miércoles, 27 de mayo de 2015

Signos que nos dan esperanzas



A pesar de la dura situación que vive la población en Honduras: una altísima tasa de desempleo, alto costo de la vida, un desangre producto de la violencia estructural y la incapacidad y autoritarismos de las autoridades para atender estos problemas; se presentan señales que nos dan esperanzas y nos mueven a emprender acciones para cambiar el rumbo de las cosas.

Pese a las promesas de una “vida mejor”, el gobierno de Juan Orlando Hernández, únicamente ha mostrado su mediocridad para atender la problemática más sentida de la población. “Seguridad y empleo”, fueron sus principales promesas, un año y medio después éstas se convierten en los principales fracasos de su gestión.

A pesar de toda esta conflictividad, que únicamente expone más la vida de la gente, nos da esperanzas los esfuerzos diarios que tantos hombres y mujeres hacen por sobrevivir en medio de la brutalidad y la barbarie. Son hombres y mujeres que prefieren rifarse la vida antes que dejarse dominar por los tentáculos del jugoso negocio de la criminalidad. Que las comunidades estén en pie de lucha para defender su río, su bosque y su tierra, es un claro signo de vida en medio de una realidad de muerte.

Muchos hondureños y hondureñas se aferran a su tierra, a su nación, a sus familias, esto solo puede entenderse como un signo de las ansias que la gente tiene para cambiar la realidad de Honduras. Otra de estas señales la muestran las mujeres, cuando elevan su voz de protesta exigiendo el esclarecimiento y justicia ante los crímenes que se comenten en esta nación.

Entre muchas otras señales, podemos mencionar las luchas que las organizaciones comunitarias están emprendiendo en contra de la destrucción del medio ambiente y en general de la defensa de la vida. Qué decir de la labor de muchos jóvenes, quienes están comprometidos con el trabajo por la construcción de un país donde los muchos se sientan en plenitud, donde jamás tengan que abandonar sus sueños, porque los pocos los siguen oprimiendo.

El saber reconocer y juntar estas pequeñas señales, nos pueden ayudar para seguir este camino que nos lleve a la construcción de una Honduras justa, una Honduras donde la justicia e igualdad se repartan como agua de mayo.

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