lunes, 18 de enero de 2016

Los valores "liberales" en LibRe

Rebelión

Por Luis E. Aguilar

A pesar que los postulados de base en el imaginario político de las ramas liberales dentro del partido LibRe provienen de valores humanistas, ecologistas y un conjunto de otras construcciones idealistas, a la mayoría de la población estas propuestas le resultan exóticas, foráneas y en general extrañas (excentricidades de la pequeña burguesía acomodada). La particularidad es que, en Honduras, esté conjunto de valores han sido en parte artificialmente implantados por varias vías, creciendo y evolucionando en un discurso que va muy lejos y demasiado acelerado con el progreso natural de la sociedad. El resultado es que el partido esta silenciado y las fuerzas que lo movilizaban han sido en gran parte coartadas por la derecha.
Los temas más sensibles son el rol de la mujer, qué hacer con los homosexuales, la religión, las estructuras de poder, como responder al militarismo del régimen, etc, pero sobre todo el modelo de construcción del discurso usado por los diferentes sectores que en este momento se encuentran en choque. El lenguaje usado lo determina todo. El enfrentamiento entre liberales y conservadores es mas bien un balance de fuerzas y no un choque, pues al fin y al cabo propone una estabilidad y pretende invisibilizar la lucha de clases. Este conglomerado en las democracias liberales de hoy en el primer mundo incluyen solamente a los liberales con tintes conservadores y a los conservadores de linea dura que puedan aceptar los tintes liberales. Todos los demás quedan por fuera de alcanzar a la gran masa electoral, sobre todo la izquierda de sectores populares y la derecha fascista, aunque esta ultima siempre tendría una tajada en la repartición del poder.

Por un lado, Honduras ha sido criada a semejanza de la influencia del pensamiento y modelo de construcción social norteamericana, que en sus primeras bocanadas de aire simbolizaba una linea rígida, modernista y realista, la cultura nacional se ve empuñada así, desde nuestros inicios, por este modelo y surge una especie de masa amorfa al estilo de un estado sureño de Estados Unidos y lo más perpetuo del inmobilismo de una cultura ibérica oscuramente conservadora y pobre. Una temprana separación física y humana con la madre patria, y la división de las provincias centroamericanas facilita este fenómeno. Este proceso de una desconexión identitaria europea -que consiste en la herencia de valores aristocráticos territoriales, algo rechazado en EEUU, no así en las nuevas repúblicas de America Latina- para promover el capitalismo moderno en EEUU se transplanta extrañamente en un país donde curiosamente no se desenvuelve el capitalismo en condiciones normales. La masa del pensamiento hondureño surge de esta manera como un conglomerado muy particular y no se parece en nada a sus pueblos vecinos.

Por otro lado, las ONGs, las instituciones de inteligencia extranjera que están activas en el país, el bombardeo mediático de material producido en el extranjero (el cine, la TV etc.) todos estos constituyen factores que complementan día a día una construcción de valores dirigida a sectores específicos. La derecha se encarga de mantener el desarrollo económico de las grandes masas en crisis sin que esto demuestre una amenaza pues una economía rampante, que esta más que todo amarrada con cadenas en nuestro país, significaría mayores espacios para los valores de corte liberal. No debe haber duda entre los hondureños que vivimos en una sociedad que ofrece posibilidades en general muy por debajo de las capacidades reales de producción e ciencia ingeniería que existen. El desarrollo económico precario y pobre hace que sean las fuerzas conservadoras dentro de la sociedad las que tengan hegemonía indiscutible, sin tener que ceder demasiados espacios a las libertades sociales y valores liberales que son minoritarios. En los países desarrollados es la derecha la que ha tenido que en muchos casos adoptar y aceptar valores liberales entre sus filas pues el espacio ganado desde los liberales va de la mano con el crecimiento económico y la distribución general de este desde la posguerra.

