jueves, 1 de octubre de 2015

¿Dónde estaba la SIP cuando las dictaduras?



Por Roberto Follari

Cuando hay intentos de desestabilización política y algunas incertidumbres adicionales (la erupción del Cotopaxi, los incendios de dudoso origen), no extraña la visita de la Sociedad Interamericana de Prensa a Ecuador. Es una asociación de grandes empresarios de medios, a menudo multinacionales. Y que nunca se ha preocupado por los periodistas: solo los reivindica cuando ello conviene a sus intereses corporativos. Y los silencia cuando han estado en conflicto con sus patronales, ya sea porque no quieren aceptar la libertad de opinión de tales periodistas, o porque ha existido algún conflicto relacionado con los salarios o las demás condiciones de trabajo.
La SIP suele confundir sus intereses corporativos y económicos con defensa de la libertad de expresión. Lo primero a decir es que la libertad de expresión no se limita a la libertad de prensa: la libertad de expresión es para todos, la de prensa solo para los dueños de los medios, y los que pueden escribir o expresarse en ellos. Y aún más centralmente, llama la atención que, para esta organización, los gobiernos democráticos de raigambre popular son sistemáticamente percibidos como autoritarios y lesivos a la libertad de prensa, mientras las más feroces y represivas dictaduras eran tratadas como gobiernos sin conflicto.
¿Hay que subrayar quiénes fueron Pinochet o Videla? ¿Cuántos desaparecidos, asesinados, presos, torturados, exiliados, exiliados internos, expulsados de las universidades y escuelas, perseguidos, echados de sus trabajos, puestos en listas negras, hubo durante sus respectivas dictaduras en Chile y Argentina? ¿Hay que recordar que incluso persiguieron internacionalmente a militantes a través del Plan Cóndor que llevó, por ej., al asesinato del Gral. Prats en Argentina?
Además de eso, muchas radios y canales de TV fueron intervenidos por militares, y la censura permanente y absoluta se estableció tanto allí como sobre los medios gráficos. Para entonces se contó más de 100 periodistas asesinados en Latinoamérica, más de la mitad de ellos en el país rioplatense. Y eran asesinados por razones políticas. Nunca la libertad de opinión y de prensa fue más pisoteada en el subcontinente. Casos como los de Rodolfo Walsh y Timmerman (padre del actual canciller argentino) son emblemáticos al respecto.
¿Protestaba la SIP por la situación? Para nada. Protestaba, en cambio la Felap (Federación Latinoamericana de Periodistas), con mucho menos poder y llegada mediática internacional. Con lo cual, queda claro que todos los términos están invertidos: los que aceptaban o aplaudían a las dictaduras como si fueran democracia, son los mismos que tratan a la verdadera democracia como si fuera dictadura. Y encuentran siempre lo que estaba en la premisa de su búsqueda: que los gobiernos democráticos, supuestamente, no respetan la libertad de expresión. Es que esos gobiernos no están alineados con los intereses de las grandes corporaciones mediáticas internacionales. ¿Cuál es el castigo? Que esas mismas corporaciones los ataquen, en este caso a través de la SIP.


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