viernes, 11 de diciembre de 2015

Vida o Muerte: Negocio rentable en Honduras



Al menos 352 personas han perdido la vida de manera violenta en 95  masacres, registradas en Honduras en lo que va del 2015, según los recuentos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. El país está viviendo escenas grotescas y dolorosas: cuatro masacres en cinco días con un saldo de 27 muertos. 

“El negocio de la vida y de la muerte es uno de los negocios más, económicamente, rentables en este país. Qué pasa si yo tengo miedo, qué pasa si nadie me puede proteger, entonces yo tengo que hacer lo posible para defenderme y defender a mi familia“, explica el antropólogo Marlon Carranza.

Carranza está investigando en Honduras el comportamiento de la violencia y sus consecuencias para la sociedad. Ha sido testigo de que la violencia, en las últimas semanas, se ha agudizado en Honduras con episodios tan tristes y desgarradores como las masacres. 

Estos hechos desorientan a la ciudadanía e incluso los alienta a imaginarse nuevas escenas de violencia a tal grado de preguntarse dónde será la próxima matanza. Pero en el imaginario popular también surgen preguntas sobre ¿si estas muertes son hechos aislados o tienen relación, quiénes están promoviendo las masacres, con qué intenciones, qué mensajes se quieren enviar, quienes ganan y quiénes pierden con esta oleada de matanzas?

Radio Progreso (RP) dialogó con el antropólogo Marlon Carranza (MC), investigador de la violencia en Honduras sobre esta difícil realidad.

RP. ¿Cómo valora los graves hechos de violencia?

MC. Es lamentable. Son hechos que generan una serie de cuestionamientos, por qué están sucediendo estas masacres con tan corto tiempo. Es indignante y es muy triste lo que está pasando.

RP. ¿Cómo analiza la escena de la masacre en Choloma?

MC. Es una masacre explícitamente dirigida a un grupo muy particular como los son los transportistas. Esta masacre fue muy bien planificada, las víctimas estaban muy bien identificadas. Fueron tres motoristas, tres ayudantes y dos despachadores. Hacer ese evento de esa manera parece que quiénes lo ejecutan tiene entrenamiento militar muy especializado.

RP. Las masacres en Santa Bárbara y de Copán Ruinas, ¿cómo se pueden interpretar?

MC. Hay una cosa muy interesante y es que las dos están muy cerca de la frontera, y curiosamente, los informes del observatorio de la violencia señalan que en esas zonas se presenta una reducción de los homicidios, y lo hacen justificando la desarticulación de las principales bandas que operaban en esa zona como los Valle Valle.

RP. ¿Cómo se explican esos asesinatos?

MC. Nuevos actores están surgiendo. Desarticulan una banda y eso hace que otras bandas surjan, como no hay un control claro se puede interpretar como una expresión de conflictos entre esas bandas.

RP. Las capturas y extradiciones de los narcotraficantes ¿son garantía para acabar con la violencia?

MC. La lucha contra la violencia debe ser una lucha integral. Entonces lo que pasa a la larga es que una vez desarticulado ciertos grupos, otros grupos van a querer controlar la zona. Es una lucha de territorio donde se aplica la ley del más fuerte.

RP. ¿Cómo influye esta violencia en la sociedad?

MC. Lo que hace es aumentar el miedo. Es dejar una sensación, una forma más explícita, una forma más evidente que no hay nadie que nos defienda. Y las instituciones del Estado lanzan el mensaje que son realmente incapaz de resolver estos problemas, y cuando intentan resolverlo las respuestas son descabelladas.

RP. Con imprimir el miedo y el terror, ¿quiénes ganan?

MC. Yo creo que quiénes ganan son los que se enriquecen de la empresa de la violencia. El negocio de la vida y de la muerte es uno de los negocios más, económicamente, rentables en este país. Qué pasa si yo tengo miedo, qué pasa si nadie me puede defender, entonces yo tengo que hacer lo posible para defenderme y defender a mi familia.

RP. ¿Qué opina del privilegiado presupuesto para el tema de la seguridad?

MC. Es un desperdicio de dinero porque no han demostrado ser cuerpos policiales eficientes. Si a mí me dijeran que vamos a apostarle a una policía que realmente investigue, que realmente se encargue de proteger a la ciudadanía, y yo tenga evidencia que eso está ocurriendo, no me importaría que les asignen más presupuesto, pero hasta ahora no hay una evidencia que la multiplicación de cuerpos policiales en la sociedad hayan tenido eficacia.

RP. ¿Cómo valora el programa dirigido a la niñez llamado Guardianes de la Patria?

MC. Me parece que es muy arriesgado. Dejar a militares que hagan un entrenamiento con jóvenes y con niños, y lanzarles la idea de que este país va a resolver sus problemas con medidas autoritarias, me parece que es muy arriesgado y sumamente grave. Tampoco veo en la sociedad voces que reaccionen contra todo esto.

RP. ¿Qué ha pasado con la depuración policial?

MC. Uno de los principales problemas de la depuración policial es la falta de transparencia. No nos han dicho nunca cómo se ha hecho la depuración policial, nunca nos han dicho exactamente a quiénes han depurado y no nos han dicho exactamente las razones. 

RP. ¿Por qué será?

MC. En parte porque no quieren hacer una depuración policial. Aquellos que deberían ser depurados son aquellos que están en puestos policiales de alto rango.

RP. ¿Es la medicina para salvar a la Policía Nacional?

MC. Yo creo que sí, pero se requiere hacer más bien un borrón y cuenta nueva. Yo creo que se debe asegurar que sus agentes no sean personas corruptas. La depuración, creo yo, significa el fortalecimiento de la eficacia de la policía en términos de investigación criminal y de cercanía con las comunidades.

RP. ¿Cuál es la solución que se requiere para contrarrestar la violencia en Honduras?

MC. Una cosa que me queda bastante clara es que los homicidios y la violencia en este país no van a desaparecer sin que se transforme el sistema de justicia, sin que haya una lucha más seria contra la impunidad. La violencia es un círculo vicioso, un acto de violencia va a generar más violencia.

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