lunes, 11 de febrero de 2013
Gramsci y el Marx desconocido (I)
Rebelión
Por Nicolás González Varela
“Si se quiere conocer a Marx hay que buscarlo
‘especialmente’ en sus obras auténticas
publicadas bajo su directa personalidad.”
(Antonio Gramsci, 1930)
“¿Cómo describir físicamente a Gramsci?
Imaginemos el cuerpo débil de un pigmeo,
y sobre este cuerpo, la cabeza de Dantón”
(Sandro Pertini, 1986)
Es un vulgar cuaderno escolar a rayas, de formato comercial en ochenta hojas, en cada página hay veintiún líneas; cubierta de cartulina rígida, forrada en tela de sospechoso color rojo. En cada página hay una numeración correlativa hecha con pluma en tinta verde, lleva un sello burocrático y ominoso: “Casa Penale Speciale di Turi” (Casa Penal Especial de Turi), un lugar de reclusión en Bari del Stato Totale. El detenido es el preso Nº 7047, un tal Antonio Gramsci, arrestado desde 1926 cuando ejercía como diputado y al mismo tiempo como Secretario General del Partido Comunista. Un Tribunal político especial le condena en 1928 a 20 años, cuatro meses y cinco días de reclusión. Estará cuatro años en la gris celda de Turi, hasta ser liberado por razones de salud el 21 de abril de 1937, muriendo pocos días después en la clínica privada “Quisisana” de Roma. Será allí donde escribirá la mayoría de sus famosos (¿y retocados para la posteridad por el equipo de Togliatti?) Quaderni dal carcere,1 formidable trabajo político, filosófico e histórico en lenguaje esópico.2 Iniciará la escritura de su famoso Nachlass exactamente el 8 de febrero de 1929, dos años y tres meses después de su arresto. En las duras condiciones de la prisión fascista las primeras reflexiones de Gramsci a inicios de ese año 1930 sorprenden: se trata de apuntes filosóficos, el inicio del bloque se titula “Appunti di Filosofia. Materialismo e Idealismo”. ¿La Filosofía como consolación de la derrota de la izquierda en toda Europa? ¿Una consolatione philosophiae en clave comunista? En parte sí, en parte no: Gramsci apunta con urgencia y ansiedad las claves para re-leer a Marx, para volver a reconstruir su teoría separada de todo Idealismo y volver a empezar en la práctica con nuevas herramientas críticas. El estímulo es múltiple: los oscuros años del Comunismo en Italia en primer lugar. Es importante comprender la coyuntura crítica de las reflexiones gramscianas: antes de la llegada del Fascismo el PCI nunca llegó a ser más que una organización minoritaria en el interior del vasto movimiento socialista (que era bastante izquierdista para la época). Hacia 1929 el porcentaje en la masa electoral no había alcanzado nunca el 5%; en mayo de 1934, antes que la IC reorientara su línea internacional hacia la propuesta de Dimitrov, el PCI tenía 2400 miembros, menos que en el peor momento del diminuto e intrascendente PC británico.3 La mayoría de sus principales dirigentes estaban en prisión desde 1926 (incluido Gramsci), su actividad interna era mínima, incluso Mussolini se había dado el lujo de amnistiar a centenares de presos comunistas en la celebración del Xº aniversario de la Marcha sobre Roma. La situación era catastrófica. Se debe sumar a esto la campaña externa de la IC de Stalin (donde ahora se integraba en la ejecutiva el titular de la policía secreta, la GPU, Yezhov) contra el PCI desde fines de los años 1920’s, que concluyó con la suspensión drástica de toda ayuda financiera desde Moscú y una escandalosa disolución “rusa” del Comité Central del partido en 1938.4 El PCI era un fracaso completo, un grupo de unos pocos de centenares de exiliados políticos enteramente dependientes de la ayuda material de Stalin y un gran número de militantes confinados o presos en las cárceles de Mussolini. Desde 1932, con la caída en Milán de la última cabeza operativa de un centro dirigente, era una organización descabezada y sin rumbo.5 A la situación interna desesperada, se le suma la derrota de la estrategia de la IC en toda Europa (la táctica de “clase contra clase”), el creciente burocratismo sin retorno y consolidación del régimen stalinista en la URSS, en suma: la metamorfosis del pensamiento de Marx en una tosca ideología de legitimación de aparatos o estados. ¿Por dónde empezar entonces? Se preguntaba Gramsci, y respondía con seguridad: “parecería que la clase obrera italiana nunca hubiera tenido una concepción propia de la vida, de la historia, del desarrollo de la sociedad humana. