- Gabriel Godínez es uno de los denominado presos políticos en Honduras.
miércoles, 26 de junio de 2019
Este viernes Honduras vive nueva jornada de represión
Cuando el odio es el motor que mueve a los represores, las bombas lacrimógenas y las balas son lanzadas directamente a nuestros cuerpos, expresó con indignación una maestra del departamento de Cortés, mientras auxiliaba a los manifestantes afectados por el gas en una nueva jornada de represión que se dió en Honduras.
La carretera que conduce a Puerto Cortés, la aduana marítima más importante del país, fue tomada por maestros, padres, madres y jóvenes que rechazan la administración de Juan Orlando Hernández y sus políticas privatizadoras. La toma inició a las 8 de la mañana y los manifestantes negociaron con la Policía Nacional, permanecer en el lugar hasta el mediodía.
Sin embargo, antes de que se cumpliera la hora acordada, las bombas lacrimógenas que portaba la Policía Militar y los Comando Cobras y Tigres comenzaron a fluir contra la humanidad de los manifestantes. “Sabemos que nos van a reprimir siempre porque estos órganos están subordinados a Juan Orlando”, dijo el dirigente magisterial Jimmy Sorto, asegurando que no existe Estado de Derecho en Honduras, porque los poderes están concentrados en una persona.
Un momento tenso se vivió cuando los uniformados lanzaron bombas contra las personas de una venta de comida, afectando a ancianos y menores de edad. Esta acción provocó que la gente devolviera los gases a los agentes, haciendo que estos comenzaran a intimidar con sus armas de reglamento.
Luego de la represión, los manifestantes se trasladaron a San Pedro Sula, al norte de Honduras, para definir nuevas acciones en el marco de la crisis social que vive el país.
Esa misma jornada de represión se vivió en la ciudad de El Progreso, Yoro. Desde tempranos los manifestantes se tomaron el puente a la altura de la colonia Quebrada Seca, carretera que conecta con el litoral atlántico. Sin mediar palabra elementos del Ejército, Policía Nacional y los Tigres comenzaron a reprimir a los asistentes.
La persecución se extendió hasta el centro de la ciudad donde comerciantes debieron cerrar sus establecimientos por temor a salir afectados.
Únicamente en la ciudad de El Progreso, las organizaciones reportaron la detención de 10 personas, otros más resultaron lesionados. En la represión resultó con su brazo derecho quebrado, el joven Gabriel Godínez, quien fue golpeado por la Policía y el Ejército mientras pasaba por el lugar de la represión, porque se trasladaba a firmar, como parte de las medidas sustitutivas de prisión que tiene desde noviembre 2017, en el marco de la crisis post electoral.
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