sábado, 19 de abril de 2014
LibRe: ¿abierto o cerrado?
Por Galel Cárdenas
A mis camaradas de trabajo formativo.
Si el partido Libertad y Refundación sigue con la práctica actual de convertir su caparazón en un caracol encerrado y centrífugo, pocas posibilidades tendrá el pueblo de proseguir su ruta de liberación trazada por las masas en junio del año 2009.
Y si subsisten los sectarismos grupales, ideológicos y personales en el los procesos de dirección, el partido estará perdiendo la brújula correspondiente a su primigenio propósito: la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente y la redacción de la nueva Constitución Nacional.
Y si el Partido se convierte en un círculo cerrado de representantes al congreso nacional como máxima atención legislativa y política -pensado que ese es el partido-, las bases y las masas seguirán desorientadas, defraudadas, desanimadas y fundamentalmente abandonadas.
Un partido que proclama en sus estatutos que la revolución es inevitable en Honduras y no desarrolla los planes y programas partidarios correspondientes, y cuyas secretarías cupulares de dirección, siguen la tónica del dejar hacer y dejar pasar, poca opción habrá en las siguientes elecciones para responder al pueblo que sufre el embate del sistema político nacional de represión frontal, disimulada y disfrazada.
Un partido de amplio espectro en el pensamiento, pluri ideológico, es el sueño de los cuadros políticos que pertenecen a diferentes corrientes del quehacer democrático participativo.
Los cuadros que piensan no sólo están incrustados en la dirección general del Partido; por fuera de esa dimensión directiva hay una cantidad importante de compañeros que desarrollan un pensamiento crítico, a veces más talentoso, porque el partido sin pensamiento beligerante, autocrítico, es un partido unidireccional de pensamiento liberal del siglo XIX o XX, de tipo excluyente.
El socialismo como base ideológica no es potestad de una vanguardia auto calificada como tal, sino de una construcción que nace de la base hasta que pasando por el cedazo de la discusión amplia y democrática en las más diversas instancias y niveles, llega a convertirse en estrategia de pensamiento revolucionario.
Hay dos formas de comportamiento de un partido: la concentración política e ideológica y la desconcentración organizativa y de movilización de bases en el territorio nacional mediante una estrategia integral de trabajo en todos los campos, en todos los niveles, con todos los pensamientos.
La desarticulación de una estructura partidaria puede conducir al fracaso, por ello, es condición sine quanon, la re organización, la re movilización y al re formación política abierta, democrática, no sectarizada, ni sectorizada, peor convertida en verticalidad política.
Las batallas largas se organizan minuciosamente, como decía Chávez, en el detalle están los demonios. Es una batalla de largo aliento la que nos espera, aquellas visiones de junio del 2009, cortoplacistas derrotadas por la praxis, deben dar paso a una estrategia de larga duración, el enemigo más sagaz así lo define y así lo planifica.
El partido necesita crear y recuperar el liderazgo de oposición en todos los planos de la vida nacional, hay que romper la esfera de acero repujado que ha construido el partido nacional, con el imperio, las fuerzas armadas, el partido liberal, la burguesía fáctico mediática más conservadora, derechista y fascista.
El partido debe ponerse al día con la lucha internacional que se libra en Europa, África, Medio Oriente, Asia, Latinoamérica y Centroamérica, a la postre es la lucha mundial por la justicia y la equidad contra la perversión de un imperio deshumanizado en todos los aspectos, establecer los nexos respectivos porque no es una lucha de LibRe “solo” contra todos los monstruos locales e internacionales.
Y así como habrá la necesidad de buscar la solidaridad internacional, LibRe debe conversar, dialogar, inter actuar con sus aliados naturales, con toda la militancia revolucionaria y partidaria del país. De tal manera que se produzca, como fruto de inter acción, un discurso y praxis enriquecida por la múltiples visiones de los revolucionarios hondureños, en esta etapa de la lucha.
El frente de los intelectuales nunca ha sido previsto, como una necesidad política de alta dimensión de conocimiento y cultura. En LibRe circulan y militan historiadores, médicos, abogados, maestros, profesionales universitarios de todas las disciplinas científicas, poetas, narradores, pintores, teatristas, antropólogos, dancistas, sacerdotes, pastores, locutores, periodistas.
Mismos que solo son tomados en cuenta para la fotografía en la campaña electoral, pero, no tienen el espacio correspondiente de manera sistemática, constante y esencialmente aportante de conocimiento social, científico y multi displinario.
Ojalá que lo sucedido anteriormente no fuese el producto del analfabetismo cultural que ha padecido el país en sus dirigencias sociales y políticas desde que la memoria escrita registra los acontecimientos.
O quizá lo peor que pudiera suceder, considerar a los intelectuales personajes sospechosos de las más diversas dudas y necesarias exclusiones.
Es una falla bastante sentida no proceder a la convocatoria de un frente de intelectuales del partido Libre. Tanto que por ejemplo hay varios militantes en el extranjero que luchan con gran tenacidad dando luz al pensamiento, entre ellos habrá de mencionarse a Roberto Quesada en Nueva York, quien se desempeña actualmente como un analista internacional muy estimado por cadenas televisivas de gran prestigio.
Como segunda fuerza política del país LibRe debe luchar denodadamente por su inserción en la institucionalidad del estado nacional, en los organismos donde debe asegurar su presencia pro activa, en organismos nacionales con el fin de consolidar su representación en el TSE y en el RNP, ya que son las instituciones que certifican su existencia fundamental en el decurso de su historia partidaria y popular.
El partido necesita de una estrategia integral en todos los frentes de batalla por muy nimios que fuesen, nada hay tan importante para los cuadros de base que ser tomados en cuenta para las más mínimas tareas de trabajo, peor es que esa masa allá arrinconada por la pobreza extrema total, siga ignorada, despreciada, relegada, con el agravante de que será nuevamente usada para obtener su voto y su activismo político local.
¡Qué horror! Ese no es el socialismo que se pregona en el papel oficial jurídico del estatuto partidario. Ni tampoco el que indican los textos de los grandes revolucionarios pasados y presentes como Vladimir Ilich Lenin, Mao Tse Tung, Hoc Chi Min, Fidel Castro, Hugo Chávez, etc, cuyos afiches adornan las salas de alguna parte de nuestra dirigencia y militancia de base.
La estrategia integral, concebida como un plan de trabajo vasto, aprobado por las bases, los cuadros intermedios, los cuadros regionales y nacionales, y enriquecido por toda la militancia animosa y amorosa del partido. No una estrategia forjada por burócratas de antigua ideología social sistémica, como la producida en la campaña para el gobierno posible que se planificaba en las elecciones del año trece del presente siglo.
Si el partido es menos de esto y más de aquello, o sea, menos de la historia social y más del historicismo, entonces no empataremos con la resistencia de Lempira, la de Francisco Morazán, la de la Huelga de 1954 y la de los mártires de la inevitable revolución hondureña.
En fin, habría que recalcar lo siguiente:
Si el partido Libertad y Refundación sigue con la práctica actual de convertir su caparazón en un caracol encerrado y centrífugo, pocas posibilidades tendrá el pueblo de proseguir su ruta de liberación trazada por las masas en junio del año 2009.
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