sábado, 19 de abril de 2014

El arte de amasar conciencias


Radio Progreso

Una experta en asuntos militares del continente cuenta que en la Bolivia de estos años, los militares, además de dedicarse a sus funciones inherentes al cuerpo castrense, dedican una parte de su tiempo a amasar harina de trigo para hacer pan.

Este dato boliviano no deja de ser curioso. El gobierno y los militares de nuestro país, parece que se han decidido por seguir el ejemplo de los bolivianos, pero sin ponerse el gorro del panadero ni dedicarse a amasar la harina. Están dedicados a amasar la conciencia de la niñez, la riqueza más valiosa que tiene la sociedad, en torno a los valores militares y a la obediencia a las armas.

Cuando nuestra sociedad está más urgida de programas de prevención de la violencia, de políticas públicas que respondan al altísimo desempleo que golpea a la juventud, de programas infantiles que conduzcan a una mentalidad y psicología que fomenten el diálogo, la paz y la justicia, el gobierno en pleno contubernio con los militares implementa un programa militarista infantil bajo el nombre de “guardianes de la patria”.

Eso se llama amasar perversamente la conciencia de la niñez y la adolescencia en base a los valores militaristas, guerreros y con ínfulas de un patrioterismo que solo conduce a descubrir en los demás una amenaza, un peligro, y a entender que frente a los países vecinos antes que abrirnos a las relaciones de diálogo y de mutuo enriquecimiento, hay que armarnos como medida disuasoria porque son nuestros potenciales enemigos.

Los militares hondureños en lugar de emular a los militares bolivianos en amasar la harina para el pan, amasan la conciencia de nuestra niñez. Los uniformados no parecen perder el tiempo, porque esta iniciativa llamada “Guardianes de la Patria” no es nueva, lo vienen ejecutando desde algunos años atrás, puesto que hace apenas tres o cuatro años, se habían propuesto adiestrar cada año a 25 mil menores.

Mientras los militares adiestran a la niñez al son de los tambores del militarismo, el gobierno se afana en gestar conflictos con nuestros países vecinos, como la absurda disputa de la diminuta isla Conejo en el Golfo de Fonseca. Sin duda, la decisión del gobierno y los militares tiene de fondo un modelo de Estado basado en el autoritarismo, la intolerancia, el ordena y mando y el control represivo de la oposición.

Con estas decisiones y este modelo excluyente de poder, la niñez y la juventud tienen cada vez menos caminos por donde transitar con dignidad. Mientras mucha juventud busca el camino del Norte o el camino de las maras o cae en las garras de la criminalidad organizada, a la niñez los militares le amasan la mente y el corazón para que sean violentos y respondan con las armas antes los conflictos.

¿Y las dirigencias de las organizaciones sociales y populares hondureñas, qué caminos reales, posibles y alternativos proponen en su lucha por dignificar a la niñez y la juventud?

No hay comentarios: