viernes, 26 de abril de 2013

Rebelión en la Policía



Una “huelga de fusiles caídos” realizó la Policía de Tegucigalpa ayer, en protesta porque las autoridades superiores pretenden reducirles de dos a un fin de semana libre al mes, igual exigen mejores condiciones de vida dentro de la institución armada y que los doten de equipos de trabajo.

Desde las 7: 30 de la mañana, alrededor de 100 policías “rompieron filas” en el Distrito Policial 1-5 del barrio Belén de Comayagüela, tras ser llamados a formación, luego que les comunicaron que a partir de ayer ya no descasarían cada 15 días, sino cada 26.

Los uniformados alegaron inicialmente que es injusto que los obliguen a trabajar continuamente y que únicamente les de un fin de semana libre al mes, especialmente aquellos que tienen sus familiares en lugares distantes de donde están asignados.

También se quejaron por la falta de patrullas, municiones, chalecos antibalas, colchones para el momento de descansar, agua potable en los servicios sanitarios, y otras necesidades básicas para desempeñar su trabajo y por los bajos salarios.

A las 8: 20 de la mañana, al lugar llegó el titular de la Policía Preventiva, comisionado Alex Villanueva, y como todo superior ordenó a los policías que se pusieran en formación, pero el oficial se quedó atónito al observar que nadie le hizo caso y más bien los pocos policías que estaban dentro de la posta salieron a la calle. Quince minutos después, Villanueva ordenó nuevamente a los policías que se formaran, pero únicamente lo atendieron seis policías de la tercera edad, quienes manifestaron que ellos no podían apoyar la huelga porque estaban en proceso de jubilación.

En la medida que trascurrieron las horas, a la posta del barrio Belén se sumaron los policías de las estaciones del barrio El Manchén, La Granja y la

San Francisco, entre otras y a las 10: 00 de la mañana, los huelguistas sumaban entre 250 y 300 uniformados.

Los policías se instalaron afuera de la estación de Belén y colocaron las patrullas y motocicletas en medio de la calle posterior del inmueble, sin despegarse de su pecho el fusil Galil asignado, la pistola, el chaleco antibalas para los que tienen, y su uniforme de reglamento, mientras Villanueva de la rebelión a sus superiores.

Posteriormente, varios de los policías gritaron ante los medios de comunicación: “Esta es una huelga de fusiles y pistolas caídas” y acto seguido colocaron sus armas en el suelo, por varios minutos, mientras otros aplaudían o se reían y según manifestaron los más antiguos en la institución nunca antes los uniformados habían hecho una huelga por tanto tiempo.

Lo abuchean

Como los policías no ingresaron al plantel, a las 11: 30 de la mañana, Villanueva salió a la calle y se subió a la paila de una de las patrullas y logró que se le acercara la mayoría de los huelguitas, pero cuando les dijo que todos tenían que sacrificarse por el bien de la ciudadanía, el oficial fue abucheado.

Con Silbidos, gritos confusos y manoteos de rechazo, la mayor parte de los policías interrumpió a su superior en varis ocasiones, mientras otros gritaban reiteradamente: “¡paja hombre!; no le hagan caso, queremos que venga El Tigre (Juan Carlos Bonilla, director de la Policía) y que nos resuelva”.

El oficial no ocultó su malestar por el desaire recibido de sus subalternos y acto seguido, a través de los medios de comunicación, calificó la huelga como un acto de indisciplina y amenazó con sancionar a los que estaban en huelga.

Sin dar mayores detalles y con tono molesto, Villanueva expresó en voz baja a otro oficial de menor rango: “llamen a los Cobras” (policías élite para desalojar manifestaciones) y como la noticia se regó rápidamente entre los manifestantes, varios de los policías dijeron: “déjenlos que vengan que aquí los esperamos”, mientras empuñaban las armas que portaban.

En horas de la tarde, al lugar llegaron varios representantes de la Fiscalía de Derechos Humanos y el vicepresidente del Congreso Nacional, el udeísta Marvin Ponce, para conocer lo relacionado con la huelga y buscarle una salida al conflicto, pero al cierre de esta edición continuaban las negociaciones.


Exigencias:



Fin de semana libre cada 15 días.



Colchones para no dormir en el suelo sobre cartones.



Municiones, chalecos antibalas, patrullas.



Mejoras salariales, entre otras.


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