lunes, 14 de marzo de 2016
No hay mejor defensa que un buen ataque
El acontecer nacional está dado por la presentación e instalación de la MACCIH en el país. Como es tradicional en el gobierno de JOH viene rodeado, acompañado, publicitado por todos los medios de comunicación habidos y por haber. Siempre lo presentan como un líder moderno, omnipresente, eficaz, con respuestas a todos los interrogantes ciudadanos, con visión de futuro, capacidad de gestión, emprendedor, dialogando en todo tipo de foros y plazas públicas, con un discurso elocuente sobre lo que es el país, sus retos, prioridades, lo que se hace, se debe hacer y lo que está inconcluso.
El contexto de esta presentación se hace a tres bandas: la participación en el Plan de la Alianza para la Prosperidad, la Operación Avalancha y la conmemoración del 114 aniversario del partido Nacional. Todo ello envuelto en las declaraciones del asesor presidencial Marvin Ponce y/o los consabidos discursos bien trabajados y presentados por nuestro actual presidente de la república JOH. El conjunto, bien ensamblado, da un aire de estar por encima de las circunstancias, más allá y por delante de la historia, así como no tener ningún rival a su altura, que le haga sombra o entorpezca su marcha triunfal para ser el líder político indiscutible por muchas décadas.
En este contexto no disuenan las declaraciones presidenciales al decir que “a los delincuentes se les acabó la fiesta de estar abusando del pueblo, los verdugos han sido desmantelados, empiezan a caer y seguirán cayendo; basta de soportar los vejámenes de los extorsionadores”. No menos locuaz era su asesor presidencial cunado manifestaba que “aún falta que caigan más soles y estrellas. Este país hay que ponerlo en orden; aún faltan más soles, estrellas y políticos que sean llevados ante la justicia; y también el crimen organizado, con la venida de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH).
Todo este juego político-mediático es para ocultar lo que no deja de ser una estrategia que en la jerga del mundo futbolístico se denomina como “no hay mejor defensa que un buen ataque”. Es decir, se esconden, se ocultan y se disfrazan las grandes debilidades y carencias nacionales con una parafernalia digna de la entrega de los óscares cinematográficos de Hollywood. Y donde sus aliados políticos y estratégicos corifean estruendosamente los beneficios, bondades, logros obtenidos y por llegar como resultado de una gestión impecable y avasalladora.
Sin embargo, por más comisiones, reglamentos y legislaciones que se promulguen para el buen éxito de la MACCIH, la agenda a corto y mediano plazo para tener credibilidad, aceptación y legitimidad es la que propone la sociedad civil: investigar los actos de corrupción que han sido emblemáticos. Repetimos lo que es conocido por todos: el saqueo del Seguro Social, el uso de los fondos de la tasa de seguridad, el Trans 450, los proyectos de las alianzas público-privadas, los escándalos de corrupción en las alcaldías, investigar los dineros que le permitieron al presidente JOH llegar al poder y como los obtuvo y eliminar la Ley de Secretos. Estos son algunos ejemplos de una lista que se puede ampliar y retocar. Pero que no es negociable.
Y desde la sociedad civil, desde abajo y desde los movimientos sociales decimos que “la mejor defensa es la que es capaz de anular y repeler” el mejor ataque y mejor la delantera, incluida la del Barça: no perder nuestra memoria histórica, reciente y pasada, que la lucha contra la corrupción e impunidad no se consiga a basa de concentrar el poder, a base de suprimir a la ciudadanía, destruir la democracia, desmovilizar a la sociedad dejando todo en manos de “los profesionales de la política y el derecho” sumisos y al servicio del poder.
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