martes, 12 de mayo de 2015

Exiliados del Modelo Económico



Organizaciones articulan lucha en oposición a "ciudades modelo" en el sur de Honduras 

A Carmen la conocimos en el Centro de Atención al Migrante Retornado, CAMR. Allí nos llamó la atención su jovialidad y energías, a pesar que sus esperanzas se truncaron cuando agentes de migración la detuvieron entre la frontera de Guatemala y México.

Ella, al igual que miles de mujeres son las exiliadas del modelo económico. Sí, ella tuvo que salir porque no logró emplearse en ningún lado. Trabajó por 5 años en una empresa maquiladora de la zona norte, pero todo acabó cuando intentó armar un sindicato. Eso le costó su trabajo y peor aún, la ubicó en la lista de los obreros y obreras que nunca conseguirán empleo en ninguna maquila porque son etiquetados de revoltosos y sindicalistas.

Por más que intentaba ser positiva, Carmen no logró conseguir un ingreso para apoyar a su familia y mantenerse. Ella tomó el camino de huir de Honduras. La exilió un modelo productor de pobres, un modelo que expulsa a todas aquellas personas que las considera amenaza para las ganancias de un reducido grupo de familias que mantiene y manipulan el poder de este país.

Ese exilio del modelo económico fue estudiando en un reciente informe publicado por el Centro de Estudios para la Democracia, CESPAD titulado “La migración de mujeres, niños y niñas en Honduras: una aproximación desde la economía feminista”.

Según esta investigación, el exilio del modelo económico, se considera como migración voluntaria, a diferencia de la migración por razones de guerras, catástrofes naturales o persecución política que es considerada como migración forzada y por tanto se le otorga un trato diferenciado.

Sin embargo, cuando se analizan las razones expuestas por migrantes hondureños y hondureñas, surge la pregunta de si estamos efectivamente ante un tipo de migración “voluntaria”, teniendo en cuenta que más que el ejercicio a la libertad de movilización se trata de una forma extendida de expulsión de personas sometidas a condiciones precarias, que ven en la migración la única posibilidad de sobrevivir.

Honduras se convierte en país expulsor de su gente generando una especie de desplazamiento o éxodo forzado de buena parte de su población. Paradójicamente los expulsados del modelo económico fracasado, posteriormente contribuyen a sostenerlo a través de las remesas, por lo que para muchos gobiernos resulta más conveniente promover la emigración que generar condiciones para evitarla.

Solo cambiar las reglas del juego dando oportunidades a las mayorías hará que Carmen y tantos más, no sean obligados a marcharse del país que tanto aman, pero que en la realidad los convierte en carne de cañón en un fenómeno de migración que tiene profundas raíces estructurales.

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