martes, 15 de diciembre de 2015
2015: Año del despertar ciudadano y la ofensiva de un sistema opresor
El año 2015 trajo consigo una de las mayores sorpresas del siglo XXI: la reacción ciudadana contra la impunidad y la corrupción que se tradujo en miles de indignados e indignadas saliendo a las calles, pidiendo la renuncia del presidente y una Comisión Internacional contra la Impunidad similar a la de Guatemala. Sin embargo, Honduras no dejó de ser un país violento este año, un país con altos índices de pobreza y desempleo, y donde la clase política y empresarial se esfuerzan por mantener un sistema de impunidad inamovible, según analistas.
Violencia
Honduras sigue en los peores puestos de las listas mundiales. San Pedro Sula, al norte de Honduras, por cuarto año consecutivo se impuso como la ciudad más violenta del mundo. Le siguen llamando la “capital mundial del crimen”, con una tasa de 171.20 homicidios por cada 100 mil habitantes. San Pedro Sula ha sido escenario frecuente de buena parte de las 80 masacres que en 9 meses se perpetraron en Honduras.
"Se registran 282 víctimas en 79 escenas de homicidios múltiples y se han incrementado cuatro eventos en relación al año anterior donde se contabilizaron 75 hechos en el mismo periodo de tiempo", expresó Migdonia Ayestas a medios nacionales hace dos meses cuando presentó estas cifras sangrientas.
Sin embargo, datos del Observatorio de la Violencia de la UNAH que contabiliza los homicidios en Honduras con datos de Medicina Forense y Policía Nacional, muestran una baja de 15.1% en dicha tasa. Solamente se asesinan 14 personas diarias actualmente en Honduras. Esa violencia toma saña con las mujeres, y también se dice que Honduras es el país más peligroso para sobrevivir siendo mujer con un promedio de un femicidio cada 13 horas.
Contar que en Honduras va reduciendo la violencia contrasta con la realidad que miles de personas viven a diario. Transportistas, pequeños comerciantes, hombres y mujeres jóvenes en zonas urbanas y rurales, cuyo nivel de riesgo ha aumentado con los años, contrarrestan las cifras.
El experto en temas de seguridad, el doctor Joaquín Mejía dice que la medición de esta tasa es en homicidios, no en las diversas formas de violencia que se expresan en el país que son las que causan mayor daño.
“Habría que ver si realmente hay un aumento de las desapariciones, porque esos no entran en las estadísticas oficiales que luego redundan en la tasa publicada. Por ejemplo se sabe que en algunos lugares cuando existe un homicidio, la propia comunidad no permite el levantamiento del cadáver porque saben que tiene que trasladarse a Medicina Forense de Tegucigalpa y San Pedro y ésta solo tiene cobertura de 60% a nivel nacional. Hay que ver el sub registro”, expresa.
Actualmente en Honduras funcionan 14 fuerzas de seguridad del Estado diferentes, tanto que en muchos casos no trabajan coordinadas. Mejía asegura que hay dos elementos con el tema de seguridad que marcan la línea del actual gobierno: la militarización y la privatización de la seguridad. En 2015, de acuerdo a la ONU, en Honduras existen entre 70 mil y 150 mil guardias de seguridad frente a 12 mil policías. Un guardia por cada 103 habitantes, pero solo 1 policía por cada 1103 habitantes. Se ha demostrado que la depuración policial ha sido un fracaso, con millones de lempiras invertidos para apenas 7 expedientes de policías enviados al poder judicial. En teoría se han depurado más de 2 mil policías, pero alrededor de 1000 siguen en la policía trabajando aun cuando no salieron bien evaluados en el proceso.
Mejía asegura que la ciudadanía sigue clamando por seguridad, sin embargo las estrategias de seguridad del gobierno son erróneas.
“Se debe reconocer que en cuanto a golpes contra el narcotráfico hubo avances importantes, el acuerdo de extradición con Estados Unidos por ejemplo, sin embargo hay que recordar que una verdadera política de seguridad debe tener cobertura en las diversas violencias que se viven en las calles. Cuando existen esos niveles de inseguridad, lo que tenemos es una ciudadanía de baja intensidad, con miedo a retomar el espacio público como parte de la cultura democrática. El estado de derecho no puede combatir el crimen utilizando los mecanismos de los criminales o reduciéndose a criminales, en ese sentido existen los mecanismos democráticos que son a través de políticas públicas integrales, que tengan continuidad, con normativa adecuada, un presupuesto adecuado pero lo que vemos es la tasa de seguridad que en un 70% va para los militares, sin fortalecer la investigación y la aplicación de justicia”, explicó.
Cifras que pesan a los más empobrecidos
De acuerdo con el más reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), titulado “Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad”, la región aumentó su número de personas en nivel de pobreza e indigencia como no lo hacía desde 2011.
Honduras, por su parte, ocupa el puesto número uno entre los países con mayor porcentaje de población en condición de pobreza con 60%, seguido de Guatemala (54%), México (52.3%) y Bolivia (45%).
El economista Hugo Noé Pino habla de dos aspectos en la economía hondureña que hay que analizar: el aspecto macroeconómico donde cabe destacar la continuación de la reducción del déficit fiscal que el año pasado terminaba en 4.1% este año se proyecta en 3.8%, con un nivel de inflación bajo, establecida principalmente por una reducción de los precios de los derivados del petróleo muy fuerte, más del 50%. Cifras que podrían mostrar una mejora en la economía que sigue sin reflejarse en el bolsillo de los hondureños y hondureñas más empobrecidos.
