jueves, 19 de diciembre de 2013
Amor, verdad y justicia
Por Juan Almendares
Me encontraba en la Universidad Nacional Autónoma de México en un intercambio, cuando fui notificado del fallecimiento de María Gertrudis Lanza viuda de Becerra, el 5 de diciembre del 2014; defensora de los derechos humanos; madre de Eduardo Becerra Lanza, Secretario General de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUH), quien fue secuestrado, torturado y asesinado el primero de agosto de 1982; por defender los derechos humanos, la paz y la justicia centroamericana. Sentí profundo pesar por la muerte de una luchadora por la defensa de los derechos humanos y por no poder asistir a las honras fúnebres en Honduras.
En las paginas de la memoria de los derechos humanos; escrita con el lenguaje del sufrimiento, no se puede ignorar ni suprimir el nombre de María Gertrudis, de su esposo Roberto Becerra, de sus hijos e hijas: Eduardo, Roberto, Nora, Longino, Rosario, Rebeca y del insigne escritor e historiador Longino Becerra, quien escribió el libro testimonial sobre el martirio de Eduardo: “Cuando las tarántulas atacan”.
María Gertrudis, es una de las fundadoras del Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH). Ella corresponde a aquellos seres de alma prístina, honestidad y compromiso intachable que lucharon por la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad que produjeron y siguen generando las viejas y nuevas Doctrinas de la Seguridad Nacional cuyos autores materiales e intelectuales, reproductores del sistema capitalista torturaron, desaparecieron y asesinaron a nuestros mártires: héroes y heroínas de los procesos de descolonización y liberación de Honduras y los pueblos de America Latina.
Gertrudis Becerra y su familia han contribuido en forma significativa a la defensa de los derechos humanos, en la libertad de expresión. Su testimonio de honestidad, firmeza son ejemplares para todos y todas que luchan por la transformación y justicia social en Honduras. Por su compromiso han sido objeto de persecución, amenazas a muerte tortura física y psicológica.
Tuve la honra de haber conocido a Gertrudis, Roberto, los hermanos y hermanas de Eduardo y haber sido alumno del escritor Longino Becerra. El recuerdo de Gertrudis, de Eduardo y toda la familia; siempre ha sacudido mi conciencia y como dice el novelista Saramago: ”No se puede vivir sin memoria” y “La alternativa al neoliberalismo es la conciencia”.
El heroísmo y el amor por la paz, la justicia y los derechos humanos de Gertrudis y Roberto se reflejaron siempre en el temple moral de su hijos e hijas: En su ultimo discurso Eduardo Lanza dijo: “Siempre hemos condenado la carrera armamentista porque la misma no sólo ha sido impuesta a estos pueblos por los grandes consorcios ligados a la industria de la guerra, sino que la misma constituye un serio peligro para la vida de los pueblos, puesto que los sectores fascistas e imperialistas se vuelven prepotentes e invencibles y amenazan constantemente a las masas populares con la represión y la intervención armada”
Estas sabias reflexiones de Eduardo pronunciadas en 1982, tiene contenido de realidad en el siglo XXI cuando Honduras es uno de los países donde el sistema capitalista es mas violento y depredador de las conciencias y de nuestro territorio.”
El martirio de Gertrudis, Roberto y la familia Becerra, en su camino por la verdad y la justicia me hacen recordar a Gandhi cuando expresó: ”Quien busca la verdad debe superar todos esos temores y otros muchos; debe estar dispuesto a sacrificar todo por la verdad”
No me cabe ninguna duda que Gertrudis, Roberto y la Madre Tierra gestaron a uno de los más grandes símbolos de la juventud heroica de América Latina
El corazón tierno, generoso y solidario de Eduardo se sintetiza en aquella expresión del Che Guevara: “Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario.”
Abrazo en estos momentos de dolor a la familia Lanza Becerra. No se puede vivir sin memoria y sin luchar por transformar las condiciones que desgarran y aniquilan la vida, la dignidad histórica y la cultura de nuestros pueblos de América Latina.
Eduardo si hay algo que he cultivado de tus enseñanzas y legado histórico, es ser genuino en el compromiso, la verdad y en ser insobornable ante los encantos perversos de la oligarquía y el capital financiero internacional.
Tegucigalpa diciembre 2013
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