martes, 10 de diciembre de 2013
Nuevos protagonismos
Por Julio Escoto
Con todo y las probadas irregularidades del proceso electoral, es innegable que vivimos tiempos interesantes, diría que saltos políticos interesantes. Tras una asamblea legislativa corrupta y nivelada por el soborno, asumirá en enero próximo otra distinta y constituida con representantes de diversos proyectos ideológicos: desde el tradicionalismo liberal a una masa fresca que ni necesitó cuajar para hacerse presente y que es el Pac, hasta las propuestas progresistas de LibRe y el conservadurismo fanático del partido azul.
De igual forma, la composición ética del mismo ente legislativo parece transformarse, por lo menos en primera intención: ingresan diputados sin previa experiencia burocrática ni administrativa y por ende si no más puros menos contaminados, aún no viciados por la coima, quienes alinearán las curules junto a experimentados y desprestigiados coyotes de la maniobra y el chanchullo, de sesiones de medianoche y jugosos negocios con el Estado, que es decir de un pasado hondureño que agoniza y que resiste morir.
Entre ellos medrarán los ratones del chingaste político, como llamó un analista a los partidos pequeños, hoy microscópicos, que si tuvieran vergüenza cerrarían ellos mismos sus tiangues para abrirlos jamás.
El nuevo mural político –colorido vitral de los templos del porvenir– deberá aportar algo sustantivo, cual es quitar al zorro lo que el zorro robó, particularmente retrotrayendo a su condición original de propiedad colectiva los bienes y recursos naturales del Estado, para lo que deberá renegociar los compromisos formalizados con ellos y procurar óptimos beneficios para el país; emprender una vasta revisión de los obvios actos corruptos de la presente administración y, esencialmente, instaurar en el Legislativo una nueva moral, honestos estilos de gobierno. La próxima cámara congresional podrá, si amerita, aplicar juicio político a quienes emplearon fraude para acceder al solio o convocar a la renovación absoluta del estamento constitutivo mediante órganos especializados que, como la constituyente, expresen en profundidad al máximo soberano. Lo que por su composición y peso numérico puede hacer esa siguiente autoridad legislativa está fuera de duda; lo que queda por ver es si tendrá carácter para emprenderlo.
Tal caleidoscopio ideológico deberá resistir severas presiones. La primera será el engrase monetario con que procurarán torcerle la voluntad los grupos poderosos acostumbrados a silenciar conciencias y cuyo presupuesto deformatorio, obtenido a base de comisiones ilegales y venta del patrimonio nacional, es abundante. Lo segundo será la intervención de ciertos gobiernos y de sus instancias oficiales, graciosamente ofrecidos para “educar” en democracia y procedimientos parlamentarios pero bajo cuya enseñanza se oculta el áspid de la seducción. Y lo tercero será el vicio repetido de los partidos centenarios, acostumbrados a hacer lo mismo, a operar con mentira y engaño, a negociar de espaldas al pueblo y a mentalizar todo desde los cristales del poder y el dinero. Mil tentaciones soportará ese conglomerado legislativo pero entre todas la más grave será una: traicionarse a él mismo, que sería traicionar las esperanzas de la nación.
Para conservarse proba la augusta cámara deberá acorazarse, pues la oligarquía es desafecta a la honestidad. A la quinta muestra de pureza arribará el zarpazo en forma de cierre del establecimiento congresional, de convocatoria a nuevas elecciones o incluso a la falsa constituyente, por lo que su desempeño deberá ejercerse en el tinglado graso de un arenero de intereses locales y transnacionales dispuestos no solo a comprar sino a matar. Tan riesgosa tarea asumirán los noveles legisladores que pueden saludar de entrada: ¡Ave Parca!, quienes vienen a cumplir te saludan…
Eso suponiendo que sea así, que estas letras no se estén empantanando en la ilusión. O que por el porrazo del fraude traten de encontrar compensación subjetiva. Pero no, todavía hay hondureños nobles, herederos de Valle, Cabañas y Morazán en quienes podemos cifrar fe. Saludemos la posible era de rescate que se inicia y en la que nuevos protagonismos se ofrecen.
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