sin pruebas y sin derechos mínimos a la justicia en Honduras. El Estado hondureño fue condenado por este caso, en que evidentemente se tenía una intención de afectar el liderazgo garífuna que se oponía a la expropiación de sus tierras para la explotación turística.
Del peritaje médico y psicológico, que realizó el CPTRT en el caso de Amílcar, se concluyó que éste “fue sometido a tortura física y psicológica, consistente en la aplicación de métodos como: golpes, posiciones forzadas, exposición a condiciones antihigiénicas, desnudez forzada, asfixia, privación de la normal estimulación sensorial, vendaje de ojos, presenciar tortura de otras personas, humillaciones, insultos, comentarios discriminatorios en relación a su raza, entre otras prácticas de mayor gravedad que no se exponen aquí, por respeto a la intimidad de la víctima”.
El peritaje fue ratificado ante las autoridades judiciales del Estado mexicano, en una audiencia en el juzgado que conoce la causa.
Relato de terror
Ángel Amílcar, salió de Ofraneh antes de 2009. Tras esto, cayó en una crisis económica y familiar debido a que su hijo mayor estaba enfermo de cáncer y necesitaba una intervención de urgencia para salvar su vida. Ángel, desesperado salió de Honduras, rumbo a Estados Unidos apoyado por familiares que ya vivían en este país del norte.
Un coyote lo transportó hasta Tabasco, Méjico y allí lo dejó solo. Amílcar recorre 34 horas en la caja refrigerada de un tráiler hasta Méjico DF con 119 personas más. Allí lo alojan, y luego sigue avanzando con aventones de traileros. Luego llega a Tijuana, frontera con Estados Unidos, ya estaba a unos metros de cruzar el territorio mejicano, pero todo se complica cuando contacta a un traficante de personas que le dice que lo llevará a Estados Unidos. Estando allí Ángel se da cuenta que está privado de su libertad, cuando lo encierran en una casa por 4 días. Estando en este encierro es cuando llega un operativo policial de Tijuana, policías federales y estatales llegan disparando, Ángel intenta huir pero al final ellos logran su detención.
Ángel cuenta en su testimonio que cuando lo llevaban detenido, hubo un tramo de terreno baldío que lo hizo caminar de rodillas. Allí comienza un proceso de discriminación por parte de las autoridades quienes le decían: negro colombiano, seguro eres narcotraficante.
Pasan 15 horas para ponerlo ante autoridades investigadoras. En ese tiempo fue víctima de tortura tanto psicológica como física, le ponen una bolsa en la cabeza, lo golpean y hasta abusan sexualmente de él. Además es exhibido ante las demás personas detenidas y otros policías, lo hacen hacer posturas militares, limpiar las botas de militares con su saliva, se burlan de él y cuando dice que es líder garífuna lo golpean con mucha más fuerza.
A Ángel lo ponen a disposición en una base militar, en contra de toda norma de derecho interno e internacional. Allí brinda su declaración. Han pasado más de 5 años, y actualmente se encuentra privado de su libertad, en la Cárcel Federal de Máxima Seguridad, Cefereso Número 4, del municipio de Tepic, Estado de Nayarit, México, acusado de delincuencia organizada, narcotráfico y acopio de armas.
Luis Eliud Tapia Olivares, del Centro Prodh que ha llevado la defensa integral de Ángel Amílcar en Méjico nos contó esta historia, parecida a un relato de terror. Luis cuenta que Ángel, siendo un defensor de derechos humanos, lo primero que hace es pedir auxilio a Amnistía Internacional solicitándole una lista de organizaciones de derechos humanos en Méjico. En esa lista circulaba Prodh, y Ángel decidió escribirles.
Ahora, este centro dedica todas sus áreas: dirección, comunicación internacional, defensa, desarrollo, para lograr la libertad de Ángel Amílcar y la investigación de tortura que ha sufrido.
La historia de Ángel se suma a la de miles de migrantes, en muchos casos, no contadas porque la muerte llega antes que la justicia. Ángel sale de Honduras con rumbo a Estados Unidos como los dos hondureños que cada 15 minutos parten, huyendo de la pobreza y la violencia.
“Ángel es víctima de varias violaciones a sus derechos, no tiene asistencia consular durante su declaración, cuando habla hacen que se auto incrimine aduciendo que sí había delitos en el camino, y luego nosotros consideramos que su especial situación de vulnerabilidad es por su condición de migrante y de afrodescendiente, sin ninguna prueba de que Ángel haya participado en una acción delictiva. Amnistía internacional lo nombró recientemente preso de consciencia porque su criminalización es eso: ser migrante y afrodescendiente”, explicó Luis Eluid.
Uno de los periódicos más importantes en el mundo tituló el 23 de julio de este año: Negro, hondureño y migrante: los tres delitos de Ángel Amílcar.A partir de allí, los medios de comunicación a nivel global han difundido esta historia, esperando que se llegue a la liberación de Amílcar quien ya no podrá siquiera abrazar a su primogénito aquejado por el cáncer, pues murió durante su cautiverio, al igual que su madre y su tía.
Su abogado defensor, Luis Eliud del Centro Prodh cuenta que cuando se comunica con su pareja, finalmente, Ángel se da cuenta que su hijo por quien había viajado murió. Su madre y su tía también mueren, y no tuvo derecho a comunicarse con su familia, él ha estado completamente aislado, su situación de migrante le ha complicado la situación y su vida misma.
“El estado hondureño lo visita por primera vez cuando ya está en la cárcel, al cónsul de San Luis, Potosí no le ha faltado voluntad para hacer su trabajo pero al Estado de Honduras sí le falta una política de no olvidarse de sus compatriotas cuando ya están en Méjico. Méjico es donde hay más migrantes hondureños en el mundo y no puede ser que un cónsul se encargue de 13 estados de Méjico él solo, porque solo tiene una secretaria que no se mueve de la oficina. Tiene que ir a recoger restos humanos, visitando mutilados, asistencias consulares, debido a violaciones de ddhh imputables al Estado mejicano y sus autoridades. Es una política de Estado de Honduras de no asistir a sus connacionales fuera del país”, condenó el abogado.
El centro Prodh junto al CPTRT en Honduras anunció que esta es la última etapa, ya solicitaron el cierre de pruebas. “La pelota está en la cancha de la Procuraduría que puede desistirse de la acusación o el juez puede absolverlo, ojalá salga, no hay ninguna prueba para que sea condenado”, concluyó Tapia Olivares.
Exigen su liberación
La fundación hondureña Martin Luther King Jr. solicitó las autoridades del gobierno de México que cese la discriminación racial y las violaciones a los derechos humanos contra los hondureños que transitan por ese país con destino a Estados Unidos de América.
A través de un comunicado entregado al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras, Roberto Herrera Cáceres, los representantes de la organización también piden a las autoridades mexicanas que retiren los cargos y liberen al hondureño garífuna Ángel Amílcar Colón, encarcelado en ese país desde marzo del 2009.
La Fundación, integrada por miembros de la comunidad garífuna, solicitó que se investiguen las denuncias de tortura, discriminación racial y otras violaciones cometidas contra Colón.
Además, piden la intervención de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, con sede en Washington, y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para que investiguen el caso de Amílcar Colón y formulen a las autoridades mexicanas las recomendaciones.
El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera, instó también el 5 de agosto a la Procuraduría General de la República de México que valore las pruebas y retire los cargos contra el migrante hondureño Ángel Amílcar Colón, detenido en Tijuana desde marzo del 2009, por el delito de delincuencia organizada.
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