sábado, 19 de noviembre de 2016
Honduras continúa vulnerable a 18 años del huracán Mitch
Han pasado 18 años desde el desastre natural que devastó Honduras. Hoy las huellas del huracán Mitch aún permanecen imborrables a pesar del tiempo y lo peor de todo es que el país es considerado el segundo más más vulnerable del mundo y expuesto a los efectos del cambio climático, un fenómeno que está alterando el ritmo de la naturaleza a nivel global.
El huracán Mitch que en 1998 azotó Honduras, causó una ruptura en la historia, devastando al país, diezmando su economía y dejando más de seis mil muertos y decenas de desaparecidos. Los deslaves y las inundaciones provocadas por las lluvias que desbordaron ríos y quebradas, dejaron 33,000 viviendas dañadas y otras 50,000 casas destruidas en su totalidad. Los daños que contabilizaron a nivel nacional superaron los 5,000 millones de dólares.
“Se pensó que esta catástrofe dejaría múltiples lecciones para superar la vulnerabilidad social y ambiental que ha marcado a las comunidades más empobrecidas; sin embargo 18 años después de esa tragedia hemos visto como simples vaguadas continúan causando inundaciones, pérdidas de cultivos y muertes en las diversas regiones del país”, indicó Jerónimo Carranza, del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación, ERIC-SJ.
A renglón seguido lamentó que la vulnerabilidad del país sigue vigente por diversos factores, entre ellos la falta de una política pública desde nivel gubernamental, la falta de creación de verdaderas obras de protección para las comunidades vulnerables, el deterioro ambiental producto de la tala ilegal del bosque, la contaminación ambiental, la falta de formación ciudadana para entender la dinámica de los fenómenos naturales, así como las incipientes políticas municipales al respecto.
La vulnerabilidad queda al desnudo año con año en ciudades como: Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choloma, Villanueva, Pimienta, Potrerillos, San Manuel, El Progreso, La Ceiba y la zona sur hondureña, donde los daños y pérdidas van en aumento y la población después del paso de las inundaciones regresa a sus hogares tras perder sus posesiones materiales y cultivos.
¿Dónde quedaron las ayudas internacionales?
Después del paso del Mich el gobierno liberal de Carlos Roberto Flores, formuló enormes informes que fueron presentados a organismos internacionales donde se le puso precio a la desgracia de las miles de familias hondureñas golpeadas por huracán, así se consiguieron miles de millones de dólares para reconstruir el país que había quedado devastado.
“La comunidad internacional puso a disposición de Honduras miles de millones de dólares, con esos fondos el país tenía para salir del retraso y la miseria, sin embargo muchos de estos fondos se extraviaron en el círculo vicioso de corrupción del Gabinete de Reconstrucción, de las empresas constructoras y otras organizaciones burocráticas”, indicó Jerónimo Carranza.
Lamentó que los recursos financieros nunca llegaron a las regiones más remotas a pesar que a las familias afectadas se les subastó como objetos dignos de lástima. Alguno analistas coinciden que el ex presidente Flores, tenía los medios de comunicación a su servicio por lo tanto la información fue contralada y la población desconocía la magnitud de las ayudas.
“Apenas llueve nos inundamos”
“En nuestras comunidades vivimos en carne propia la vulnerabilidad. Cada año por lo menos en cinco ocasiones se inundan las viviendas debido a que no se refuerzan los bordos del río Ulúa”, indicó Miriam Sandoval, habitante del sector Finca 4, al sur del municipio de El Progreso, Yoro.
La también integrante de la Asociación Intermunicipal de Desarrollo y Vigilancia Social de Honduras, Aidevish, aseguró que este es un problema que enfrentan la mayor parte de las comunidades ubicadas en la margen izquierda y derecha de los ríos Ulúa y Chamelecón, principales afluentes del Valle de Sula en la zona norte hondureña.
“La Aidevish está integrada por decenas de organizaciones comunitarias y sociales del Valle de Sula, y hacemos gestiones permanentes de obras de protección para las comunidades vulnerables ante la Comisión para el Control de Inundaciones del Valle de Sula (CCIVS) sin embargo nuestras demandas no son escuchadas”, indicó Sandoval.
Lamentó que los gobiernos nunca han visto como prioridad el tema de la reducción de vulnerabilidad, los presupuestos asignados a las CCIVS son raquíticos y no sobrepasan los 90 millones de Lempiras para atender las demandas.
“La mayor parte de ese dinero se va en salarios, estudios y pequeños proyectos que no dan respuestas contundentes a las necesidades de cada comunidad. Los pocos proyectos que se construyen se hacen de mala calidad a excepción de los que se hacen para proteger los cultivos de las bananeras o de palma africana”, denunció.
“Las mismas comunidades son las que se inundan cada año y los gobiernos hacen poco o nada, pareciera que hay algo premeditado para aprovechar nuestras desgracias y pedir ayuda internacional”, manifestó.
“Un nuevo huracán podría destrozar al país”
Cada 20 años se están repitiendo los grandes fenómenos naturales de la categoría del Mitch y el Fifí, si eso se cumpliera el nuevo fenómeno estaría afectando el país entre el 2017 y 2021 y en las condiciones que estamos sería un desastre nunca antes visto en Honduras”, indicó Jerónimo Carranza, de ERIC-SJ.
Dijo además que desde 1950 al país lo han azotado más de 40 fenómenos naturales fuertes, sin embargo en cada emergencia se improvisa y cada gobierno crea su propia planificación de acuerdo sus intereses, en la mayor parte alejados de los intereses de las comunidades.
“En la actualidad hay zonas que antes eran seguras pero hoy se inundan, otro problema que se ha incrementado son los deslaves especialmente Tegucigalpa, donde el terreno irregular conformado por material poroso y piedra volcánica provoca que sea altamente proclive a deslizamientos.
De acuerdo a un estudio elaborado por una institución japonesa al menos 300 mil personas que habitan en 50 mil viviendas en la capital hondureña, se encuentran en constante riesgo debido a que habitan zonas donde la vulnerabilidad es extremadamente severa.
“Desde el Gobierno no hay políticas públicas para reducir vulnerabilidad, el reto es para la población que debe organizarse y articularse en la lucha para exigir a las autoridades centrales y municipales dar respuestas serias a las demandas y necesidades de las comunidades, de lo contrario cuando llegue un nuevo fenómeno de la categoría del Mitch, la tragedia será de magnitudes inesperadas”, concluyó Carranza.
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