miércoles, 16 de marzo de 2016

Energía "limpia" en manos manchadas de sangre Lenca



En abril próximo se cumplen dos años de lucha ininterrumpida del pueblo Lenca de Río Blanco, Intibucá,  quienes exigen el  derecho al  control y autonomía del Río Gualcarque, territorio ancestral donde la empresa de capital hondureño Desarrollos Energéticos S.A. de C.V. (DESA),  pretende apresar por 30 años las aguas del afluente instalando  arbitrariamente el proyecto hidroeléctrico  “Agua Zarca”. 
Desde el  1 de abril de 2013 las comunidades indígenas se han movilizado contra la ejecución del proyecto; en cabildos abiertos municipales, en Asambleas Indígenas y con una tomas de carreteras  han mostrado el rechazo rotundo, sin embargo sus voces no han sido oídas, sus exigencias desatendidas y su lucha ha sido criminalizada,  reprimida y ensangrentada por militares, policías y paramilitares.

Miembros del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Intibucá (COPINH), amenazados, judicializados y asesinados. 
Desde el inicio del proyecto,  se militarizó el sector amedrentando y persiguiendo a las y los líderes que se oponen a la hidroeléctrica; la represión sanguinaria comenzó a derramar sangre indígena el 15 de julio de 2013, cuando militares abrieron fuego contra   una movilización pacífica que se dirigía hacia las instalaciones donde estaba la maquinaria de la empresa, asesinando al dirigente indígena Lenca Tomás García e hiriendo de gravedad a su hijo Allan García.
El 5 de marzo de 2014, María Santos Domínguez, coordinadora   del Consejo Indígena de Río Blanco, fue atacada salvajemente por cinco individuos armados con machetes y garrotes, sufriendo lesiones y amputaciones. Su hijo de 12 años y su esposo  quedaron gravemente heridos.

El momento cúspide de la represión terminó con el asesinato   de la  coordinadora del  Copinh,  Berta Cáceres, quien fue ultimada la madrugada del jueves 03 de marzo en su casa de habitación  por parte de sujetos desconocidos.

Berta Isabel Zúniga Cáceres, la segunda de cuatro hijos de la luchadora indígena Berta Cáceres, responsabiliza del homicidio de su madre “a la empresa DESA, constructora de la represa hidroeléctrica Agua Zarca, que en reiteradas oportunidades la amenazaron indirecta o directamente, y que habían pagado a sicarios en varias oportunidades para asesinarla”.

El río Gualcarque atraviesa dos departamentos de Honduras, en San Francisco de Ojuera, Santa Bárbara y en Río Blanco y Opalaca, Intibucá. El 2011, se decretó la entrega de este río a la altura de San Francisco de Ojuera, sin consultar a las localidades vecinas que serían afectadas por el corte del afluente.

Tanto el pueblo Lenca como los demás pueblos originarios de Honduras se enfrentan a un proyecto hegemónico impulsado por el gran capital nacional y transnacional, que tiene sus intereses puestos en el sector energético, la minería y la agroindustria. Todo eso implica la privatización de territorios y fuentes de agua, y constituye una amenaza muy grave.

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