sábado, 30 de enero de 2016

Una nueva ola de neoliberalismo invade América Latina



Por Diego Olivera Evia

En nuestra primera entrega para el boletín de Barómetro del 2016, nos parece importante analizar, los peligrosos cambios en Argentina y Venezuela, donde se generó una nueva y peligrosa correlación de fuerzas, con el avance de las corriente neoliberales. Hoy con la presidencia de Mauricio Macri, y con la mayoría calificada de la derecha de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), hoy denominada UD, en la Asamblea Nacional (AN), adoptando mecanismos de coerción, sobre los sectores sociales y populares.

Nuevamente violencia policial en la Argentina, apostando al retorno de neoliberalismo, padre de las décadas perdidas en América Latina, como lo manifestaran la CEPAL y el SELA, en varios trabajos económicos. Las acciones en la Argentina, de miles de despidos de trabajadores, como una lista de más de 85 mil trabajadores, que quedaran cesantes, mostrando de esta manera, el verdadero rostro del neoliberalismo, que no solo acude a ajustes macroeconómicos, préstamos del FMI, que se volverán fondos buitres, entre la alianza del FMI, con empresarios prestamistas y usureros, que compran la deuda y la cobran al más del mil por ciento.

Nuevamente las derechas de Venezuela y Brasil hablan de la "salida"

Esta nueva realidad continental, a la que debemos sumar, el intento de destitución de la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, por parte de la burguesía y las trasnacionales, que conviven en esta nación, sin pagar impuestos a sus ganancias, que es otra lógica del capitalismo salvaje, ellos solo pagan la mano de obra, de los obreros brasileños.

De esta manera podríamos hablar, de una concesión de Maquila, o un mecanismo similar a los TLC, poniendo como ejemplo a México, donde la industria automotriz, como la industria siderúrgica, solo cobran los gastos de producción, con mano de obra barata y sin pagar impuestos.

Hoy al hablar de salida o cambio, en este caso intentando sacar a Dilma y al presidente constitucional, Nicolás Maduro, en seis meses como lo manifestara el nuevo presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, que en seis meses derrocaría al mandatario venezolano, basándose en su autoridad y desconociendo a la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Ramos Allup, en su prepotencia, se concibe como por encima de los demás poderes, obviando a la constitución, ya que para activar los mecanismos de referéndum revocatorio, no es el Congreso, ya que es potestad del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el que puede convocar al pueblo Soberano, a obtener las firmas de más del 50% más 1, de lograrse las afirmas, se procedería a la convocatoria a través del Consejo Nacional Electoral (CNE), quien organizaría este nuevo llamado a elecciones.

Es bueno recordar que en 20 años de elecciones, solo en dos de ellas la oposición de la hoy denominada Unidad Democrática (UD), antes la MUD, no reconocieron las 18 victorias, cantaron fraude, cuestionaron a l CNE, como aplicaron "salidas", como el golpe de estado del 2002, el paro empresarial y petrolero, varias asonadas militares, como la violencia de calle, con decenas de asesinados, consideradas por ellos, como bajas colaterales, al mejor estilo de su mentor y financista la distintas administración de EEUU.

Muchas veces en la destitución de los presidentes Zelaya de Honduras y posteriormente Lugo de Paraguay, se asomaban estos mecanismos del "golpes legislativos", buscando escusas para derrocar a presidentes, hoy la realidad en Brasil y Venezuela, es parte de un libreto, para obviar los mecanismos institucionales, para evitar las normas democráticas, ya que ambas naciones hay poderes e instituciones, que deben ser respetadas. Pero lamentablemente, estos "cambios", o "salidas", es una vuelta atrás, volver al neoliberalismo, al poder de los empresarios y a la dominación de las trasnacionales y EEUU.

El irrespeto en Venezuela al Libertador y al presidente Chávez

El nuevo presidente de la AN, un provocador de oficio y sobreviviente del partido Acción Democrática (AD), de su fracaso político económico en la década del 80-90, con el Caracazo como respuesta a su propuesta neoliberal, logra a través de una maniobra, ganar la presidencia del Congreso, una alianza para dejar a Primero de Justicia (PJ), de esta autoridad, mostrando una vez más la poca moral, y su capacidad oportunista, para manejar a los otros grupos de la UD.

Parte de esa visión manipuladora, aplica su show mediático, para provocar a los sectores chavistas, al mandar quitar del Congreso, la imagen del Libertador Simón Bolívar, del presidente, comandante Hugo Chávez y del actual presidente Maduro, lo cual generó malestar en las fuerzas Armadas, como en los sectores bolivarianos.

El ataque a Bolívar, es parte de la historia del Libertador, donde las oligarquías de Colombia, con Santander a la Cabeza y con Páez como enemigo del padre de la Patria, marcaron su muerte en Santa Marta, tratando de borrar la Independencia de América, como la creación de la Gran Colombia, la unidad de los pueblos. Pero como a todos los libertadores, San Martin, José Artigas, Bernardo O’Higgins Riquelme, Mariscal Sucre, como muchos otros, fueron desterrados, asesinados. Para luego hacer un busto de Bronce en las principales plazas, de nuestras naciones, para contar sus historias, pero olvidar su legado, de Independencia, Soberanía, de igualdad, de libertad, como hoy lo hace la derecha venezolana, irrespetando la memoria de Bolívar, como lo hicieron en el 2002, tirando su imagen en un depósito de Miraflores, en sus 48 horas de golpe.

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