sábado, 9 de mayo de 2015

El Poder sin poder hacer



Asistimos a la Plaza de los Desaparecidos con las mantas de las madres y las abuelas, coincidentemente en el Día del Trabajador.

Nuestras mantas reflejan aquél dolor provocado por la violencia del Estado entre 1980 y 2000, pero las de hoy, igualmente, dicen dictadura, escuadrones de la muerte, impunidad y continuismo.
Dos épocas en una misma plaza por donde cruza la población trabajadora sin trabajo, denunciando a un mismo régimen de atracadores, violentos y activos militantes del crimen organizado.
En 1980 protestábamos contra quienes proponían a Estados Unidos la implantación de un Protectorado en Honduras y hoy, 35 años después, contra los mismos que quieren vender la Patria por pedazos a las bestias transnacionales.
En 1985 exigíamos a gritos la expulsión de las bases del Pentágono ubicadas en territorio nacional para agredir a los pueblos de Guatemala, El Salvador y Nicaragua, hoy el Comando Sur aumenta sus tropas en Palmerola contra todos los pueblos de América Latina.
En 1990 enfrentamos el inicio de un modelo económico extorsionador de los empobrecidos, acumulador de riquezas en los mafiosos y esencialmente un modelo anti nacional, vendido a los corruptos de la Escuela de Chicago. Como ahora.
 Por eso, con los mártires de Chicago, venimos a este plantón de primer viernes de mayo 2015 a reclamar la libertad con vida de Donatilo Jiménez Euceda, miembro del personal de planta del Centro Universitario Regional Atlántico, CURLA, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, desaparecido el pasado 8 de abril. Un trabajador  sindicalizado desaparecido.
Igual que Donatilo, en los años ochenta fueron desaparecidos Tomás Nativi, Estanislao Maradiaga, Felix Martinez, Rolando Vindel, Gustavo Morales, Germán Pérez, Ramón Briceño, entre otros, de sus propios centros de trabajo.
Hoy estamos también aquí para abogar por una mujer trabajadora en la tierra del Bajo Aguán, Martha Arnold, quien debe gozar de medidas de protección cautelar del Estado para poder vivir, pues son reales las amenazas que ponen en riesgo su vida y la de su familia.
Venimos, en suma, a reclamar la Patria robada; a defender la que aún nos queda y a exigir al pueblo que cierre el puño, porque ellos tienen todo el poder (el dinero lavado, el ejército mimetizado, la prensa ensangrentada, las iglesias idiotizadas y los ricos narcos), pero el pueblo tiene la mayor cantidad de manos juntas. Y debemos trenzarlas “de manera que no haya soledad”.
De los hechos y hechores, Ni olvido Ni perdón
COFADEH
Tegucigalpa, M. D. C., 1 de mayo 2015

No hay comentarios: