lunes, 27 de julio de 2020

Del océano al rocío corruptos



El poder absoluto ha corrompido absolutamente a la mafia cachureca y liberal que mantiene al pueblo hondureño manos arriba, con el apoyo de mercenarios uniformados.

Están robando todo, están asaltando a gran escala, y ya no se esconden de nadie. Es un atraco multi-millonario junto al BID, el Banco Mundial, el Fondo Monetario, y ustedes ya conocen la lista que sigue: los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea que respaldan esta basura.

Esta generación de rateros disfrazados de narcos honorables está convencida que ningún Estado quiebra, por destruido y miserable que se encuentre después de un cataclismo, un huracán, una erupción volcánica en cadena, una tempestad desbordante, una guerra, un golpe de Estado o una pandemia.

El hecho de ser reconocido por la ONU le garantiza a cada Estado parte una personalidad jurídica que lo hace sujeto de crédito y endeudarlo es el deporte favorito de las mafias incluidas las corporaciones financieras y las transnacionales diversas, que se hacen pagar los empréstitos con recursos naturales, mujeres, niños, cocaína, heroína, con iglesias o con hospitales de guerra sobrevalorados.

El sábado pasado nos ocupamos un poco como casi todos en Honduras del atraque del famoso barco turco a las aguas profundas de Puerto Cortés, en el Océano Atlántico. Los turcos, expertos en la fabricación de armas, estructuras metálicas y hospitales de guerra, fueron contactados por la élite corrupta de Honduras y de Miami. Hicieron negocios.

Pero a este momento, cinco meses después de iniciada la crisis mortal, es imposible encontrar una explicación lógica a lo que está pasando en medio de la pandemia, en medio del llanto por la muerte de seres queridos y por el estrés de la masacre laboral.

Una operación de compra iniciada en marzo por el Estado de Honduras, a través de su mafia local de corruptos en alianza con la mafia internacional de Miami, debió haber concluido en junio con 7 hospitales instalados a un precio de 2.5 millones de dólares cada uno.

Pero de esos 7 hospitales sólo llegaron 2 armatostes la semana pasada con facturas adulteradas en relación al precio original acordado. Y no fueron adulteradas por los fabricantes, sino por los intermediarios incluida la empresa estatal inversiones de Honduras.

En este momento, cada uno de los dos hospitales de guerra retenidos en las aduanas de Puerto Cortés, tiene un precio de 7.5 millones de dólares estadounidenses; en total, una sobrevaloración de casi 11 millones de dólares estadounidenses.

El Estado de Honduras ya pagó casi 50 millones de dólares por esos hospitales que sólo existen en facturas y en la mente perversa de los cobardes que deberían ser incinerados en plaza pública, porque la corrupción mata. No sólo detiene el desarrollo de un país. Mata a la gente.

De no haber sido por la información oportuna de Adolfo Facussé, el representante diplomático de Turquía en Honduras, la operación habría pasado inadvertida en medio de la pandemia. La papelería ha sido trastocada para justificar un cachimbo de pisto desviado a otros destinos.

En este momento, sobre los cadáveres de casi 1000 víctimas de la pandemia de los corruptos, esto de los hospitales es un escándalo que pasó de Marco Bográn a Rocío Tábora la ministra de finanzas, y de ella directamente al jefe de todos los bandidos, el Sicimite del Rio Grande.

Quisiera, antes de proseguir, que escuchemos juntos este audio de la psicóloga Rocío Tábora, copaneca que estudió política en la U Católica de Santiago de Chile con apoyo del cardenal Rodríguez, y que empezó a militar kachureca con Maduro y Consenza, desde el PNUD donde trabajaba en 1995.

Es un audio que revela en parte las implicaciones de esto que está pasando en medio de la muerte por el virus y la desesperación general de incertidumbre, caldo perfecto para los cazadores malditos.

Es un audio divulgado por Radio América originalmente, replicado en redes sociales, y escuchado aquí en Voces Contra el Olvido. Es sin duda una llamada intervenida por los militares o divulgada por el querido Marco, para sacudirse la mosca de la oreja.

Es la gráfica de los negocios, la cadena según la cual todo está centrado en INVEST-H, la empresa estatal de los negocios privados disfrazados de públicos. Si el Estado va a comprar, sólo nosotros podemos comprar dice la ministra de finanzas. Y el indómito controla los chanchos y las mazorcas.

¿Ustedes vieron el tuwiter del impostor ayer viernes quejándose porque los tales hospitales no salen de aduana mientras la gente se muere? Cínico, juega a diferir las responsabilidades en la maraña, y a culpar a otros de su propio juego macabro.

Esta es la Honduras que debate la corrupción de unos salvajes que controlan el Estado como su chiquero.

Frente a esta pandemia ética que carcome el cuerpo de la mafia política hondureña, el pueblo ha empezado a salir de su encierro en algunas ciudades, Tegucigalpa, La Esperanza y Santa Rosa de Copán, por ejemplo.

Lamentablemente, San Pedro Sula, Santa Bárbara y Choluteca, escenarios potentes de la resistencia social, están bajo ataque actualmente, confinados por el aumento de los contagios, criminalizados por su lucha, bajo vigilancia militar.

Sin embargo, a pesar de la represión que suma víctimas de activistas sociales y defensores de derechos humanos esta semana, el mensaje central sigue fluyendo: ¿dónde está el dinero, ratas? Y las manifestaciones seguirán, de manera simbólica en las esquinas y en vehículos en caravana.

El pueblo de Honduras nunca como ahora estuvo desafiado a enfrentar a toda una generación de gentes perversas que sabemos bien quiénes son y dónde están. Pero el día del pueblo llegará y cuando eso ocurra no sabrán dónde meterse. Y van a saber qué es el miedo y la incertidumbre que hoy se sufre de este lado.

Nosotros como organización de derechos humanos no podemos hacer llamados a la intolerancia ni a la justicia por la propia mano, pero estamos obligadas a acompañar las angustias del pueblo que no soporta más.

Los días de incertidumbre agravada que están por venir no serán resueltos con represión ni con sacos solidarios que ya días no circulan. Ni con mentiras de iglesias, televisoras y periódicos. Para esos días necesitaremos coraje, estar juntas y unirnos de verdad para ordenar la casa.

Los ladrones y los corruptos no entrarán al reino del perdón, y sus madres y descendientes sufrirán la pena de sus actos aquí en esta vida. Palabras de la Plaza de los Desaparecidos. Así sea.

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