martes, 2 de julio de 2013

La encrucijada del statu quo



Por Efrén D. Falcon

Cada vez más personas entienden que si se quiere tener un reflejo más confiable de la realidad nacional, en cuanto a medios impresos se refiere, por desgracia, deben limitarse a un solo diario, el que Ud. ahora lee. Después de lo aprendido en los últimos años, está claro que los otros tres diarios de circulación nacional tienen agendas severamente reñidas con la objetividad. El caso es que repasar el contenido de un diario basta para que nos enteremos de la terrible situación general que atraviesa el país: graves crisis sanitarias, finanzas estatales al borde del colapso, secuestro de periodistas, huelgas, la corrupción como protagonista, asesinatos brutales, vil dilapidación de fondos públicos en campañas políticas, renuncias forzadas de fiscales abyectos y cínicos, etc. Solamente con intentar analizar uno de estos temas basta para caer en una franca depresión existencial.

No puedo negar que de alguna manera el posicionamiento de LibRe y de su candidata presidencial, en todas las encuestas hechas públicas, y las privadas, va más allá de mis mejores expectativas, igual sucede con el PAC. ¿Por qué? porque sostengo que Honduras es un país conservador cuyos habitantes suelen verse en el espejismo del sueño estadounidense; porque existe una desinformación, una tergiversación y una mala intención abrumadoras en el manejo de la información y en la creación de opinión dentro de casi todos los medios de comunicación, siem-pre a favor del statu quo. Y no obstante, LibRe, antítesis del conservadurismo criollo, cada día engrosa sus filas, y la intención de voto a favor de Xiomara Castro no deja de crecer.

Para muchos hondureños LibRe representa cambio. Y vistas las trágicas circunstancias que atraviesa el país, la necesidad de cambio se ha convertido en un urgente clamor popular. Y en semejante situación, no importa lo que inventen o intenten gente como JOH, o cualquier otro vocero del statu quo, porque la población entiende, hasta por intuición, que es materialmente imposible que el cambio provenga de los mismos que intentan detenerlo a toda costa, para seguir gobernando con agendas ajenas al bienestar público.

Para otros, quizá más conscientes de la gravedad económica, política y social, LibRe no representa precisamente el rápido cambio que las mayorías esperan, probablemente porque acaso entienden que a lo sumo lo que LibRe podrá hacer, hecho gobierno, es dar algunos importantes pasos hacia adelante, algunos firmes y otros no tanto, en virtud del caos que encontrará en todos los niveles del andamiaje gubernamental, y quizá aún más grave, del fabuloso poder económico y político que seguirán ostentando los consabidos grupúsculos de interés privado.

Es importante entender que ese orden de cosas, ese dañino statu quo, no abdicará ni desaparecerá con la derrota en las urnas de sus caros representantes políticos. Por supuesto, entre más grande sea la derrota electoral, más debilitada quedará la tupida red de los poderes fácticos, pero seguirá activa. También es importante entender que para que el país pueda moverse con mayor firmeza hacia el futuro, es indispensable que desde ya, sin que ello signifique asar la liebre antes de atraparla, se genere un dialogo serio y maduro con el empresariado ―incluso con la pacotilla golpista―, con los caudillos políticos del bipartidismo, con la embajada estadounidense, cuya influencia es insoslayable, y hasta con la iglesia. Y esas posturas puristas que han llevado a muchos a criticar al ex presidente Zelaya por sentarse en la misma mesa y estrechar la mano de Vásquez Velásquez, deben dejarse de lado, porque un país no se levanta con exclusiones, ni con sectarismos, y mucho menos con resentimientos. En su momento, cuando se logre despolitizar el Poder Judicial, en un nuevo orden, llegará la hora de impartir justicia.

El próximo gobierno no puede permitirse protagonizar una guerra entre grupos de poder e influencia, porque tal extremo lo distraería por completo de su verdadera labor, que ya de por sí deberá ser heroica. Por supuesto, del otro lado deben desaparecer las actitudes prepotentes de aquellos potentados que se proclaman con sus actos como una especie de propietarios del país, porque lo contrario será su perdición.

Finalmente, hay algo más que LibRe puede representar ante la desesperada población. De una manera o de otra, la presencia de una dama a la cabeza de las encuestas ―que por primera vez en nuestra historia tiene posibilidades reales de convertirse en la primera mujer elevada a la presidencia del país―, genera una fresca oleada de esperanza. Es más, la presencia en su fórmula presidencial, como designada, de otra valiente y capaz dama, Juliette Handal, no hace más que sumar esperanzas al panorama. Amén.

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