sábado, 6 de abril de 2013

Escoto: Un ministro sin perspectiva



Por Hugo Noé Pino

El Ministerio de Educación siempre ha sido un ministerio con muchos problemas por diferentes razones. Entre ellos podemos citar la fuerza de los gremios magisteriales que no siempre tienen la razón de su parte, pero que poseen una organización y  capacidad de movilización muy fuerte. Pero también es cierto, que con honrosas excepciones, las personas nombradas para dirigir tan importante secretaría tienen la preparación o la habilidad para sortear los múltiples obstáculos que una calidad de educación exigen en un país como Honduras.

El actual ministro de educación, Marlon Escoto, ha dedicado mucho de sus esfuerzos no a realizar planteamientos de reforma educativa que urgen, sino a hostigar y desprestigiar a los dirigentes magisteriales de los diferentes colegios. En una forma nada profesional los ha tildado de ladrones (nunca probó que ellos fueron los que se robaron las computadoras), de mareros, de delincuentes y de otros adjetivos que dejan mucho que desear del puesto que desempeña.

Si bien hay que reconocer que algunos dirigentes magisteriales se han excedido en sus calificativos hacia el Ministro Escoto, éste no tiene porque ponerse en esa actitud verbal, ni mucho menos verse en una posición de venganza como aparentan las últimas iniciativas que ha tomado. Por momentos hace pensar que dedica más su tiempo en pensar y planificar qué acciones tomará contra los maestros, que en resolver los ingentes problemas de la educación nacional.

En vez de buscar formas de entendimiento y acuerdos ha desatado una verdadera guerra en contra de los dirigentes hasta llegar a extremos de despedirlos porque no asisten a sus audiencias de descargo. Veamos de cerca las últimas acusaciones efectuadas: los colegios magisteriales deben presentarle informes de cómo usan los recursos que los maestros y maestras aportan a sus colegios respectivos.

El ministro alega que dado que el gobierno facilita la recolección de estos fondos, entonces deben presentársele informes de cómo se gastan los recursos. La recolección de estos ingresos fue una conquista sindical que abarca no sólo el sector privado, sino también al sector público, y en ningún momento establecía que deberían realizarse informes de esta naturaleza. Sí así fuera me imagino que igual requerimiento está haciendo el gobierno al partido Nacional a cuyos miembros les deducen la cuota mensual y luego se la trasladan a las autoridades del Partido.

Todo lo anterior en el marco de un fuerte deterioro de las instalaciones físicas de las escuelas públicas, de una falta de definición del papel que jugarán las escuelas normales en el futuro, de cómo mejorar la cobertura en educación pre básica y secundaria, de cómo se financiará la ley de educación recientemente aprobada, y de otros problemas que requiere la atención enérgica e inmediata del Ministerio de Educación.

Aunque ciertos sectores del país alaben la posición de enfrentamiento del Ministro Escoto, por su animadversión natural a los maestros, la verdad es que ninguna guerra se gana con soldados forzados. La guerra contra la ignorancia que propicia la falta y calidad de la educación se gana con los maestros en primera fila, convencidos que están aportando a una verdadera transformación del país y no obedeciendo a un superior que considera que su puesto le da la suficiente autoridad para decidir sus destinos.

Honduras lo que necesita en este momento es más diálogos que conduzcan a acuerdos nacionales en los diferentes campos y que elimine el clima de polarización y confrontación que aumentó el golpe de Estado. Ojalá que en los últimos meses de este gobierno veamos rectificaciones en esta dirección.

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