jueves, 28 de agosto de 2014

Hay que replantear la familia a un círculo más íntimo, según Jessica Sánchez



Hay que replantear la familia a un círculo más colectivo, según socióloga

El día 5 de septiembre de 1991 los Obispos de Honduras publicaron una carta pastoral sobre “Identidad y misión de la Familia”. En esa carta aconsejaban que se estableciera en el país el mes de agosto como el “mes del Matrimonio y la Familia”. Es por eso que en este tiempo se han consolidado diversas iniciativas y actividades en todas las diócesis del país, de manera que en el ámbito de la Iglesia Católica el mes de agosto es ampliamente conocido, celebrado y vivido como el “mes del Matrimonio y la Familia”. 

Para hablar y reflexionar sobre este tema, A Mecate Corto (AMC) habló con la licenciada Jessica Sánchez (JS), ella es escritora, feminista y catedrática universitaria.

AMC. ¿Cómo definiría la familia usted?
JS. Mire el debate sobre la familia es largo no, y aquí suspiro… porque se ha pensado que la familia ideal es la familia nuclear: papá, mamá, hijitos, perro, gatos y algunas gallinas, pero nuestra familia real, la que tenemos en nuestras casas no corresponde a ese ideario. Tenemos un gran número de hogares “jefeados” por madres. ¿Cuántos de los que nos leen no han sido criados por una madre soltera que los ha sacado adelante con una figura de un padre; y mucho padre migrante que si bien ha aportado económicamente a la familia pues no ha estado presente. Está la figura también de los niños y niñas que crecen solos (o mejor dicho con la abuela) con tíos u otro círculo familiar.


Estamos ante un proceso de crisis precisamente de estas familias, la misma pobreza obliga a las mujeres y hombres a migrar, pero en el caso de las mujeres, ellas se llevan  a sus hijos e hijas  porque es un deseo humano, ¿qué madre no quiere llevarse a sus hijos a un futuro mejor? En el contexto de violencia que estamos viviendo, entonces yo siento que el ideal que debemos tener de familia debe ser muy acorde con la realidad que estamos viviendo, preguntarnos si en realidad  ese ideal de familia es posible, ese que nos ha vendido los medios de comunicación y hasta el  mismo gobierno.

AMC. ¿Cuáles son los elementos que han influido a que tengamos una familia en esas condiciones?
JS. Pues yo creo que la familia hondureña, centroamericana, nunca fue ese modelo de familia nuclear. Yo me acuerdo de mi familia en Santa Bárbara y otra que tengo en Perú, familia latinoamericana, y era una familia compuesta así, compuesta de mamá, papá de hermanos pero también de todo un círculo familiar, la abuela era muy presente, las tías eran muy presentes, entonces cuando la mamá no podía porque estaba trabajando, la abuela se hacía cargo, es decir era un núcleo familiar que estaba muy conformado alrededor del área rural. Eso se ha ido desintegrando a favor de todo este sistema capitalista que privilegia el área urbana, entonces a nosotros ya no nos gusta vivir en el campo y lógico porque las oportunidades se dan en el área urbana. 
¿Qué nos queda en el campo? Con malas condiciones, pues sembrar milpa. Entonces no hay oportunidades ni hay opciones de vida para la gente del campo, de esta familia que estamos hablando.

AMC. La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad, y como tal, tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado, ¿cómo está atendiendo a la familia el Estado?
JS. Para mí y para muchos que nos están leyendo, no la está atendiendo integralmente, no basta con decir o impulsar un programa como “Con chamba vivís mejor” y con eso se le soluciona el problema a la familia; porque el problema de la familia hondureña siendo realista, es el tema de la violencia, y violencia en nuestras casas, violencia de los hombres hacia las mujeres, violencia hacia los niños y niñas y violencia en general, y no es la solución la Policía Militar o más armas.
¿Qué pasa cuando hay más armas o si yo tengo una arma? Corro el riesgo de que al enojarme utilice esa arma que generalmente son armas de fuego. Entonces vemos como los índices de violencia han ido creciendo. El estado debería trabajar en una cultura de no violencia, en una cultura de paz, una cultura de amor. Porque también hay que ver la familia así como una unidad, pero también con sus diferentes componentes que necesitan atenciones diferentes. 
Tengo una crítica sobre ese sistema  de Guardianes de la Patria que es como otra gran familia, la familia del ejército. Nuestra familia también es nuestra patria, pero hay que preguntarnos qué patria queremos, si una patria militarizada, una patria donde no podamos disfrutar de los espacios públicos.

