miércoles, 5 de diciembre de 2018

El éxodo migrante centroamericano: Entre el destierro y la migración


Rebelión

Por Guillermo Castillo Ramírez

…Sólo en un mundo al revés e indiferente, como en el que vivimos, 
los migrantes forzados, los desterrados de casa 
y de una vida digna en el hogar, 
son criminalizados y tratados como delincuentes…. 
Y, sólo en un mundo injusto y despiadado, el verdugo se disfraza de víctima 
y criminaliza a los excluidos…

Urbano Arbide, agosto de 2017.

Los centroamericanos, excluidos y desterrados

Contrario a lo que divulgan y mal informan ciertos medios de comunicación, los miles de centroamericanos, que desde hace semanas ingresaron y transitan por México para intentar cruzar a EU, no son criminales. Se trata de personas y familias en situaciones de alta vulnerabilidad, que tuvieron que salir de sus hogares y sus países de origen porque sus condiciones de vida eran muy adversas. Como lo han señalado diversos especialistas y grupos pro-migrantes, son principalmente dos las motivaciones que han orillado (forzado) a estos centroamericanos a migrar.

Por un lado, los muy bajos niveles de desarrollo socioeconómico, que se manifiestan en los altos índices de desempleo, los bajísimos e insuficientes salarios y la persistencia y el crecimiento de la extrema pobreza. Estos procesos de deterioro de las condiciones materiales de vida de la gente se han acentuado en los últimos años, principalmente debido a las políticas de libre mercado y las reformas estructurales dictadas (impuestas) por el intervencionismo norteamericano y ciertos organismos internacionales (BID, FMI, BM). Particularmente en Centroamericana la integración económica regional y la inserción inequitativa en la globalización neoliberal sólo han acrecentado la desigualdad y fomentado una creciente y muy selectiva acumulación de riqueza (en muy pocas manos); con el consecuente correlato de un acelerado proceso de incremento de la pobreza y la extrema pobreza; una gran mayoría de pauperizados arrojados a la precariedad.

El otro gran motor que ha provocado la migración forzada tiene que ver con las condiciones de violencia estructural y generalizada (fenómenos como las pandillas, el crimen organizado, entre otros grupos delictivos), que ponen en riesgo de manera cotidiana la seguridad y vida de miles de personas en la región.

El circulo de la pobreza y la violencia

En este sentido, el caso más acentuado de la relación entre pobreza, violencia y migración involuntaria no regular es Honduras. En los últimos años este país ha tenido uno de los índices de violencia, asesinatos y criminalidad más altos del continente y del mundo. De acuerdo a organismos de la ONU y ciertos especialistas, en la última década ha habido más de 70,000 asesinatos en ese país, lo que coloca a Honduras en una situación similar a la de países en condiciones de conflicto bélico. Además, en Honduras la brecha entre la extrema pobreza y la riqueza desorbitante se ha incrementados de manera drástica, particularmente desde el golpe de estado y el derrocamiento del gobierno de Zelaya (con el aval de EU). El Estado hondureño y sus instituciones están completamente rebasados y son incapaces (entre otras cosas por falta de voluntad política) de generar las condiciones de vida indispensables para la gran mayoría de los hondureños. De hecho, algunos especialistas en el tema señalan que cerca del 70% de la población de ese país desea salir de Honduras.

El contexto de los otros dos países del triángulo norte de Centroamérica no es mucho mejor. El Salvador tiene también acentuadísimas condiciones de inseguridad y violencia, así como alarmantes niveles de pobreza. Y la situación de Guatemala no es sustancialmente mejor.

La discriminación como estrategia de control migratorio

Los centroamericanos nos son delincuentes, por el contrario, son desterrados que huyen de la pobreza y la violencia que padecen en sus lugares de origen. Escapan de sus hogares y comunidades porque el futuro no es posible y el presente es demasiado adverso. En este contexto, la discriminación de ciertos medios informativos y del gobierno de EU tiene por base una imagen estigmatizada y ficticia (que no corresponde a la realidad) de estos centroamericanos. Esta imagen es creada, deliberada y/o implícitamente, con los fines políticos e ideológicos de contener y controlar la migración forzada. Al negarles o no reconocerles su condición de migrantes forzados (y posibles refugiados), se les cancela y viola el derecho al asilo, al que tendrían por ley la posibilidad de recurrir.


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