lunes, 6 de enero de 2020
“Oigan, escuchen al pueblo por favor..."
El Obispo de la Diócesis de Trujillo, Monseñor Luís Solé .
El Obispo de la Diócesis de Trujillo, Monseñor Luís Solé, aseguró que los gobernantes se saltan a cada momento el Mandamiento de No usar el nombre de Dios en vano cuando encomiendan en lo divino las decisiones que toman y que afectan a la población hondureña.
“Cuando vives en una zona donde puedes comprobar la falta de una preocupación seria de todos los poderes, tenemos problemas y las autoridades no hacen lo que tienen que hacer. El tema agrario, el minero, la salud y cuando hay tantas carencias pues nosotros nos preguntamos: ¿y los poderes que hacen?”, se preguntó Monseñor Solé.
Aseguró que, como autoridad de la Iglesia Católica les pide a los gobernantes y a los que ejercen los poderes que atiendan las necesidades de la población. “Oigan, escuchen al pueblo por favor, escúchenlo, no vean al pueblo como un enemigo para militarizarlo”, dijo Solé.
En la víspera de la Navidad, Radio Progreso (RP) dialogó con el Obispo de Trujillo, Luís Solé (LS) sobre la realidad hondureña en esta temporada que revive el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios.
RP. ¿Cómo define usted Navidad?
LS. Quiero usar las palabras que el Papa Francisco ha usado para describir algo tan bello como es el nacimiento, el Pesebre que ponemos en algunas casas y con esa excusa el Papa nos ha dicho cosas muy serias sobre la Navidad, él la llama el acontecimiento único y extraordinario que ha cambiado la historia del mundo.
RP. ¿Es la Navidad fiesta, reunión familiar, alegría?
LS. No podemos pensar sólo que ese acontecimiento nos va a permitir celebrar unos días muy bonitos, entrañables, más centrados en la familia, etc., sino que tenemos que pensar que es un acontecimiento histórico, por lo tanto, que ha venido como dice el Papa, a transformar la historia. Cada Navidad es distinta porque en cada año la historia tiene matices distintos y este año nuestra historia en Honduras, será repetir lo que se ha dicho ya mucho y se ha comentado sobre todo en Radio Progreso, la situación del país, no podemos usar la Navidad como cortina de humo para que nos olvidemos de los problemas que tenemos.
RP. Usted tiene muchas navidades en Honduras, ¿qué es lo que más le gusta?
LS. Pondré cosas anecdóticas sobre mis formas de vivir la Navidad de una manera muy especial. Cuando llegué a Honduras y vi los nacimientos que aquí se hacen me sorprendió que en el nacimiento pusieran de todo ja ja ja ja, carritos y todo, son nacimientos universales, yo le ví esa dimensión porque en mi tierra, yo soy de Cataluña (España), y allá el nacimiento sólo tiene las figuras mencionadas en el relato de Lucas y de Mateo, pero bueno es bonito porque es como decir que este niño que ha nacido y que es Dios mismo, ha nacido para todos.
RP. ¿Qué simboliza el Pesebre?
LS. El Pesebre, como el Papa nos recuerda, es una expresión de la ternura de Dios, cabemos todos, miremos hacia Belén y hacia el Niño Dios con ojos de contemplar y captar, absorber con nuestra mirada y corazón la ternura de Dios en Jesús.
RP. ¿Qué significa celebrar navidad en un ambiente hondureño de zozobra, miedo, violencia y migración?
LS. Es casi un desafío la Navidad. ¿Podemos seguir creyendo en algo? cuando en el país ya casi no creemos en nada y ni le creemos a nadie, es decir, es una decepción permanente… mire usted cuantas Comisiones Interventoras se han hecho en los últimos años, y esas Comisiones Interventoras cuántas cosas han resuelto de verdad. Ante esas dudas constantes sobre cualquier decisión del gobierno, cualquier legislación que está haciendo el Congreso, que también es para dudar de sus buenas intenciones, pues si ya no creemos en nada la Navidad nos viene a decir: señores hay algo en lo que sí puedes creer y es en la fidelidad de Dios, la seriedad con que Dios nos ama.
RP. ¿Qué decir en este tiempo navideño a esas autoridades políticas comprometidas con la corrupción y narcotráfico y que constantemente invocan el nombre de Dios?
LS. El Mandamiento de No usarás el nombre de Dios en vano se lo saltan a cada ratito. Cuando vives en una zona donde puedes comprobar la falta de una preocupación seria de todos los poderes, tenemos problemas y las autoridades no hacen lo que tienen que hacer. El tema agrario, minero, la salud y cuando hay tantas carencias, pues nosotros nos preguntamos: ¿y los poderes que hacen? Yo empezaría por decirles esto a las autoridades que ejercen los poderes: oigan, escuchen al pueblo por favor, escúchenlo, no vean al pueblo como un enemigo para militarizarlo.
RP. ¿Qué ruta de solución le ve usted a esta dura realidad?
LS. Un diálogo entre las autoridades y el pueblo sería un primer paso para llegar realmente a un entendimiento que pueda cambiar algunas medidas que toman las autoridades.
RP. ¿Eso propone la Iglesia Católica?
LS. La Pastoral Nacional se ha propuesto para el año próximo que trabajemos todos el tema de la reconciliación, y yo aprovecho aquí para mencionarlo porque creo que es lo más difícil reconciliarnos dentro del pueblo hondureño, cuando estamos tan polarizados, cuando oyes a autoridades que dan explicaciones que son bofetadas para el pueblo, que son ofensivos modos de responder a preguntas de periodistas, y ciertas autoridades se dan el lujo de decir cosas que son verdaderamente ofensivas, que es como tratar al pueblo de tontos y tenemos todos una dignidad que nadie tiene derecho a ofenderla.
RP. ¿Hay motivos de esperanza?
LS. No quiero separar nunca el Adviento de la Navidad, por qué celebramos el Adviento, porque hay motivos de esperanza, y los motivos de esperanza nacieron en Navidad, pero siguen hoy y no los podemos ni perder ni olvidar ni relativizarlos, la esperanza que el Adviento celebra tiene su origen y fundamento en que Dios se hizo hombre para salvarnos y esa salvación está allí y tenemos la obligación de merecerla.
RP. ¿Cuál es el mensaje de la Iglesia a la sociedad para que en el Año Nuevo rompa con el falso brillo de promesas, mentiras y comercio?
LS. Preparémonos para saber dialogar, no es tan fácil pero en la familia se aprende a dialogar. Por qué no es posible que el diálogo llegue a otros niveles, porque hay unas posturas cerradas y egoístas que mientras no cambien y conviertan esas actitudes egoístas no podrán dialogar, si no hay diálogo no hay reconciliación porque para perdonar basta una persona, porque si yo estoy enojado con alguien yo lo perdono y que él no quiera ser perdonado es su problema, pero reconciliar significa que él y yo nos perdonemos mutuamente, nos daremos un abrazo y buscaremos más lo que nos unen que lo que nos separan, una tarea muy difícil.
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