viernes, 17 de julio de 2020
Una fotografía, muchas tareas
Cuando nadie se lo esperaba y apenas se terminaba el trabajo de campo de este estudio llegó en silencio el Coronavirus y poco a poco se fue transformando en un torbellino que fue desnudando todo lo que encontró a su paso. Desnudó el deterioro del sistema de salud público después de décadas de desmantelamiento, de reducción del presupuesto y politización, y deja constancia del talante de los tomadores de decisión en la actual pandemia.
La desconfianza institucional en el gobierno es un elemento que se ha medido en la última década y se expresa en la evaluación de qué tan transparente fue el gobierno en el último año, encontramos que el 71.6 manifestó que actuó con poca o nada transparencia, mientras que para el 27.4 por ciento sí lo hizo. Más dramático es el dato de que 8 de cada 10 hondureños y hondureñas (79.2%) creen que la corrupción está muy extendida en el gobierno central.
Dentro del Congreso Nacional el partido político con mayor número de diputados es el partido Nacional, eso significa que su papel es determinante para decidir qué iniciativas de ley pasan y cuáles no, y han sido estos los mismos que han propuesto y aprobado los millonarios fondos para la atención de la emergencia para la pandemia. Cuando se preguntó a la población sobre la actuación de dicho partido el 58.6 por ciento manifestó que mala o muy mala, el 16.4 por ciento dijo que regular, mientras que el 23 por ciento dijo que la actuación fue buena o muy buena.
La desconfianza en el gobierno central y la certeza de que la corrupción está extendida en esa instancia, se expresan de manera clara en la nota de 3.69 que le asignó la población a Juan Orlando Hernández por su desempeño en el último año de gestión, sobre en una escala de 0 a 10. Esta baja calificación está relacionada con la participación de la JOH y su hermano en asuntos del narcotráfico, con su participación en el saqueo a instituciones públicas y con las fuertes violaciones a los derechos humanos en su gestión.
Una de las consecuencias de la crisis económica es la falta de oportunidades y aumento de la población empobrecida, y en ese sentido el 72.6 por ciento del pueblo hondureño considera que en 2019 la pobreza aumentó, un 17.5 por ciento manifestó que sigue igual, mientras que solo un 9.4 por ciento cree que disminuyó.
La suma de todos los datos del sondeo que presentó el ERIC-SJ, representa una oportunidad para repensar la construcción de democracia y Estado de derecho, ya que es evidente el escaso interés de la población en la política y en la participación de los asuntos públicos del país. Al tiempo nos advierten que la gran tarea para la década que comenzamos es la construcción de una nueva cultura política ciudadana donde la política, los asuntos públicos y la participación en todo el tejido organizativo debe marcar la cotidianidad de las grandes mayorías, de lo contrario nos condenamos a vivir en los encierros de siempre.
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