jueves, 2 de octubre de 2014

Urge atender el hacinamiento en los Centros Penales




“Tenemos misas, cultos, varios juegos, actos culturales y fútbol”, dijo un recluso del Centro Penal progreseño al tiempo que comentó lo difícil que es vivir tras las rejas.

El  24 de septiembre se celebró el Día Internacional del privado y la privada de libertad, en honor a la Virgen de las Mercedes, patrona de los reclusos, pero ese día también se enmarca en el día de la  Divina Misericordia, precisamente  para llamar la atención sobre las condiciones en que viven los internos en los centros penales. 

Durante la semana dedicada a los privados y privadas de libertad se realizaron varias actividades en el interior de los centros penitenciarios de Honduras, pero lo que más llamó la atención fueron las actividades religiosas, que según ellos, les permite reencontrarse como humanos, reconocer los errores cometidos y arrepentirse.

Jorge Alberto Muñoz, coordinador de los privados de libertad en el Progreso, Yoro dijo: “Dios es lo más importante en la vida del ser humano, aquí nos damos cuenta de muchas cosas, lo más importante que hemos descubierto en este lugar, es estar cerca de Dios, y también saber perdonar y arrepentirse de todo lo que uno ha hecho en la vida”. 

Existe preocupación por la falta de acciones del gobierno en relación al tema penitenciario. El año pasado se emitió un decreto legislativo  suspendiendo las medidas sustitutivas a la prisión preventiva  en más de 21 delitos. "Estamos conscientes y aplaudimos el hecho de que se esté trabajando  diligentemente en ejecutar  las órdenes de captura que se tenían pendientes”, señaló la abogada Odalis Nájera comisionada  del Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura u otros Tratos Crueles inhumanos o Degradantes (MNP-CONAPREV)¸ institución tuteladora de derechos humanos de la población privada de libertad.

Según Nájera, más de  mil órdenes de captura que se tenían pendientes se han ejecutado en los últimos meses en Honduras, “pero al tiempo que estamos contentos porque vemos que se está haciendo más eficiente esa labor, nos encontramos preocupados como institución de derechos humanos porque aparejado a estas órdenes de captura y la suspensión de estas medidas sustitutivas, el Estado deviene obligado también  a tomar otras decisiones que tienen que ver con mejorar las condiciones de detención en los diferentes centros de prevención de libertad”.

Sobre población en las cárceles

El nivel de sobre-población de las cárceles de Honduras  es alarmante, según la Conaprev. Se supone que los 24 centros penales existentes, fueron construidos para alojar una población carcelaria de 8, 500 privados de libertad, y actualmente anda en 14,567 según últimos registros.

Pero además, los 3 batallones, unidades militares de Honduras que mediante decreto se habilitaron como centro de detención preventiva, también ya cubrió su capacidad, y ya reporta hacinamiento, y sin duda, es otra preocupación del Conaprev.

“Queremos advertir y llamar la atención para que se sienten de manera conjunta Instituto Penitenciario y Corte Suprema de Justicia (CSJ) para corregir  esto, porque ya la ley establece perfectamente que es facultad del Poder Ejecutivo, asignar la distribución de la población penitenciaría en conjunto con la CSJ. Si no se sientan a dialogar CSJ a través de los diferentes Juzgados de Ejecución y Juzgados de Letras, con las autoridades del Instituto Penitenciario, lo que vamos a tener es más de lo mismo, es decir, cada vez más hacinamiento  que redonda en enormes actos de violencia al interior de los centros penales, con las consecuencias que todos conocemos”, expresó la abogada Odalis Nájera.  

En El Progreso, Yoro, según las estadísticas de las autoridades penitenciarias, de enero a junio se registraban 350 privados de libertad en el centro penal, ahora hay 410. “Quiere decir que han entrado 60 personas en 6 meses, y siguiendo la tendencia, a diciembre nosotros vamos a tener 500 privados de libertad, cuando solo tiene  capacidad para 270 reclusos”, explicó el clase 3 Nelson Ponce director del Centro Penal progreseño.

Ponce indicó que actualmente gestionan apoyo económico  con la municipalidad de El Progreso y  la iglesia católica para construir dos nuevas bartolinas con capacidad de albergar a  75 reclusos cada una. 

Mega cárceles ¿Son una solución?
Se prevé que al terminar la cárcel (mega cárcel) que se está construyendo en la zona norte con apoyo de Monseñor Rómulo Emiliani, se reducirá gran parte el hacinamiento que se registra en las cárceles del norte de Honduras. 

“Pero el problema no se queda únicamente con la construcción de nuevas cárceles, necesitamos que a la par se fortalezca el Poder Judicial, sobre todo a lo que se refiere al área de los Juzgados de Ejecución y Defensa Pública, porque hay más de un centenar de personas privadas de libertad que calificando para beneficios preliberacionales, no son excarcelados precisamente porque no hay los equipos  técnicos necesarios para ese trámite y eso es vulneración de derechos para estas personas”, refirió la abogada Nájera.

Según las inspecciones a las 24 cárceles de Honduras realizadas por el MNP-CONAPREV, se ha constatado dificultades de acceso a los centros, tanto a los mismos familiares como a organismos defensores de los derechos humanos. “Hay centros de privación de libertad donde se nos ha permitido ingresar sin ninguna dificultad, nos han abierto las puertas para realizar nuestro trabajo, pero hay otros centros, como por ejemplo, La Penitenciaría Marco Aurelio Soto en donde su actual director se ha mostrado renuente a que personal de derechos humanos, particularmente del Conaprev, realicemos nuestro trabajo” dijo Nájera. 

Privados sin rehabilitación

En estos momentos no hay reinserción de la población penal, y no se puede hablar de reinserción mientras no haya una separación por categoría de los reclusos, dijo el Conaprev. Esa es la gran falencia que el sistema penitenciario tiene, y no solamente el sistema penitenciario de adultos, el mismo  problema prima  para la detención de menores.

Los privados solicitan a la sociedad y al gobierno que les apoyen con  programas de rehabilitación, ya que no los tienen. “Necesitamos talleres eléctricos, mecánicos, ebanistería, pero también ocupamos proyectos educativos y de salud”.


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