viernes, 11 de mayo de 2012

Erick Martínez Ávila




Por Gustavo Zelaya

En la muerte de Erick Martínez Ávila parece que estamos frente a otro asesinato normal. Otro caso más. Otro cuerpo a la orilla de una carretera. Muchos han aparecido de ese modo. A otros los descuartizan y la autoridad cuenta con los respectivos argumentos del experto, se busca el tatuaje o la preferencia sexual que indique la razón del crimen y la explicación perfecta. A veces los hacen arder en medio del fuego en los presidios o los arrojan a los ríos. Nada raro en medio de una sociedad regida por las fuerzas del odio y la demencia golpista. Pero no es uno más. Es otra muerte de la Resistencia, es Erick asesinado después del 1 de mayo. Lo pudieron haber hecho en cualquier otra fecha y con el mismo odio de siempre. Pero en Erick hay una gran carga de rencores de parte de sus asesinos. No sólo era gay, o periodista, o miembro de Los Necios, o candidato a diputado del Partido Libertad y Refundación. Sobre todo, han asesinado a una persona digna que se enfrentó a los prejuicios sociales y a la represión política.

En el gay Erick Martínez se expresaban los sentimientos más humanos y más honestos del pueblo hondureño que lucha contra la injusticia y el marginamiento. Es Erick el periodista de nuevo mostrando lo que antes vimos en Wendy Ávila, Roger Bados, Manuel Flores, Jerónimo o en EMO. Es Erick el Necio portando en la mano y en su cerebro los anhelos populares por edificar una Honduras superior, un país en donde sea posible la construcción de una sociedad más respetuosa de la vida humana. Es Erick del partido LIBRE en un mayo sangriento que reclama a gritos contra la impunidad, contra la injusticia y la despiadada aversión hacia los miembros de la Resistencia Popular.

Ahora falta saber qué nos queda hacer y cómo tendrá que responderse frente a la dolorosa muerte de Erick. Seguramente que las respuestas saldrán del pueblo y de sus organizaciones. Que no sólo sean lágrimas las que arranque la muerte de Erick Martínez. Que su muerte no se convierta en la justificación de un comunicado público ni en el motivo para una hermosa pancarta. No es otro simple asesinato como tampoco lo fueron la de nuestros compañeros de la Resistencia, ni la de miles de hondureños sacrificados diariamente por este criminal sistema. Que todos los asesinatos contra el pueblo nos impulsen y nos den mayores razones para seguir en la lucha emprendida por el Frente Nacional de Resistencia Popular y por el Partido Libertad y Refundación.

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