sábado, 30 de mayo de 2015

Cuando se han cerrado los caminos


Desde hace seis años venimos insistiendo en la necesidad de un diálogo nacional con la participación de todos los sectores del país que conduzca a un pacto social sobre los acuerdos en base a consensos mínimos. En lugar de apertura, con el correr del tiempo los espacios se han ido estrechando para imposibilitar el diálogo. Se ha avanzado con excesivo peligro hacia un proyecto autoritario con el liderazgo exclusivo de la élite empresarial vinculada al capital multinacional y el sector político que representa al grupo más oscuro del partido nacional, encabezado por el presidente de la República, Don Juan Orlando Hernández.

Lo decimos sin rodeo: es inútil seguir llamando al diálogo para construir consensos mínimos cuando el proyecto autoritario que preside Don Juan Orlando Hernández ha cerrado todos los caminos sensatos, posibles y racionales para un debate franco y fructífero. Es cierto que nunca se ha de renunciar al diálogo. Pero para que haya diálogo, es necesario que las partes del mismo sientan la necesidad de abrirse a la escucha de los demás para buscar respuestas que de común acuerdo conduzcan a resolver los conflictos.

Sin embargo, el grupo que lidera Don Juan Orlando Hernández ha dado las señales más contundentes de que no le interesa dialogar para escuchar y para buscar juntos nuevos caminos, sino que le interesa el diálogo, pero ese que llamamos de sordos, porque el gobierno está dispuesto a sentarse con los sectores que haya que sentarse, pero solo con el único propósito de buscar un aval para su proyecto autoritario.

Los cuatro años que estuvo como presidente del Congreso Nacional más el año y medio que lleva como presidente de la República son más que suficientes para concluir que Don Juan Orlando Hernández y su equipo está profundamente convencido de que su proyecto autoritario es incuestionable. Para ello, tiene control de los tres poderes del Estado, tiene una alianza íntima con la élite empresarial asociada con las multinacionales, impulsa tanto el plan de ZEDEs o ciudades modelo como la apertura del territorio para la explotación minera sin control, ha creado todas las condiciones para reelegirse indefinidamente y ha consolidado su plan de remilitarización del Estado y de la sociedad.

Y lo más grave de todo es que Don Juan Orlando Hernández y su equipo en nombre de la democracia han acabado por destruir la institucionalidad del Estado de Derecho. ¿Es posible llamar a un diálogo con quienes solo buscan avales para un proyecto autoritario intocable? ¿Es posible dialogar con quienes no están dispuestos a hacer ningún cambio en su proyecto autoritario?

El único camino al que ha obligado Don Juan Orlando Hernández es a la organización de toda la ciudadanía en torno a la desobediencia civil, y avanzar en la presión popular hasta lograr que caiga ese proyecto autoritario, que sus responsables sean enjuiciados y se avance hacia una asamblea nacional constituyente que promulgue una nueva Constitución que rescate el Estado de Derecho y la democracia hondureña.

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