sábado, 21 de marzo de 2020

Presxs Políticxs: La semántica y los cuerpos


Rebelión

Por Leandro Andrini

Desde el momento en que el presidente Alberto Fernández indicó que en Argentina existen detenciones arbitrarias quedaron expuestas las injusticias sobre los cuerpos, los que no distinguen o no están habilitados a constatar si se trata de una diferencia semántica entre “detención arbitraria” o “prisión política”, o, dicho de otra manera, lo que esos cuerpos presos soportan es indistinto del nombre que se le dé desde una exterioridad “conceptualizadora”. Son cuerpos, cuerpos sometidos a la injusticia, cuerpos vulnerados, cuerpos en emergencia.
Fernando Esteche refiere con certeza la diferencia verbal entre haber y tener. En Argentina hay cuerpos detenidos arbitrariamente, hay cuerpos sometidos a prisión política. Este “hay”, a la manera del “hay cadáveres” de Néstor Perlongher comienza a poner el acento en eso mismo en lo que Perlongher lo puso en su poema: dar cuenta –sacando a superficie– una percepción socialmente soterrada que es la de la violencia sobre/contra los cuerpos. En este caso, sobre/contra los cuerpos detenidos arbitrariamente, sobre/contra los cuerpos bajo prisión política.

Emulando al neobarroso, vale la afirmación/re-afirmación que “en Argentina hay cuerpos detenidos arbitrariamente, hay cuerpos sometidos a prisión política”.

Esta distinción entre haber y tener se tornó necesaria, no en el sentido lógico de la concatenación silogística, sino en estricto sentido político. Decir “en Argentina hay…” reformula la sensibilidad con la que el presidente expresó que él, bajo su poder que es el Poder Ejecutivo de la Nación (PEN), no tiene presxs políticxs. “Hay” es una herencia, “hay” una herencia, usando un lenguaje afecto de los adversarios políticos –que son y representan la adversidad para Argentina–. Una herencia de injusticia. Y el uso de la palabra “sensibilidad” no es para nada antojadizo. Viene a cuento en esa expresión de Jorge Alemán, en la entrevista a El Cohete a la Luna, en la que afirma “Yo tenía ubicada a la izquierda clásica, a la derecha peronista y ahora hay una sensibilidad kirchnerista insatisfecha”. Esta ironía es un golpe, por el absurdo, a toda la argumentación sostenida por Alemán. En un pensador “psi” las palabras “sensibilidad” e “insatisfacción”, además, adquieren una dimensión cuyo fundamento está en otro lugar. ¿Cuál es la insatisfacción? ¿Por qué toma partido por unas “sensibilidades” (como la del presidente) y no por otras?

“Yo firmé en España por la libertad de los presos políticos catalanes, pero no se me ocurriría enfrentarme al gobierno actual porque no los libera”, indica Alemán, confundiendo un genuino reclamo por la libertad de los cuerpos detenidos arbitrariamente –los cuerpos sometidos a prisión política, con enfrentamiento, a la vez que sostiene que hay “que encontrar vehículos para que Alberto sienta llamados desde la izquierda, encarnados, consistentes, hay que tensionar por izquierda a este proyecto”. Entonces parece oportuna la pregunta sobre si el reclamo por los “cuerpos detenidos arbitrariamente– los cuerpos sometidos a prisión política” no constituye una tensión por izquierda dentro de este proyecto.

“¡Por supuesto que considero que hay presos políticos en la Argentina! Pero esto no quiere decir que me sienta autorizado a pedirle ya al gobierno que encabeza Alberto que los libere”, explica Alemán, el que alude a que “hay correlaciones de fuerzas internas e internacionales con respecto a estos puntos que hay que considerar, porque sino la dimensión de lo político desaparece”. Si nos acercamos a Rancière, es justamente allí que hace que lo policiaco se vuelva político, no de desconsiderar las correlaciones sino de desafiarlas, de hacer emerger lo innúmero, lo incontable, lo inconcebible dentro de las coordenadas de la actualidad. Las coyunturas son una dinámica constructiva, no una obstrucción paralizante, imposibilitadoras de la política. Hay, en estas épocas, un concepto que se ha revitalizado y es el de hegemonía, y también hay una interpretación sobre la cual hasta no establecer una hegemonía pareciese que no puede hacerse nada. Parafraseando a Perlongher, chorrea algo del estilo la conceptualización sobre la hegemonía que practica Alemán en el debate con Daniel Tognetti. Y es hasta un tanto tosco el descrédito que hace de los ejemplos del entrevistador, cuando antes refiere como totalidad empírica algún que otro discurso que puede escuchar él en enero de 2020 en las calles porteñas, sobre el peligro acechante de la derecha.

El entrevistador de El Cohete a la Luna sostiene que “No todos entendieron que tu debate reciente con Daniel Tognetti era eminentemente generacional, porque vos venís de la tragedia de los ’70 y Tognetti apenas de la decepción de 2015”. Esta afirmación es un concreto ejemplo de falacia. Lo vivido (y también lo aparentemente vivido) dirime el grado de razón (o razonabilidad) argumental. Usemos la falacia: Alemán no entiende el reclamo de lxs presxs políticxs porque él viene de descender de un avión, y lxs presxs políticxs están inmóviles en sus celdas.

La nota en El Cohete a la Luna no está firmada. Es interesante el descrédito a una opinión como puede ser la de Daniel Tognetti, que parece haber incomodado más de lo que se debe haber propuesto este periodista/conductor.

Otro que, pasados los ochenta años, no entendió que el debate era generacional, parece ser el exjuez de la Corte Raúl Zaffaroni. “En nuestro país hay presos que no debieran estar presos. La única verdad es la realidad, y esa es la realidad, a condición de no perdernos en los vericuetos del nominalismo. Puede dárseles el nombre de presos políticos, el de prisiones arbitrarias u otro que guste más, pero esa discusión semántica no cambia nada”. Y se aventura a sostener, sin tanta vuelta hegemónica de por medio, que esto “requiere una solución institucional, que no sólo logre la libertad de quienes no deben estar presos, sino que también lave el rostro de toda la justicia, que levante el honor mancillado de la inmensa mayoría de todos los jueces del país, que nos devuelva a los ciudadanos la seguridad jurídica de nuestra libertad ambulatoria, que nos reintegre la plena vigencia de las garantías que establece nuestra Constitución y todos los tratados de Derechos Humanos incorporados a ella”.

En Argentina hay cuerpos detenidos arbitrariamente, hay cuerpos sometidos a prisión política.

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