sábado, 4 de enero de 2020
Los desinformativos de La Sexta
Rebelión
Por Antonio Campuzano
Son cortos, pero bien aprovechados. La estrategia que siguen estos días es bastante conocida pero no por eso dejan de utilizarla.
Naomi Klein denunciaba en 2007 en su libro “La doctrina del Shock” como el neoliberalismo utiliza el terror para imponer sus políticas económicas a favor de los ricos. Con su marido, documentalista, hicieron un documental con el mismo nombre.
Estas políticas se ensayaron en Chile tras el golpe de Pinochet en 1973 y en Argentina en el golpe militar de Videla. Después, fueron adoptadas por Reagan y Thatcher. Los resultados de Chile nos los están mostrando las semanas de agitación ciudadana que protesta por el expolio y la represión sangrienta de policía y ejército. En Argentina terminaron las revueltas con la caída del presidente anterior.
Siguiendo los parámetros de las guerras de 5ª generación, ahora están usando esta estrategia muchos medios informativos para culpar a la población del cambio climático, ya que las verdaderas culpables, las grandes corporaciones, han decidido echarle la culpa a los demás por medio de estos aparatos de propaganda.
La Sexta ha elegido un logotipo tremendista que aparece en sus informativos y en otros programas como el Intermedio. En el informativo de mediodía de ayer echaban la culpa a las vacas y hoy nos acusan a todos de ducharnos demasiado y de usar ropa que consume demasiada agua. Si la ropa necesita mucho agua será culpa de los fabricantes, no de los ususarios, porque el mercado está dirigido por la oferta, no por la demanda, pero accionistas y anunciantes deben quedar a salvo, así que la opción es acojonar a la audiencia para que asuma culpas que en muy pequeña proporción le pertenecen.
TVE1 ha sido más inteligente y profesional. Aunque tampoco denuncie a los culpables, ha mostrado la experiencia en positivo del alumnado de un instituto público de la sierra madrileña.
En general, las televisiones cuentan lo que pasa a su manera pero sin culpar a nadie, salvo en el caso de crímenes individuales, siempre que se puedan achacar a “delincuentes comunes”.
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