jueves, 7 de enero de 2016

Hablemos del presupuesto y de otros pistos



Seis años de constantes violaciones a derechos humanos y un sistema de justicia politizado 

Hace unos días el Congreso Nacional dio nuevamente una clase de la forma burda y a mata caballo que practica al momento de la aprobación de las leyes. Los diputados y diputadas dieron luz verde al presupuesto del año fiscal 2016, a pesar de los serios cuestionamientos en la distribución de los recursos.

Para toda nación, el presupuesto es el instrumento económico fundamental para saber qué tipo de país apunta a construir un gobierno. Es elaborado por el poder Ejecutivo y tratado y aprobado por el Legislativo. Serán esas partidas que dirán cuáles son las prioridades de la administración, en este caso de Juan Orlando Hernández para el próximo 2016, su tercero en el poder.

El proyecto, ahora ley de presupuesto 2016, no fue sometido a debate por parte del Congreso Nacional, impidiendo que diversos sectores aportaran sus puntos de vista sobre los mecanismos de recaudación de ingresos, la asignación de gastos e instrumentos de transparencia y lucha contra la corrupción. La aprobación de este presupuesto demuestra que el actual gobierno no quiere una democracia participativa e igualitaria, por lo que evitó que se tuviera un presupuesto participativo y transparente.

En el presupuesto se destaca el enorme peso de la deuda pública, dado que representa una asignación de 32 mil millones de lempiras, lo que se traduce en el 40% de los ingresos tributarios, ósea que 4 de cada 10 lempiras recaudados en impuesto se destinarán al pago de la deuda.

Los fondos aprobados superan los 204 mil millones de lempiras, un incremento de 2,000 millones de lempiras en relación al monto enviado por la Secretaria de Finanzas el pasado mes de septiembre. La justificación de los diputados de la oficialidad es que se adicionó 1,600 millones de lempiras para inversiones en infraestructura y 400 millones para el programa asistencialista Vida Mejor.

Además de seguir privilegiando el asistencialismo, con un programa que calma el hambre un día pero que no reduce la pobreza del mañana, el gobierno incrementó la partida de defensa y seguridad. Para el 2016, ambas secretarias tienen mayores incrementos en comparación con las partidas de salud y educación, a pesar de los cuestionamientos que se hacen ante el accionar de los cuerpos de seguridad y ante los hechos criminales que no cesan en Honduras.

Seguramente cada una de las partidas que se aprobaron como presupuesto 2016, pueden ser cuestionadas por una ciudadanía que necesita que la clase política comience verdaderamente a legislar a favor de las mayores. El reto para el país el próximo año, es que la discusión y aprobación del presupuesto sirve para cambiar verdaderamente la vida de la gente. Y que el presupuesto sea el reflejo de las preocupaciones y respuestas que la ciudadanía necesita para cambiar el rumbo de las cosas.

No hay comentarios: