lunes, 17 de junio de 2019

Honduras ante el reto de recuperar el Estado de derecho, dice pastoral social Caritas



La realidad del país no parece cambiar. La protesta social ha vuelto a las calles, la represión por igual y no hay respuestas a las demandas populares.

Según Carlos Paz, director de Pastoral Social Cáritas de la Diócesis de San Pedro Sula, además de defensor de Derechos Humanos, la interpretación que se le pueda dar al descontento social es que la población demanda un urgente cambio.

“La población ha marcado su nivel de tolerancia, de hartazgos y en este momento sabe que los diálogos solamente sirven para postergar las crisis, para agudizar las crisis y en este momento no se cree en el diálogo”, dijo Paz.

En entrevista con Radio Progreso (RP) Carlos Paz (CP) declaró que la crisis en el país se arrastra desde el golpe de Estado de 2009 ha dado algunos cambios importantes con el surgimiento de nuevos rostros en los liderazgos sociales.

RP. ¿Cómo ve la situación del país?

CP. Estamos como siempre en la historia hondureña, parece que nos movemos en arenas movedizas, siempre estamos fluctuando en la incertidumbre, pero en este momento en concreto se vislumbran algunos signos de esperanzas, pero hay toda una desazón, todo el tema de la represión, toda una persecución que no cesa y se agudiza, parece que estos signos del mal se especializan en el sufrimiento de las personas, de nuestros compatriotas.

RP. ¿Qué de positivo puede destacar en estos momentos?

CP. Honduras tiene en estos momentos un elemento positivo en medio de este brote de insatisfacción y hartazgo, podemos vislumbrar nuevos liderazgos, yo lo digo “la revolución de las batas blancas” que con sus limitaciones y todo lo demás, es un signo de esperanza, y que en torno a esos liderazgos la gente se suma.

RP. ¿En qué se diferencia ésta crisis que con la de 2017 con las elecciones?

CP. Siento una diferencia. Siento que por parte de los órganos represores hay un mayor ensañamiento, creo que es un elemento importante porque ya no existe ningún tipo de respeto, en 2017, por ejemplo, tuvimos la capacidad de poder negociar en algunos casos, de poder plantarnos en la defensa de la dignidad de las personas, teníamos un grado de respeto, hoy no y eso es un signo de gravedad de la situación.

RP. ¿Por qué se ha dado eso?

CP. Porque se saben impunes, porque hasta la fecha no existe ningún procedimiento claramente establecido de persecución, reparación para las víctimas y mucho menos de sanción para los responsables.

RP. ¿Qué otra característica ve usted a esta nueva oleada de protestas?

CP. Me parece que ese grado de incremento de la represión está determinado porque han mapeado, ya saben dónde y cuáles son los lugares donde la gente mantiene la protesta, quiénes son los líderes y lideresas sociales y van a intimidarlos directamente. Hemos recabado testimonios en Caritas de personas que, siendo líderes y lideresas sociales, están recibiendo la llamada por parte de los órganos represores advirtiéndoles que si salen van a ser reprimidos y van a ser criminalizados.

RP. ¿Qué recursos ha utilizado el Estado para este fin?

CP. Recordemos que, en 2017, después de las protestas, vinieron los perfiles, perfilar a líderes y lideresas sociales, muchos de ellos están en juicios abiertos, muchos han sido liberados con medidas sustitutivas de presión, como prohibirles la participación en cualquier tipo de protesta.

RP. ¿En qué nivel de indefensión está el pueblo hondureño?

CP. La indefensión viene dada por el miedo; y es lógico y natural sentir miedo, sin embargo, pienso que la gente también los ha pesado y ha medido a los órganos de represión e incluso se están generando estrategias espontáneas para evadirlos y eso es importante, hay acciones de solidaridad en las comunidades, hay comunicación interna, hay medios alternativos de comunicación que están sirviendo de redes de solidaridad.

RP. Con las últimas protestas, ¿cuál es el mensaje de la gente a los gobernantes?

CP. Que es urgente el cambio. La población ha marcado su nivel de tolerancia, de hartazgos y en este momento sabe que los diálogos solamente sirven para postergar las crisis, para agudizar las crisis y en este momento no se cree en el diálogo. Ha habido un cambio en la crisis que es muy importante considerarlo, el terreno ha cambiado, los actores están cambiando y eso es un elemento importante. El diálogo político fracasó aún con la intervención de la ONU, los avances fueron escasos porque fue un diálogo entre políticos.

RP. ¿Cuál es el gran reto?

CP. Recuperar el Estado Democrático de Derecho, ese es el gran desafío porque tenemos que ser conscientes que la salud y la educación es un derecho humano articulado en una de las características del Estado Democrático de Derecho que son los Derechos Humanos en general y para que se cumplan esas condiciones se necesita que se cumplan las otras características del Estado Democrático de Derechos como por ejemplo la separación de poderes.

RP. ¿Hay condiciones para una salida anticipada del actual gobernante?

CP. Yo diría que el sector social, el que está en movimiento, el que está manifestando la inconformidad es un sector de la fuerza social pero no es toda la fuerza social porque hay otros actores que hay que considerar, la empresa privada es un actor, los políticos son otros actores, no se puede perder de vista jamás la intervención de Estados Unidos en esto y en buena medida, quien está sosteniendo el régimen actualmente es Estados Unidos.

RP. ¿Cómo caracteriza la década después del golpe de Estado?

CP. Pienso que se comenzó con un ascenso a la oscuridad. 2009 fue un punto de inflexión, un punto en el cual se llegó a extremar todo un proceso de consolidación de la riqueza, del poder en pocas manos en Honduras, más acompañado de los otros actores del crimen organizado, la corrupción, es una época tremendamente oscura, pensábamos que no teníamos salidas, pero de pronto han comenzado a aparecer en el horizonte varias luces y lo que estamos viviendo actualmente es una luz.

RP. ¿Qué responsabilidad se les atribuye a los empresarios en esta década de crisis?

CP. Uno, después de 2009, tomó la tentación de ver todo en blanco y negro y sin considerar todos los matices de grises. En todas las organizaciones, incluyendo los grupos empresariales, hay puntos grises que están saliendo en este momento, esos puntos grises también los hay en las Fuerzas Armadas y creo que esos aspectos son los que están marcando en el futuro inmediato, una eventual salida. En la medida que se articulen esos puntos grises en esa medida se va a conformar una fuerza sólida para generar un proceso de transformación definitiva.

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