sábado, 13 de julio de 2013

Valorizar la vida


Radio Progreso

Foto: Movilización 28 de junio de 2013. San Pedro Sula.
“Todo individuo tiene derecho a la vida, la libertad y a la seguridad”, artículo 3 de la declaración Universal de los derechos humanos. ¿Cómo se puede garantizar el derecho fundamental a vivir en un país donde la muerte y la sangre se convirtieron en la convivencia cotidiana?

En Honduras el valor de la vida perdió todo sentido. Son los grupos oscuros y la ley de los fuertes que deciden y manipulan la vida de la ciudadanía. Ocupar los primeros lugares de las naciones más violentas del planeta nos revela una clara realidad: la institucionalidad se esfumó y es incapaz de implementar leyes, políticas y programas que garanticen la vida de la gente. Sus acciones van encaminadas a sembrar incertidumbres y terrores.

Anunciar con bombos y platillos y en una cadena nacional de radio y televisión la reducción de la tasa de la criminalidad, un día cuando únicamente en el departamento de Cortés se hallaron 7 cuerpos sin vidas, y sin una palabra de la policía quien se llama al silencio tras el bozal impuesto por el comisionado Arturo Corrales, es para muchos sectores el mayor de los descaros de este gobierno que prometió seguridad y empleo y hasta el momento el país sigue atrapado entre la criminalidad y el desempleo.

Hacemos eco de la posición de la Diócesis de San Pedro Sula, cuando su obispo Monseñor Ángel Garachana, dijo que espera que el anuncio de reducción de homicidios hecho por el gobierno no sean datos camuflados con el fin de seguir engañando a la población. Monseñor Garachana reiteró que aunque fuera cierto que han disminuido unos cuantos puntos la tasa de homicidios nadie debería estar orgulloso de tener una tasa de 80 homicidios por cada cien mil habitantes, lo que es considerado una pandemia.

En la práctica el anunció se contrapone con la realidad de miedos e inseguridades con la que vive la gente en sus comunidades. Las extorciones, asaltos, asesinatos y la desconfianza a la policía, y con justa razón porque el famoso proceso de depuración sigue estancado, son los verdugos de la ciudadanía.

Valorizar la vida de la gente requiere de reformas y cambios a la estructura del sector justicia. Únicamente podemos hablar de reducción en los actos criminales si todo el aparato policial, de investigación, fiscalía y la Corte de Justicia se arrebatan de manos de los políticos y de los grupos de oscuros y se convierten en fieles representantes de los intereses de las grandes mayorías.

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