lunes, 14 de diciembre de 2015
Ni por las puertas del infierno pasará el sacerdote Rivas Cruz, sino por la Puerta del Muladar
Acudimos indignadas a nuestro último plantón del año, al conocer sobre otro caso en el cual los familiares de las víctimas de la desaparición de sus seres queridos, no lograrán alcanzar justicia y verdad en esta tierra.
La noticia de la muerte el jueves 3 de diciembre, del sacerdote salvadoreño Francisco Abilio Rivas Cruz quien murió en un accidente de tránsito cuando se conducía de San Pedro Sula a Copán, en el occidente del país, es una muestra de lo que expresamos.
El sacerdote salvadoreño a quien familiares de Yolanda Elizabeth Ramos Urrea (28) y Xenia Rosibel Ramos Urrea (14), lo acusan de la desaparición de las jóvenes hermanas, ha muerto y parte hacia el más allá sin pagar por los daños irreparables causados a una humilde familia del municipio de Florida, Copán.
Rivas Cruz no solo habría participado en la desaparición física de las hermanas Ramos Urrea, sino que bajo engaños e intimidaciones violó en 2009 a la menor, y a consecuencia de esa violación sexual, Xenia Rosibel de 14 años cargó en su infantil vientre un embarazo.
La pareja de hermanas fue vista por última vez en la terminal de buses de La Entrada, Copán, cuando fueron llamadas por el hombre de sotana, quizás con el propósito de apaciguar los reclamos de las féminas por sus pecados cometidos.
Estamos indignadas porque este caso, también obtuvo como respuesta la inoperancia del Ministerio Público (MP) y de las autoridades de investigación, obligadas a esclarecer los hechos cometidos por otro supuesto hombre de Dios, en contra de feligresas indefensas.
Trascendió que el expediente de la denuncia que doña Mélida Urrea (madre de las jovencitas) presentó ante la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC), desapareció misteriosamente de los archivos, no se sabe si por apatía de las autoridades o influencias poderosas externas, que buscaron proteger a toda costa a aquel que todavía era un seminarista.
Esta historia verdadera nos trata de decir que aquellos hombres revestidos del servicio a Dios que equivocaron el camino, que usaron una sotana para ocultar sus bajas pasiones, han pasado del éxtasis espiritual a la mediocridad material, y que, como el caso que nos ocupa, el alma del “sacerdote” Francisco Abilio Rivas Cruz, será expulsado por el infierno y conducido hacia La Puerta del Muladar.
Francisco Abilio Rivas Cruz se ha ido sin dar una explicación sobre qué hizo con las hijas de doña Mélida Urrea, pero nosotras en COFADEH continuaremos nuestro trabajo de exigir ante las autoridades competentes el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de justicia, frente a tanta impunidad.
De los hechos y los hechores
Ni olvido ni Perdón
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