martes, 30 de noviembre de 2021

Xiomara Castro favorita, EEUU expectante


Rebelión / CLAE

Por Álvaro Verzi Rangel *

Las elecciones generales del próximo domingo en Honduras se vaticinan serán las más concurridas en la historia democrática, pese a los altos índices de violencia política e incertidumbre electoral, donde la candidata centroizquierdista Xiomara Castro aparece como favorita.

Si gana el temor y vota poca gente, ganará el partido del Gobierno. Si la participación es alta, ganará la oposición.

Se elegirá al presidente o presidenta de la nación junto a sus tres designados presidenciales, 128 diputados al Congreso Nacional, 298 alcaldes y 20 diputados al Parlamento centroamericano. De los 15 candidatos, tres cuentan con posibilidad de ganar: Nasry Asfura, del oficialista Partido Nacional; Yani Rosenthal, por el Partido Liberal; y Xiomara Castro, del Partido Libertad y Refundación (LibRe).

Quien reemplace al presidente Juan Orlando Hernández deberá enfrentarse a una dura situación económica, al persistente problema de la violencia de organizaciones criminales y los crecientes flujos migratorios, en el contexto de la pandemia de covid-19. Y deberá lidiar con la relación con Estados Unidos y los recientes señalamientos que vincularían al actual presidente de Honduras con el narcotráfico, todo en un contexto de violencia política.

JOH ha sido vinculado con el narcotráfico, y la candidata Yani Rosenthal dijo que lo extraditaría a EEUU. si llega a la presidencia, aunque no existe al momento tal pedido. Michael Lockard, fiscal federal de Nueva York, señaló que, según el testimonio de sus testigos en el juicio contra el hondureño Geovanny Fuentes Ramírez por cargos de narcotráfico y posesión de armas de fuego, el presidente de Honduras era parte de un grupo de narcotráfico que produjo, transportó y envió cocaína a Estados Unidos.

No es el primer presidente hondureño en ser señalado de tener vínculos con el narcotráfico. El expresidente Porfirio Lobo fue acusado por aceptar sobornos del cartel de Los Cachiros a cambio de favores políticos por el Departamento de Estado, y tanto él como su esposa y tres hijos no pueden ingresar a Estados Unidos. Sin embargo, no existen acusación formal ni proceso judicial alguno contra el expresidente Lobo ni tampoco contra dos de sus tres hijos en Estados Unidos o en Honduras.

El abogado constitucionalista Raúl Pineda recordó que las autoridades que han manejado el gobierno en los últimos años podrían ser enjuiciadas durante el nuevo gobierno y perder prerrogativas e inmunidades. Por eso no se trata simplemente de un relevo de autoridades, sino que la mafia gobernante luchará desesperadamente por mantenerse en el poder porque está en juego su libertad y su patrimonio

Desde junio de 2009 la política de Honduras gira alrededor de la crisis provocada por el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, del partido Liberal, quien impulsó reformas progresistas para favorecer a los sectores más postergados en un país con altísimos niveles de pobreza y migración. Estas elecciones pueden cerrar un ciclo si triunfa la fuerza progresista encabezada por Xiomara Castro, la compañera de Zelaya, o puede dejarlo abierto por tiempo indefinido.

“Ha habido una campaña de terror de miedo para que la gente no salga a votar, pero el pueblo va a salir, vamos a vencer el miedo. Nadie debe quedarse porque el pueblo tiene un gran entusiasmo”, manifestó el congresista y líder del partido opositor Libertad y Refundación (LibRe), Juan Barahona.

En Honduras se inauguró el ciclo latinoamericano del llamado “lawfare” para derrocar un presidente progresista, diferente de los golpes de Estado “tradicionales” del siglo XX donde las fuerzas armadas tomaban el poder y cerraban el parlamento provocando una ruptura institucional.

Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), casi cinco millones y medio de hondureños están habilitados para votar. El padrón mostró una reducción de 580,003 ciudadanos que se contemplan fallecieron o migraron a otra nación. El nivel de pobreza en Honduras supera el 48 por ciento.

Según datos de 2019, había en Estados Unidos 746.000 hondureños, 19,7% del total de centroamericanos. En los últimos años ha crecido mucho el arribo de niños sin estar acompañados de sus padres.

En 2009, de los 4,6 millones de habilitados para votar acudieron 2,3 millones, lo que representó un 49,88% de participación. Los procesos electorales de 2013 y 2017 estuvieron plagado de fraudes electorales, que culminaron con la reelección ilegal del gobernante de Honduras, Juan Orlando Hernández.

Consumado el fraude electoral en 2017, se desató una crisis poselectoral en la nación centroamericana que dejó al menos 23 civiles asesinados por miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y pérdidas económicas que superaron los 1,600 millones de lempiras. “Perdamos el miedo que quieren sembrar aquellos a los que no les conviene que se acuda masivamente a votar, los que quieren imponer la ideología del pensamiento único”, exhorto Juan Ángel López, portavoz de la Conferencia Episcopal.

Sin abrirse el proceso electoral, éste se convirtió en las más violentas en la historia al registrarse, hasta este momento, 37 asesinados de dirigentes, candidatos y afines a los partidos políticos además de superar los 78 hechos de violencia política entre estos los ya mencionados asesinatos, también amenazas, coacción, agresiones, entre otras.

“Esta vez pareciera que hay un mayor interés en participar en el proceso electoral. Yo creo que la abstención en estas elecciones rondará el 23%, quizás un poco más”, vaticinó el sociólogo y analista político, Julio Navarro.

A este proceso electoral se presentan en el nivel presidencial, 14 aspirantes, de los cuales solo uno y sus tres designados resultarán electos. Los candidatos pertenecen a 14 partidos políticos, entre ellos, dos movimientos independientes, pero solo tres del total de participantes tienen mayores posibilidades de hacerse con el triunfo el próximo 28 de noviembre, de acuerdo al registro histórico en elecciones anteriores.

Ahora nuevamente ronda el fantasma del fraude para evitar un triunfo de Xiomara Castro que ha logrado sumar todo el arco progresista y aparece liderando las encuestas por amplio margen.

Si gana Xiomara Castro, Honduras, comenzará la demonización de su gobierno por parte de los medios hegemónicos y la derecha trasnacional, desde el primer día, vinculándola con Cuba y Venezuela. Si triunfa el oficialista Nasry Asfura, lo más probable es que tenga el apoyo de los Estados Unidos y el país desaparezca de las noticias a pesar de sus altísimos niveles de pobreza, responsabilidad de los partidos tradicionales que gobiernan hace décadas, la migración y la violencia política.

* Álvaro Verzi Rangel. Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)


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