Barra Vieja: una comunidad garífuna en juicio por defender su territorio
Por estas fechas en las que sobran las invitaciones, las comidas, las bebidas y los banquetes y los premios, es bueno reflexionar, en el día del periodista y la periodista, que se está haciendo con esta noble profesión bautizada por el recordado escritor y periodista Gabriel García Márquez como “El mejor oficio del mundo”.
¿Cuál es el oficio del periodista?, sin duda que contar los hechos de la realidad a la sociedad aportando datos importantes para que la gente haga su propio análisis y saque sus propias conclusiones. Pero ahora los periodistas no solo no informamos y muchos menos analizamos, la mayoría de los periodistas en Honduras juegan con la verdad de los hechos y tratan de imponer a como sea la verdad que ellos defienden que resulta ser la verdad que representa a un sector mínimo de la sociedad compuesto por empresarios, políticos y hasta los propios dueños de los medios de comunicación, que saben muy bien que la información es poder y saberla administrar les deja grandes beneficios.
Los periodistas somos simplemente contadores de las noticias pero tristemente nos dejamos atrapar por sectores con mucho poder económico y político que con sus sobornos obligan a decir lo que quieren que la gente escuche y no la verdad completa del hecho. El periodista colombiano Juan Gossaín dice que la base inamovible del periodismo es la verdad. Es lo que llaman la estética de la ética. “La verdad, dice Gossaín, es un rompecabezas que se hace con otros pedazos de verdades. ¿Quién puede construir una verdad consultando a los que piensan igual?”.
Sabemos que hacer un periodismo combativo en una sociedad convulsionada y en un estado fallido como el nuestro, se vuelve una tarea titánica y quiénes dieron unos pasos por este camino, acabaron muertos.
La lucha diaria es contar la verdad. No hay que dejar que el miedo paralice y maquille la información que se le entrega al público que también está reclamando por su derecho a estar bien informado. Mientras más nos alejemos del concepto de que el periodismo es un servicio y nunca un oficio para salir de la pobreza o aumentar nuestros capitales económicos o simplemente para satisfacer los intereses de los empresarios, políticos y hasta dueños de los medios de comunicación, menos periodistas somos y nos convertimos en meros mercenarios de la información.
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