martes, 29 de marzo de 2016
Las masacres reflejan el fracaso de las políticas de seguridad gubernamentales
El espiral de violencia que vive el país es estimulado por las políticas represivas del Estado y de los círculos del crimen organizado tanto el ligado al tráfico de las drogas como al delito de la extorsión, lo que demuestra que la estrategia de seguridad implementada por gobierno de Juan Orlando Hernández fracaso”, indicó el analista e investigador en temas de seguridad pública, Víctor Meza.
A renglón seguido dijo que el ciclo de violencia se repite, se reproduce y se amplía a pesar del triunfalismo y las cifras optimistas que el gobierno repite todos los días en una campaña mediática que se ha convertido en incómoda porque se sabe de sobra que le están mintiendo al pueblo, agregó Meza al referirse que en lo que va de 2016 Honduras ya registran 13 homicidios múltiples o masacres que han dejado al menos 57 víctimas mortales.
Con el último evento donde perdieron la vida doce personas ya se contabilizan cuatro masacres solo en la Tegucigalpa, capital hondureña. Otras masacres ocurrieron en San Pedro Sula, Comayagua La Ceiba, Locomapa, Yoro y Tocoa, Colón.
“En los cuatro años de gobierno del nacionalista Porfirio Lobo Sosa y los dos años del presidente Juan Orlando Hernández, en el país se han registrado 718 matanzas dejando 2,639 muertos lo que hace un promedio de una masacre cada tres días”, manifestó Meza.
Por su parte la directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Migdonia Ayestas indicó que casi todos los crímenes múltiples se cometieron con armas de fuego y lamentó que el 96% de los asesinatos queden en impunidad por falta de capacidad de investigación de las autoridades.
"En San Pedro Sula como en muchas zonas del país la droga es distribuida como maíz y en cuanto a la extorsión hay un control bárbaro porque se lleva un registro de negocios, autobuses y taxis en circulación y se calculan la cantidad de dinero a recibir", indicó un ex pandillero que reside en San Pedro Sula.
Dijo que oponerse a este esquema de funcionamiento o simplemente denunciarlo significa la muerte. La policía y las autoridades gubernamentales saben todo lo que pasa en el país y no hacen nada porque hay gran complicidad y compadrazgo.
Honduras vive una ola de violencia que lo ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo, con cerca de 60 muertos con por cada 100,000 habitantes, según datos oficiales.
Huyen del país para no ser asesinados
En Honduras desde hace años corre la sangre, se fuga el dinero y se respira el miedo. Datos oficiales indican que en El Salvador se pagan más de $390 millones por extorsión al año, en Honduras más de $200 millones y en Guatemala $61 millones. Aunque para algunos analistas estos datos son minúsculos en comparación con las verdaderas cifras.
La desesperación de muchas personas de San Pedro Sula y otros municipios del Valle de Sula, agobiados por la extorsión los obliga a buscar la forma de abandonar el país, informaron con preocupación las autoridades del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh).
De acuerdo al abogado Wilfredo Castellanos, comisionado regional del Conadeh, únicamente en su oficina se recibe un promedio de dos personas al día pidiendo ayuda porque temen por su vida.
“Deciden abandonar el país por la incomodidad que le acusa el hostigamiento de grupos delictivos de la extorsión, el acoso de pandilleros para despojarlos de sus viviendas y otros problemas que representan una amenaza a la vida”, indicó Castellanos.
Dijo que las personas en su mayoría prefieren no hacer la denuncia a la Policía, ya que desconfían que podría estar involucrada con las bandas criminales. Las personas que se van de Honduras dejan abandonadas sus viviendas, trabajos y demás cosas que tienen en el país.
“Para cambiar la inseguridad se requiere de estrategias combinadas que incluyan diversos factores, entre estos; políticas adecuadas de prevención, generación de oportunidades, generación de empleos, tratamiento de los problemas sociales más agudos en las zonas marginales, hasta una investigación para acabar con las estructuras criminales que generan la inseguridad y la violencia en el país”, concluyó el analista e investigador en temas de seguridad, Víctor Meza.
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