AMC. ¿De qué son expresión los problemas de la familia?
JS. De una sociedad en crisis, estamos en crisis. Hay una corriente que dice “es la falta de valores”, pero la falta de valores está cimentada sobre la inseguridad. Si usted está seguro emocionalmente, afectivamente, financieramente, los valores se cimentan, pero si usted tiene que competir por su sobrevivencia, ahí se pierden los valores porque en este sistema capitalista, neoliberal, patriarcal, es la sobrevivencia del más fuerte, del que mete más el codo, el que avasalla más a los demás, en el sentido no de una fuerza interior, sino de una fuerza violenta, que  antepone  los intereses individuales   a los intereses colectivos.

AMC. ¿Si no es crisis de valores es una crisis política?
JS. Sí, yo creo que es una crisis política; acordémonos que todo es político, y los valores son políticos.  


AMC. ¿Cómo se puede echar hacia atrás todo lo que ha venido atentando contra la existencia de una familia unida?
JS. Yo creo que hay que seguir apostando neciamente hacia la construcción de la paz y el amor, y eso no quiere decir que bajemos la cabeza y que no protestemos, quiere decir, seguir insistiendo en estos espacios colectivos, talvez  no retroceder, sino avanzar. Yo creo que muchos y muchas soñamos con un futuro en el que nuestros hijos e hijas sean libres. 

AMC. ¿Cómo se ha modificado la familia a raíz del fenómeno de la migración?
JS. Yo no sé si puede hablar de familia en este escenario, son familias desintegradas. A mí no me gusta hablar de la familia ideal o de la familia integrada, porque creo que no es un concepto que existe en la realidad. Este tema de la migración lo que ha venido a dejar como visible es la desprotección del propio Estado  hacia esa familia que dice proteger. 

AMC. ¿Por qué cada día vemos a tantas jóvenes adolescentes embarazadas?
JS. Primero decir que no es cierto que las adolescentes embarazadas provienen de hogares desintegrados, es un factor mínimo. Los datos nos dicen que más del 80 % de mujeres que llegan medicina forense por casos de violencia sexual, son niñas, adolescentes, abusadas dentro de sus casas, por familiares. Por otro lado es la educación sexual, porque está casi prohibida la educación sexual en los colegios y escuelas, entonces la niña o joven no se está dando cuenta cuando es víctima de abuso sexual, no tiene capacidad de decidir. 

AMC. ¿Cuál es el papel que actualmente juega la iglesia con respecto a la familia?
JS. La iglesia en Honduras ha tenido una actitud muy conservadora, apoyó la prohibición de la Píldora de anticoncepción de Emergencia, sabiendo que hay violaciones, por ejemplo.  

AMC. ¿Cuál sería el aporte más importante de la iglesia para la familia?
JS. Nosotros aspiramos a una iglesia que comparta, una iglesia que proteja a sus integrantes, una iglesia que no tenga que ver con grandes templos, sino con la práctica comunitaria y del buen vivir. 

AMC. ¿Cómo podemos formar una familia unida y con valores bien cimentados?
JS. Debemos replantearnos el concepto de familia, yo sé que muchas familias en estos momentos estamos en la sobrevivencia, somos una sociedad en crisis, somos una familia en crisis, debemos tener mucha paciencia y humildad porque estamos viviendo tiempos difíciles, lo importante si no desesperarnos. 

En estos momentos el mejor aporte es el tejido solidario, unificarnos con otras familias, compartir el pan, los problemas, las dificultades, pero también la esperanza.

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