jueves, 18 de abril de 2013

Han muerto dos personajes históricos




Por Francesca Emanuele

El filósofo e historiador Thomas Carlyle escribió allá por el siglo XIX que “la historia del mundo no pasa de ser la biografía de grandes hombres”. Yo no me atrevería a afirmarlo, pues me gusta pensar en el cambio social como producto de procesos de distinta complejidad impulsados por la acción colectiva. Aun así, no rechazo que algunos de estos líderes ayudaran en gran medida a conformar el escenario con el que hoy nos encaramos.

Al decir esto se me vienen a la cabeza dos personajes que han fallecido recientemente, y que han impulsado más cambios en la sociedad de los que usted y yo haríamos si es que incluso nos dieran dos vidas más.

Por un lado, tenemos a la “dama de hierro”, la ex primera ministra del Reino Unido Margaret Thatcher. Once años en el poder le bastaron para desempolvar la ideología del libre mercado sepultada en los años 30 y, junto a su aliado Reagan, utilizar el tsunami del neoliberalismo para inundar casi todo y chispear a los reticentes. Una década fue suficiente para duplicar la pobreza, desmembrar la fuerza sindical a base de leyes antisindicales y represiones sangrientas, y privatizar las grandes compañías públicas de teléfono, agua, electricidad, y unos cuantos etcéteras. Desde entonces, el afán privatizatorio es un cáncer que rampa entre nuestros países, produciendo accesos diferenciales a servicios que deberían ser públicos, generando así grandes brechas de desigualdad social. La baronesa Thatcher sembró la poderosa semilla de la destrucción del estado de bienestar y se aseguró de moldear las condiciones para la desregulación del mercado financiero. Hoy conocemos sus frutos en forma de crisis galopante y sufrimiento humano.

Una cara distinta de la moneda es la del Comandante Hugo Chávez Frías, ex presidente de Venezuela por 14 años casi consecutivos (con un parón de 48 horas por un golpe de estado orquestado por la oposición y apoyado por EEUU). Durante su gobierno se crearon más de 40 mil consejos comunales donde la población participa activa y democráticamente decidiendo políticas que le afectan directamente. Desde que renacionalizó la industria petrolera redujo la pobreza en un 50% y expandió numerosos derechos sociales y servicios públicos a la amplia mayoría de la población. Habló de la Revolución Socialista del siglo XIX, discurso que es compartido por varios gobiernos que hoy dirigen algunos países de América Latina. Contagió la búsqueda de empoderamiento del centro y sur del continente americano frente al manejo histórico por parte de los Estados Unidos; y promovió espacios de asociación regional, tales como el ALBA.

Con Thatcher y Chávez se produjeron profundas mudanzas en los posicionamientos ideológicos de los partidos políticos de sus países. Margarita haría que las políticas de los partidos ingleses convergieran en la misma danza neoliberal trazada por ella. El Comandante ha influido hasta tal punto en el partido opositor que hoy se llama a sí mismo de centro-izquierda, anuncia que continuará las “misiones”, y promete subir los salarios en un 40%.

Citando una vez más a Thomas Carlyle, “cuando un roble se tala el bosque entero se hace eco con él, pero un centenar de bellotas se siembran en silencio a través de una brisa desapercibida”.

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