martes, 18 de diciembre de 2018

Mujeres siguen la lucha en defensa de sus territorios



La instalación de proyectos extractivos en Honduras; hidroeléctricas, mineras, eólicas, térmicas, etc., está generando conflictos en los territorios. Los departamentos de Colón, Atlántida, Santa Bárbara y Copán se ubican en las regiones donde los territorios y bienes naturales siguen concesionándose.

Este proceso de privatización de ríos, bosques y bienes mantiene a comunidades divididas, y a líderes criminalizados. En estos conflictos las mujeres son doblemente afectadas, ellas sufren la privatización de los bienes como el agua, ese líquido que es vital para el desarrollo de las comunidades.

Fue bajo esa realidad que nace la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas de Honduras, CONAMIN, un espacio que dio sus primeros pasos bajo la coordinación de Berta Cáceres, lideresa asesinada en marzo 2016, y Miriam Miranda de la Organización Fraternal Negra de Honduras, OFRANEH.

La CONAMIH aglutina a las mujeres indígenas Pech, Maya-Chortí, Lencas, Tolupanas y garífunas. Ellas, mujeres indígenas inician el proceso de formación en medio de un país que las excluye, discrimine, criminaliza y asesina. “En este momento Honduras está en crisis, las mujeres necesitamos organizarnos para fortalecernos, vivimos en problemáticas graves, nos están quitando nuestra agua, están afectando a las comunidades”, dijo Aurelia Arzú de la comunidad Santa Rosa de Aguán en el departamento de Colón.

Arzú conoce en carne propia la falta de agua, el río próximo a su comunidad se está secando porque se desvío para el riego de cientos de hectáreas de palma africana. Pero no todo queda allí, las comunidades garífunas del departamento de Colón enfrentan el despojo de sus territorios ancestrales, para instalar complejos turísticos en el marco del proyecto Bahía de Trujillo.

En la última década las comunidades garífunas en el municipio de Trujillo, Colón, han denunciado el acaparamiento irregular que están haciendo de sus terrenos empresarios canadienses para dar paso a proyectos como Banana Coch y Enjoi, lujosos complejos vendidos para retiros de jubilados canadienses.

La situación no cambia mucho en la Bahía de Tela, allí la presencia del complejo turístico Induras ha desplazado a comunidades enteradas, además de criminalizar a dirigentes que denuncien o se opongan a este proceso.

Karen García de la comunidad de San Juan en el municipio de Tela, Atlántida dijo que en estas recuperaciones las mujeres garífunas son quienes lideran las lucha en rechazo al despojo que hace el capital privado en contubernio con el Estado.

Esos mismos despojos se están dando en comunidades donde habitan comunidades indígenas Pech, entre los departamentos de Olancho y Gracias a Dios, zona oriental hondureña, donde la presencia de mineras, hidroeléctricas y tala indiscriminada del bosque, por grupos fuera de la ley están provocando afectación del ambiente y el hábitat de pueblos ancestrales.

Maura Duarte es la coordinadora general de la CONAMIH, ella es indígena Pech del municipio de Dulce Nombre de Culmí en Olancho, allí la deforestación de la Reserva Nacional del Río Plátano está provocando desplazamiento de comunidades y afectación a su modo de vivir.

Duarte cree que únicamente la unidad dará la posibilidad de hacer frente a este modelo que privilegia la presencia de proyectos extractivos que genera ganancias para el capital privado y el Estado hondureño, por encima de las necesidades de las comunidades que ancestralmente han habitado estas zonas.

El despojo se extiende al territorio del pueblo Maya-Chortí, entre los departamentos de Copán y Ocotepeque, zona occidental en Honduras. Rode Murcia dice que además del patriarcado arraigado en sus comunidades, enfrentan una lucha para evitar que se continúe deforestando los territorios que son fundamentales para el desarrollo de los pueblos indígenas.

Murcia recuerda el proceso de despojo que enfrentan comunidades en Copán. Allí la empresa Minerales Chortí se ubicó en el municipio de Azaculpa, y ha destruido toda la comunidad, y ahora están desterrando los cuerpos del cementerio municipal. Además, en el municipio de Copán Ruinas hay otras dos empresas mineras que están afectando a las comunidades de la zona occidental.

Miriam Miranda lamenta que frente a todos estos conflictos territoriales las mujeres son doblemente afectadas, porque dentro de sus organizaciones no son tomadas en cuenta, y el modelo sigue despojándolas, a pesar de la conexión que existe con la madre tierra.

Miranda cree que la conformación de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas de Honduras, CONAMIN, es un primer paso para escuchar las problemáticas de las mujeres y que sean ellas mismas quienes propongan soluciones a los conflictos.

“Las mujeres seguiremos luchando para defender nuestro territorio tierra y territorio cuerpo”, concluyó Miranda.

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