miércoles, 23 de marzo de 2016
Berta nos enseña el camino
Berta fue una mujer de convicciones profundas, de buena plática, de lucha incansable y mirada profunda. Tierna con sus hermanos lencas, pero de voz firme ante los usurpadores de los territorios indígenas, firme ante el sistema patriarcal y antiimperialista de corazón.
Su vida fue un regalo para los empobrecidos y marginados de este mundo. Acompañó las luchas de mujeres, campesinos, negros y pueblos indígenas; utilizó cada espacio para llevar sus voces, presentar sus demandas y exigir el respeto de sus derechos.
Berta asumió el compromiso de ser una custodia de los ríos, pero ella en sí misma fue un río. Entendió que la defensa de los ríos no solo es por la belleza natural, sino por ser fuente de la vida, y dio vida a cada lucha, a cada movimiento que contribuyera a defender los territorios y toda la vida que hay en ellos.
Su pasión fue la política. Pero no los partidos políticos. Entendió la política como herramienta para buscar soluciones a los problemas de las comunidades, apostó por la lucha política organizada y pacífica. Apostó por formar y organizar las comunidades y exigir al gobierno políticas públicas que dignifique la vida de las comunidades lencas.
Por la misma pasión que vivió, la asesinaron. Su muerte es un crimen político. El Estado no la protegió, la asesinó. El gobierno y los empresarios criminalizaron su lucha, la amenazaron de muerte en espacios públicos y privados, e inundaron el territorio lenco de policías y militares. El propio Juan Orlando Hernández como presidente del Congreso Nacional entregó su territorio mediante concesiones ilegales al Banco Mundial, empresarios locales y extranjeros.
Con la misma fuerza y compromiso que caracterizó a Berta Cáceres hacemos nuestras la demandas de su familia y del Copinh: uno, nombrar una comisión internacional de expertos para que se sumen al Ministerio Público en la investiguen a profundidad el asesinato de Bertha Cáceres; dos, cancelación definitiva de la concesión otorgada a la empresa DESA para el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca; tres, suspender de manera inmediata todas las concesiones otorgada dentro del territorio Lenca; cuatro, desmilitarización del territorio y respeto a la autonomía territorial y autogobierno del pueblo Lenca; cinco, implementación inmediata de la Ley de protección de los defensores y defensoras de derechos humanos
Hoy su sonrisa corre por todos los ríos del mundo. Y todas las organizaciones sociales tienen la obligación de convertir cada lucha en pequeños riachuelos que se suman al gran río de la movilización nacional hasta derribar el proyecto político continuista de Juan Orlando Hernández y la cúpula empresarial que se han empeñado en despojar de sus territorios a los pueblos indígenas, campesinos y negros del país. Y como lo dijo la propia Berta “Despertemos, despertemos humanidad ya no hay tiempo… juntémonos y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la tierra”.
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