Muchos son los sectores que siendo sensibles a las injusticias sociales más que evidentes en la actualidad podrían ser seguidores del discurso de LibRe; en cambio se han vuelto en enemigos electorales de este partido. La gran transición de la izquierda obrerista latinoamericana se vio forzada a acercarse a los sectores contrarios al conservadurismo radical pues tenían cosas en común, pero finalmente, este empate ha resultado negativo para la izquierda en países como Honduras, tal vez con mayores aportes electorales en países como Brasil o Argentina. El hecho de Honduras haber entrado en convulsión política tan tarde como el año 2009, la ubicó en un proceso de construcción de discurso político en pleno apogeo neoliberal, y ademas en tiempos de una considerable apertura liberal en occidente. Ese momento clave enraíza los valores dentro del discurso general que vendió y en su momento logró empujar cambios dentro del núcleo radical de poder en el país, pero otras muchas cosas resultaron fácilmente rebatibles por la derecha. Esto a tal punto que incluso la derecha ha visto un impulso en su retórica, construcción de discurso y valores políticos diseminándolos entre la población, especialmente entre las más bajas y altas capas económicas de la sociedad. Prácticamente Honduras esta viviendo por primera vez en su historia una gran era de cristianizacion, ademas de aumento por los efectos radicales de la militarización, el militarismo sin sentido, al tiempo que aumentan, como en todo el resto del mundo, los planes intervencionistas del imperialismo, su crecimiento natural que desde la postguerra ha seguido a travez de 65 años de institucionalización. Esa herramienta esta siempre al servicio de los planes de las oligarquías locales en los países del tercer mundo. Latinoamérica es particularmente penetrable a todos los entramados occidentales de diseño de poder. En un contexto revolucionario de lucha de clases todo este poder hegemónico se revierte y se vuelca en contra del propio sistema que lo alimenta.

En occidente, la lucha de intereses entre los liberales y los conservadores ha gestado todo un entramado de manipulación del poder jamas atestiguado por la humanidad, desde California hasta Austria y las costas de Japón, los conservadores, dado el crecimiento económico, han aceptado tolerar una serie de conquistas de los liberales, a la vez que éstos han manejado con cautela las ramas de intromisión de la derecha. Grandes capas de clase media y trabajadora han salido de la pobreza y ello representa un modelo económico que es in-negociable en muchos casos para los ciudadanos, no así para los inmigrantes que aparecen como un clase trabajadora transnacional. El balance conservador - liberal que ha alcanzado occidente no tiene probablemente precedentes.

En un estado como la Florida, donde los valores conservadores predominan no ha sido posible desligar de ese fenómeno el hecho que grandes capas de su población provinieren de una Cuba comunista. Un modelo de discurso estático y en transición a la vez, apegado a los valores socialistas más comunitarios. La realidad es que ni en uno ni en otro lado del estrecho de 90 millas predominan o se expresan los valores de la clase media. Es una lucha entre dos clases que coinciden en su gran diferencia con los valores liberales de la pequeña burguesía, una clase a la que dejan cohabitar pero no imponer un discurso hegemónico. Si bien, es preciso entender que en Estados Unidos se cohabita entre dos mundos, la estructura es capitalismo de gran escala, sociedad industrial por excelencia en donde todo se produce y se reproduce como un modelo social repetitivo a lo largo y ancho de 8 millones de kilómetros cuadrados, en algunos lugares todo es un sistema social repetitivo. La superestructura por otro lado es un poco más ecléctica, la estabilidad después de la II Guerra Mundial trajo consigo un impulso a esta visión pues el fascismo en sus versiones radicales era rechazado, lo que había que derrotar. Aunque se ha quedado en el corazón del poder fáctico norteamericano.

Muy distinto ha sido, por ejemplo, el proceso desarrollado en Nicaragua, y mas aun en Cuba, en donde en tiempos de sus respectivas revoluciones los alcances del discurso liberal sobre sus poblaciones eran muchos menores, y ademas la institucionalidad del poder capitalista occidental no estaba tan enraizado como en la actualidad. A pesar que estos gobiernos de izquierda y comunista respectivamente se han tenido que adaptar en gran parte a las nuevas realidades sociales del mundo pues es un sistema global, los resultados de alianzas sensibles con las demandas de sectores organizados han sido finalmente positivos para estas revoluciones pues es en ambos casos que desde la clase trabajadora se han difundido las nuevas políticas de convivencia, tolerancia y progreso. Esas políticas se han diseminado entre una población extremadamente organizada, que vive en comunidad y construyen comunidad día a día a todos los niveles, bases y códigos sociales que son inquebrantables a nivel de vecindario, aldea, pueblo, ciudad y nación. Esto es inexistente o insípido en Honduras. Es en medio de esa vida en comunidad que las mujeres de Nicaragua han ganado uno de los puestos mas igualitarios según las Naciones Unidas, o que los homosexuales han ido ganado espacio y libertades básicas en una Cuba que había sido abiertamente homofóbica. El matrimonio igualitario podría ser aprobado en Cuba o Nicaragua por sus parlamentos sin ninguna problema para la raíz ideológica y las estructuras sociales de ese país. En un país como Honduras o el resto de países ¨deshabitados¨ socialmente en América Latina podría crear un shock nefasto y fulminante para cualquier partido en el poder.

