Defensores en Línea
Por Sandra Rodríguez
Cargada de memoria que hoy hizo tangibles al encontrarse con la imagen de su padre en la “Galería de Memorias Vivas”, se postró frente a la fotografía de Fidel Martínez, dejando salir cuatro décadas de búsqueda.
Tania Martínez era una niña de 12 años cuando los escuadrones de la muerte detuvieron y desaparecieron a su papá, Fidel Martínez, el 11 de junio de 1981, junto al profesor Tomás Nativí Gálvez, en Tegucigalpa.
Hoy llegó a la sede del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), con el deseo de ver [la imagen] a su padre. Tras contemplarlo, dirigió su mirada con lágrimas contenidas hacia los demás detenidos desaparecidos en este espacio de cinco metros de memoria, expresando que conoció a muchos de ellos y que los guarda en sus recuerdos, agregando que “con Tomás jugaba yaxis y cocinaban”.
La hija de Fidel Martínez, es una talentosa pintora, en estos días de permanencia en Honduras, ha sido galardonada por su obra donde retrata la figura de la “desaparición forzada” y el daño que le hace a la patria, con la esperanza que los hechos no se repitan.
Por tres décadas no se le permitía el ingreso a su patria, pero hoy está en casa, con muchas obras de autoría para el COFADEH, con la imagen de su padre, de Tomás, Rolando Vindel, Eduaro Lanza, el rostro en homenaje a la mujer anónima desaparecida, a Berta Oliva con un embarazo avanzado como cuando las fuerzas represoras secuestraron a su esposo Tomás junto a Fidel.
Otras pinturas rinden homenaje a las familias de los Detenidos Desaparecidos, especialmente a los niños y niñas, como ella y “Tomasito” hijo de Berta y Tomás; también conmemoran a los presos políticos y a la siembra de la lucha de su papá Fidel junto a un retoño que es ella, germinando en este 2021.
Es así que Tania Martínez, afirmó que ha vuelto y que “mi pluma es mi arma”, mientras su mirada recobra el brillo del reencuentro con la memoria.
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