“Casi el 70% de los 282 productos de la canasta básica han aumentado de precio, solo un 30% han mantenido reducciones. En lo que respecta al crecimiento económico sigue siendo muy moderado, 3.5% del PIB cuando el año pasado fue de 3.1% y este crecimiento no resuelve los problemas principales de Honduras. Es un crecimiento del sistema financiero, rubros de energía y telecomunicaciones que generan poco empleo, no lleva más ingresos a las familias, no resuelva el 50% de desempleo abierto o subempleo que tiene Honduras”, explicó Pino.
A nivel microeconómico hay problemas, la capacidad adquisitiva ha reducido en las familias, y eso trae como consecuencia de que la situación de bienestar del pueblo hondureño no haya mejorado en 2015.
La reducción del déficit fiscal que se señala como gran logro, se ha hecho en base a mayores impuestos para los pobres, mientras que existen exoneraciones fiscales a grupos de poder. “Este logro ha recaído sobre las espaldas del pueblo hondureño”, apuntó.
El analista ha insistido que una reformulación del presupuesto es necesaria, porque la prioridad actual es defensa y seguridad que aumentó 53% para el próximo año, al ejército se le aumenta 25% más el 60% de la tasa de seguridad va para las FFAA. “Estamos dedicando una gran cantidad de recursos en defensa y seguridad cuando ellos dicen que se reduce la violencia. Mientras educación y salud solo aumentan 19%”, concluyó.
Débil institucionalidad
Diversos analistas coinciden en que el panorama que se nos pinta es el fortalecimiento de las estructuras militares y la continuidad del debilitamiento institucional especialmente tras la elección de una nueva Corte Suprema de Justicia que conocerá de 3 gobiernos siguientes. El debate actual de la instalación de una CICIH y la propuesta gubernamental de la MACCIH, materializan esa realidad de impunidad que quiebra al Estado por dentro y quien tiene el control sigue siendo el presidente de la república.
El analista político Eugenio Sosa asegura que este año terminó de evidenciarse la corrupción e impunidad de una manera alarmante en el país, no solo el caso del desfalco del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) que fue la punta del iceberg, pero luego se fue descubriendo toda una podredumbre de corrupción e impunidad demostrada con declaraciones como la del juez Echenique, la injerencia del presidente en el Consejo de la Judicaturas a través de jueves como Teodoro Bonilla, etc.
Un reportaje realizado por Infobae demuestra que Honduras es el país con el instituto electoral con menor credibilidad en América Latina acompañados en el sótano por el Salvador y Venezuela. Este informe se presenta en el marco de un gobierno que presenta proyecto de reformas electorales y que aprueba la reelección presidencial en medio de cuestionamientos de control del presidente a los tres poderes del Estado.
“Lo que uno ve es que no hay posibilidades de una reforma electoral seria, profunda, pueden haber cosas cosméticas, hablar de transparencia, porque así como se plantean las reglas del juego electoral, favorecen al partido en el gobierno, al presidente si siguiera aspirando a una reelección. Sumado a esto, no se avizora que queden generados candidatos idóneos para la Corte Suprema de Justicia, todas las denuncias apuntan a que dejaremos servida la mesa al presidente para que ponga la CSJ a su medida. Otro hecho que no podemos desconocer, mas allá de la subordinación de la institucionalidad y la presencia avasallante de Estados Unidos en temas de seguridad”, dijo Sosa.
Despertar ciudadano
Sin embargo, a pesar del terreno movedizo en que Honduras se encuentra, tanto en situación de violencia, inequidad, pobreza y débil institucionalidad, este año fue del despertar ciudadano y el resurgir de actores sociales. El año comenzó con la lucha de estudiantes de secundaria que se oponían a un modelo educativo antidemocrático, le siguieron los estudiantes de la universidad. La represión en ambos casos no se hizo esperar, pero de allí surge el movimiento de indignados e indignadas.
“El año empezó con un cuestionamiento interesante cuando en enero no se aprobó la Policía militar y eso generó expectativa de una oposición política articulada, pero ahora vemos que eso está muy lejos de poderse encontrar en una propuesta coherente”; explica Sosa.
El analista además se pregunta ¿por qué la ciudadanía no avanzó más en cambios sustanciosos tras el movimiento de la indignación y la elección de fuerzas políticas de oposición?
“Para mí, después del golpe de Estado, los poderes en términos generales conservadores, oligárquicos de este país se han articulado comió nunca para evitar que el Estado cambie. Uno puede leer un alineamiento perfecto en torno al presidente Juan Orlando Hernández, no solo de los tres poderes controlados por él, sino de un empresariado cómplice con la impunidad, corrupción y subordinados a las ideas del presidente. Medios de comunicación timoratos y cómplices, poderes alineados como las cúpulas religiosas que dejaron a la ciudadanía sola y no podemos olvidar una embajada de Estados Unidos alineada al presidente en conjunto con una comunidad internacional. Estos poderes ven en el liderazgo del PN como la tabla de salvación de continuidad de sus privilegios”, explica.
Los retos de la ciudadanía activa son muchos ante estos escenarios. “Hoy tenemos un movimiento ciudadano junto a la resistencia, ambos en el siglo XXI y con profundas dificultades de construir consensos internos, dificultad para dialogar internamente, plantear una verdadera propuesta de lo que queremos de la CICIH. Hay un gran malestar ciudadano pero con liderazgos que no han encontrado la forma de trascender. Los cosenos internos son más importantes que estar pidiendo diálogos externos”; finalizó.
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