sábado, 26 de mayo de 2012

Despolitizando el crimen en Honduras



Por Luis E. Aguilar

Una vez más la maquinaria capitalista pone en escena las herramientas necesarias para despolitizar el crimen en Honduras. Su guion se repite una vez más con cierta sutileza demasiado perceptible a estas alturas de la batalla, una que se libra entre la razón y la barbarie que derrama su sangre en un terreno de guerra no declarado. Unas veces son periodistas, otras veces sindicalistas y otras homosexuales. 

Mientras los cables de la BBC y AFP intentan sin vergüenza alguna asociar el asesinato de Erik Martinez con fotografías de violencia común y narcotráfico, la prensa local intenta disculparse por su llamado al odio en un claro ataque al movimiento social el cual ha mostrado apertura dando espacio político formal y nominal a los sectores de la diversidad sexual, una acción que la derecha parece no estar dispuesta a negociar. En la nota de la BBC vemos otro error de dedo, de los que ya estamos acostumbrados a ver, “Martinez había sido elegido el año pasado como candidato“. 

En el telón de fondo, el The New York Times se quita su última capa y dicta la sentencia total, en los últimos meses arroja el destino de Honduras a los carteles de las drogas y las ciudades modelo como la solución, ¿Qué hacemos? Le preguntan a sus lectores ¿quien quiere comprarla?... Tanto prestigio para perder la compostura al estilo agencia de prensa del sur de la Florida. 

Al mismo tiempo que intentan despolitizar el asesinato de Erik, hay una relación directa, y que viene en forma de “mensaje subliminal”, entre ese acto cobarde y su elección como primer pre-candidato para un puesto parlamentario en el marco del partido de la clase trabajadora, LIBRE. Se trata claramente de un segundo llamado después de la muerte de Walter Trochez, en aquel entonces pretendían crear una separación del naciente movimiento social, el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado. Es así como a la vez que limpian la sangre derramada con sus teclados a nivel internacional también dejan el mensaje respectivo a quienes pretendan seguir los pasos de sus victimas a nivel local. En los planes imperiales ni en el norte ni el sur los colectivos más politizados de la diversidad sexual no se pueden mezclar con la clase trabajadora. El asesinato de Erik Martinez muy probablemente no se planeó en Honduras. 

Por otro lado, a los periodistas que trabajan al servicio de los medios occidentales - y ahora hasta del sur como Al-yasira- no les resulta nada difícil explicarle a su público que en Honduras, lamentablemente, ya no se puede diferenciar entre asesinatos políticos y muertes comunes, después de todo es una sociedad que se hunde en la barbarie y la violencia, lo tienen en sus genes, pensarán. En ese contexto, mantuvieron un cerco mediático durante un tiempo prudencial; estimaron que dos años le bastaría a la opinión pública mundial para disociar entre Golpe de Estado y la masacre creciente de la actualidad, al tiempo que se ignora el fenómeno político (FNRP – LIBRE) uno de los movimientos político-sociales más grandes y movilizadores de America Latina. Ahora le gritan al mundo que algo pasa en Honduras, pero ya no saben de que naturaleza es ni que forma tiene, si de drogas o de violencia inherente. 

Durante esos dos años se recibieron en el seno de la resistencia organizada diversos reportes de declaraciones informales de editores de grandes medios a nivel mundial diciendo cosas como: “De Honduras no podemos publicar nada, después de las elecciones todo se solucionó, no pasa nada” o algunos más honestos “tenemos órdenes de no publicar sobre Honduras, lo sentimos”, o cosas como “si se tratase de Iran le interesaría al publico, lo sentimos mucho pero sobre Honduras no nos interesa”.

Un periodista canadiense encontró en el diario The New York Times, 1970 entradas para el “Movimiento Verde” de Iran y tan solo 2 para el “Frente Nacional de Resistencia Popular”. ¿Como se va a comprender desde el norte un crimen político si no hay ninguna lucha social en el imaginario colectivo? El mismo autor encontró para la muerte de Isis Obed Murillo en las calles de Tegucigalpa 9 reportes internacionales, y para la muerte de Neda Agha-Soltan en las calles de Teheran 967 reportes audiovisuales y cables. Ambos casos acontecieron en Julio de 2009 y en contextos similares –ataques imperialistas organizados por la CIA-. 

Recientemente, el gobierno de Holanda entregó un premio por la defensa de los derechos humanos a una importante organización hondureña, sin embargo el comunicado oficial no menciona la lucha actual y se remonta al trabajo realizado en los años 80, en lo que para mi constituye una negación oficial de las masacres políticas que ocurren en Honduras hoy en día. Por desgracia, los gobiernos europeos son expertos en negar unos genocidios y exagerar – aislar - otros de acuerdo a su conveniencia de intereses de expansión imperialista. 

Occidente está negando sistemáticamente la masacre de orden político que ocurre en Honduras, aun cuando localmente pretendan sacar tarjetas rojas a la elite política cuando se les pasa la mano, “hay que ponerle bozal de vez en cuando”. 

El maridaje entre los dos tipos de instituciones mundiales, los grandes medios de comunicación de masas y el tejido social de las casas matrices de la industria de Derechos Humanos al servicio de los emporios capitalistas (HRW, AI, CIDH etc), es una podredumbre que en algún momento se desmantelará, y es América Latina la llamada a denunciar ese disparate dado el momento histórico que vive su pueblo. 

En la actualidad, Ecuador y Venezuela están llamando a un cambio estructural en ese tejido institucional el cual perciben como nefasto y completamente controlado por los norteamericanos en este caso. Esta semana, el parlamento venezolano votó a favor de la salida de Venezuela de la Comision Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH. Las noticias y signos de independencia que van mostrando los países latinoamericanos poco a poco irá destruyendo un pasado sucio y construyendo un nuevo avenir lleno de esperanza para los pueblos, y esto no puede nada más que motivar la lucha de la resistencia en todo el continente. 

En la violencia y la guerra siempre salen ganando los saboteadores, los corruptos y los oportunistas, y sobre todo en la actualidad de un capitalismo salvaje y del desastre que se enreda mejor en sociedades desestructuradas, aniquiladas por la pobreza y la criminalidad, mismas que ellos han construido a través de las últimas décadas con toda clase de intervenciones imperialistas. La violencia es su arma predilecta ya que esta obliga a los ciudadanos a retornar al individualismo y la aceptación de otros valores capitalistas. 

Para el pueblo hondureño, la evidencia empírica que no cesa de desplegarse ante nuestros ojos nos indica que no necesitamos conducir tesis doctorales o esperar por años los fallos de las cortes judiciales para saber como funciona la violencia estructural que sobre nuestro país recae. Lo que hay en Honduras es una dictadura capitalista de primer orden. 

Esto no es un caso aislado ni mucho menos, tampoco los círculos del poder mundial son novatos en aplicar este tipo de técnicas de control, la ciencia nos dice que es el acaparamiento y la explotación y de unos sobre otros la que está en el origen del problema y muestra la salida a través de acciones concretas de parte de los pueblos oprimidos. 

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