Aunque nuestros liberales podrían ser vistos como revolucionarios debido a las condiciones actuales de Honduras y aparezcan auténticos en comparación con las grandes capas urbanas orgullosamente burguesas de México y Colombia, portan en sí los elementos que en el futuro serán el peor enemigo de la revolución, tal y como lo son ahora en esos dos países. López Obrador nunca pudo ganar las elecciones porque trae en sí demasiados compromisos ideológicos con los sectores ultra de Ciudad de México, algo que en interior nunca será visto con buenos ojos. Esto no ocurre en Argentina en donde la masa intelectual es mucho mas estructural, menos ecléctica, la clase media bonaerense tiene un esquema interpretativo mucho más estricto -sólido y por tanto se filtra siempre la condición de clase en el discurso. La América Latina de la actualidad tiene este perfil de polos pues va imitando los esquemas de la democracia liberal occidental, al menos a nivel urbano. Según estos preceptos la ideología nace de nada y se hereda, no tiene nada que ver con la clase; pues perteneciendo todos de la misma clase la ideología es lo único que los distancia. O en ultima instancia, habiéndose eliminado las asperezas con la clase trabajadora podemos enfocarnos en esta nueva división.

Los valores y estructura moral de la pequeña burguesía han visto un aumento de predominancia entre sectores políticamente organizados del partido Libertad y Refundación. Estos valores responden a una clase social determinada, en muchos casos por factores diversos, de estrato social entramado con elites intelectuales, profesionales de confianza, clase media comercial y clase media asalariada. En general de origen urbano, que han visto su vida orgánica influenciada al estilo de sectores del sindicalismo anarquizado. Sus valores de clase responden directamente a sus intereses de clase, y su lucha plantea la protección del pequeño sobre el grande comerciante, la sobrevivencia del pequeño productor, del pequeño comerciante y del pequeño burgués intelectual.

El discurso oficial de LibRe ha ido demostrando mayor auge para los sectores pequeño burgueses, la lógica de esa clase ha controlado casi todos los espacios. El binomio partido y movimiento social es un experimento que ha ayudado pero que podría costar caro a la clase trabajadora en cualquier momento. Para Libre los valores liberales que en un momento fueron su empuje representan ahora su peor enemigo. El Partido significa la lucha entre liberales y conservadores, que ya habíamos dicho es una lucha desclasada, y que la derecha le interesa mantener pues es el espacio en donde lucha contra la amenaza más grande que ve en LibRe: las libertades de la clase media. Mientras tanto, el movimiento social encarna en alguna medida la lucha de clases pues contiene en él algunos sectores populares. Sin embargo, la lucha de clases no es reconocida por su oposición.

En todo caso, la evidencia demuestra que los sectores liberales pueden al final ser reaccionarios a medida que sus propias ideas se materializan, sobre todo si quiebran alianzas con los revolucionarios proletarios. No es raro ver homofobia, machismo, sincretismo religioso entre sus filas; esta contradicción se da pues la mayor motivación por la cual ellos impulsan sus valores liberales no es la creencia en ellos per se, sino su lucha empecinada en contra del pensamiento comunista. También luchan contra la derecha extrema pero es en el poder de ésta en que se da el mejor sustrato de cultivo para la difusión de sus ideas. Una revolución proletaria es una pesadilla más grande para ellos que cualquier otra cosa.

Históricamente, la clase trabajadora se ha visto en alianzas estrategias con la pequeña burguesía para luchar unidos en contra de un poder gran burgués financiero, industrial o recalcitrante. La generalidad es que se hayan dado repetidas revoluciones burguesas como antecedentes a una revolución proletaria. Esto paso en la revolución francesa de 1830 detallada por Marx en Las Luchas de Clases en Francia.

A la fin, c´est en contre de la revolution proletaire que les petits burgeois agissent…

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