miércoles, 22 de enero de 2020
Lo que nos faltaba
El nuevo año ha comenzado bien loco. El Banco Mundial le dice a Rocío que su economía ha crecido, pero una vocera le dice a TN5 que millares de hondureños arrancan huyendo en otra caravana. En Estados Unidos, Callejas pide clemencia porque no quiere todavía su sentencia; en el Pacífico, el cordón de fuego estremece varios países inclusive Canadá, mientras en Nueva York Tonny Hernández espera hasta febrero la individualización de su pena por narco y traficante de armas, y en Tegucigalpa su hermano Juan declara la guerra al Hetzbolá.
Veamos qué es lo que pasa realmente, para no caer en la tontería apocalíptica del fin del mundo como le gusta repetir a los azorra locos. Está cerca el fin de una generación autodestructora, pero el planeta seguirá girando y regenerándose como lo hace desde hace millones de años.
Entonces, vamos a lo concreto: el Pentágono, a través de la narco dictadura golpista hondureña, ejecuta acciones desde 2009 para sustituir el poder que tenían las familias árabes de origen palestino, en San Pedro Sula y Tegucigalpa.
Con ese propósito, Estados Unidos utiliza la élite criolla que asaltó el poder con el golpe, la banda nacionalista-liberal que es vulnerable por el tráfico de drogas y la gigantesca corrupción, para abrirle la puerta a la inteligencia, la milicia y la economía israelita, que cuida las espaldas de Washington en Honduras. Y para ayudar a Trump, que está en el ojo de la justicia. Y que, pese a todo, quiere reelegirse.
Como denunció el Cofadeh en 2011, después de la negociación de Cartagena, el clan Hernández inició con el partido conservador de Netanyahou y su estructura militar, la construcción de cárceles, el entrenamiento militar y la triangulación de inteligencia al servicio de Estados Unidos.
Por detrás de las estructuras estatales formales, bien ocultos en el modelo colombiano y en la ausencia formal de la AID, los topos del modelo judío han tomado control de las decisiones estratégicas en Honduras. No sólo de la política carcelaria y el suministro de armas, sino también de la economía agrícola, las comunicaciones y la “espiritualidad” próspera.
Con el inicio de las hostilidades de Donald Trump contra Irán, para desviar la atención de su juicio político por traidor a la patria y tomar ventaja para su reelección, la dictadura de Hernández en Honduras ha descubierto totalmente su rostro sionista.
La oferta de enviar tropas hondureñas al medio oriente, para enfrentar la estrategia militar de Irán contra las bases de marines estadounidenses que desestabilizan la zona de mayor reserva de petróleo del mundo, es realmente sorprendente.
Pero el extremo de Hernández, el más loco, es el anuncio de acciones militares en Honduras contra el Movimiento Chií Hetzbolá, la estructura política y militar más organizada en defensa del Islam que existe en los alrededores del antiguo territorio persa.
Este segundo anuncio, hecho después de recibir un buque de guerra de la armada judía y tras la visita del segundo responsable de la seguridad interior de Estados Unidos, ha coincidido con la detención de tres jóvenes iraníes que viajaban a través de Honduras hacia Estados Unidos, como lo hacen millares de asiáticos, africanos y latinoamericanos cotidianamente.
Dice Wikipedia que el Hezbolá o “Partido de Dios”, también escrito como Hizbulá o Hezbollah, es una organización islámica musulmana chií libanesa que cuenta con un brazo político y otro militar. Fue fundado en el Líbano en 1982 como respuesta a la intervención israelí de ese momento y fueron entrenados, organizados y fundados por un contingente de la Guardia Revolucionaria iraní. Su máximo líder es Hasan Nasrallah.
Tanto la Unión Europea como Estados Unidos consideran oficialmente al brazo armado del Hetzbolá como una organización terrorista. Por el contrario, parte de los gobiernos del mundo árabe consideran a Hezbolá un movimiento de resistencia legítimo.
Desde antes de las caravanas de migrantes hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, el régimen de Trump ha intentado, dentro de la guerra psicológica, de asociar la infiltración del Hetzbolá con los movimientos migratorios que parten hacia Norteamérica. Ese discurso ha sido construido para convertir el problema humano de la emigración en un asunto político de seguridad interior, bueno para levantar nacionalismos supremacistas, magnífico para levantar votos blancos.
Lamentablemente, a esa teoría conspirativa se ha sumado nada menos que el “Tercer País Seguro” asociado a los grupos religiosos fundamentalistas financiados por la Agencia Central de Inteligencia y pro israelíes que operan aquí en Honduras. En suma, se han adherido las castas corruptas y traficantes que son reclamadas por el poder judicial estadounidense. Las mismas que deciden la detención de las personas demandantes de asilo que huyen de las violencias de los violentos.
Pero, en realidad, es un tremendo lío en el que están metiendo al país estos sustitutos de Valles y Cachiros. En pocas palabras, están usando a Honduras para instalar el régimen israelí, para detener bajo sospecha a todos los emigrantes del medio oriente y para abrir un frente lejano a la “guerra santa”, que puede implicar ciertamente consecuencias nefastas para el pueblo hondureño.
Todo es parte de esa estrategia de Washington para instalar una frontera sur lejana a su territorio. Usar a Guatemala, El Salvador y Honduras como el verdadero muro de contención de las personas, no de las mercancías que seguirán pasando, no de las drogas y las armas que seguirán su movimiento hacia el mercado de Wall Street.
Frente a este cinismo, desearíamos tener voces de oposición social y política en el Congreso, en los gobiernos locales y en los foros de opinión, locales e internacionales. No se puede tolerar este nivel de estupidez oficial que compromete el país.
Desearíamos, igualmente, que el pueblo que nos escucha se sume a la lucha. Que no repita las majaderías de los falsos cristianos y que reclame como pueda el respeto a Honduras, país de nosotros.
No permitamos que Israel siembre de armas el país, porque ningún pueblo de ese Dios criminal se necesita en nuestros campos. No permitamos que el pentágono siga usando narcos terroristas para cuidar las espaldas de la ensuciada Casa Blanca.
Esta noche queremos recordar a Honduras que en mayo es el examen universal a Honduras en materia de derechos humanos en Ginebra. Eso es central en el marco de la ONU. Cuatro años después del último examen, el mundo sabrá qué hizo esta dictadura en las cuatro generaciones de derechos humanos del pueblo hondureño. Eso sí es importante.
Fuera narcos terroristas de Honduras!
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