sábado, 15 de junio de 2019

El uso terrorista del concepto de realidad



Por Diego Fusaro

Un ensayo del filósofo francés Alain Badiou, "En busca de lo real perdido", denuncia el uso intimidatorio del concepto de realidad en los medios de comunicación y propone un redescubrimiento de la realidad: el lugar por excelencia donde transformar nuestro presente.
La traducción al italiano del libro del filósofo francés Alain Badiou, "En busca de lo real perdido", ha sido publicada recientemente por la editorial Mimesis [El artículo de Fusaro es de 2016, fecha en la cual hay también una traducción española en la editorial Amorrortu; N.del T.]. Un libro que me permito recomendar a todos, incluso a aquellos que -como es habitual decir- no están dentro del estrecho círculo de los "expertos".
Este es un texto importante por varias razones. Sobre todo porque es uno de esos raros sabios que, en contra de la tendencia actual, hablan de "realidad real" y no de abstracciones des-historizadas o de otras filosofías. Entre las muchas categorías desarrolladas por Badiou en su libro hay una que considero particularmente fructífera y digna de análisis y meditación. Actúa, por así decirlo, como basamento de todo el texto y justifica su título. Es la categoría del uso intimidatorio del concepto de realidad.
En esencia, Badiou sugiere que el único concepto de realidad que nuestro tiempo parece poder permitirse es coercitivo, intimidatorio o, como él mismo afirma, terrorista. Badiou habla explícitamente de la "dictadura de un concepto de lo real como intimidación". Y de hecho, en el contexto del mundo histórico actual, el término "realidad" se utiliza cada vez más explícitamente de forma intimidante y opresiva, como base terrorista de una imposición que, al petrificar el devenir histórico, niega la posibilidad de alternativas respecto a lo que realmente es.
"No tendrás otra realidad que esta", nos repiten obsesivamente los programas de televisión y los canales periodísticos. La realidad, por lo tanto, se entiende como una presencia dada y no transformable, una tal que agota dentro de sus límites la idea misma de posibilidad. Con la consecuencia obvia, nada neutral, de que a la realidad uno debe adaptarse, ajustarse, conformarse: que sea como es, sin tratar nunca de transformarla con vistas a un futuro diferente y mejor. Es, al examinarlo más de cerca, el sueño realizado del poder y su aspiración de permanecer eternamente hegemónico. Al dejar de ser concebido como un lugar de posibilidades y de devenir, es decir, como un proceso histórico ligado a la actividad humana, lo real es degradado ideológicamente al rango de pura dimensión de datos que reabsorbe masivamente lo posible en lo efectivo, el futuro en el presente. La realidad se convierte así en una jaula, una prisión que no permite las vías de escape.
Frente a esta visión dominante de lo real, Badiou propone un redescubrimiento de lo real perdido, es decir, de la realidad concebida como praxis, como historia y como posibilidad: por tanto, como susceptible de transformación. No me detendré en sus argumentos. Me limitaré a decir que, si se metaboliza en el desierto postmoderno de hoy, la invitación de Badiou a cambiar nuestra visión de la realidad nos permite lograr, a la manera de Spinoza, una fecunda intellectus emendatio, desnaturalizar lo existente y desestructurar la ideología de la no-modificabilidad del presente.
Es decir, permite que el sentido de la posibilidad transformadora mediada por el tiempo y la acción vuelva a brillar. El pensamiento de lo posible es hoy el único pensamiento posible verdadero. Contrariamente a las perspectivas de realismo intimidatorio, que resuelven lo virtual en lo efectivo, la realidad no es lo existente, sino esto mismo junto con las posibilidades que tiene en sus tramas.

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