sábado, 19 de marzo de 2016
La prensa derechista como partido político de oposición en Latinoamérica
Rebelión
Por Patricio Montesinos
Vuelvo a retomar el tema de los de medios de comunicación en Latinoamérica, y el rol que cada vez más desempeñan como partidos de oposición a favor de las oligarquías nacionales, además de los servicios que prestan a los intereses de dominación de Estados Unidos en nuestra región.
Un nuevo y reciente ejemplo de esa postura de la “gran” prensa en la Patria Grande ha sido en las últimas semanas Bolivia, donde los emporios ultraconservadores de la información desataron una atroz campaña, claro que sí, partidista y mediática, contra el presidente Evo Morales, previo al referendo del pasado domingo, para denigrar sin respeto alguno hasta de su vida personal.
A la guerra desatada por los medios de comunicación privados bolivianos dirigida a intentar imponer el No en la consulta popular por una nueva reelección de Evo en 2019, se sumaron sus similares de Venezuela, Ecuador y Brasil, por citar solo algunos países en los cuales están en el poder gobiernos progresistas.
Es sabido que en la inmensa mayoría de las naciones al sur del Rio Bravo y hasta la Patagonia los principales periódicos, televisoras y emisoras radiales siguen actuando como fuerzas políticas, con dinero más que suficiente y todo el poder necesario para amparados en el controvertido concepto de libertad de expresión, mentir, difamar, manipular, destronar a presidentes y hasta ganar elecciones.
Es un secreto a voces que los comicios presidenciales en Argentina del pasado año los ganó apretadamente el consorcio de comunicación El Clarín, y no precisamente Mauricio Macri.
En la vecina Bolivia se ha hecho algo similar, pero a la inversa y de manera incluso más burda, con el objetivo de evitar el triunfo del Sí en el referendo de este 21 de febrero, a favor de la repostulación de Evo.
Aun sin conocerse los resultados oficiales de esa consulta, la “gran” prensa latinoamericana conservadora, y por supuesto, sus representados, dieron como victorioso el No en la Pachamama (Madre Tierra), cuando solo estaban escrutados el 3 por ciento de los sufragios.
Esa práctica es bien vieja, la han aplicado así históricamente, y de manera más sofisticada en los últimos tiempos en Argentina y en los comicios parlamentarios de Venezuela, con la evidente maquinación de crear con rapidez una matriz de opinión y una tendencia a su favor, que no pueda ser desmentida posteriormente.
Reza un refranero popular que quien da primero, da dos veces, mientras en el viejo argot periodístico es bien reiterada la frase que una mentira repetida 100 veces se convierte en verdad.
Lo inexplicable es que tal cotidiano accionar carezca todavía de una riposta contundente de la izquierda y de los gobiernos progresistas de la Patria Grande, que han sido golpeados una y otra vez por los medios de comunicación derechistas, e incluso hasta se han dejado imponer por ellos sus agendas.
Es hora ya de regular los deberes y derechos de la prensa, que por cierto debe estar en manos de los pueblos y para nada ser controlados por la oligarquía, y menos aun por consorcios transnacionales ni grandes empresas.
Los gobernantes revolucionarios de Nuestra América tienen la responsabilidad de promover y aplicar leyes que terminen de una vez por todas con ese mal, de lo contrario sucumbirán ante su hoy principal adversario: la prensa convertida en fuerza política de oposición.
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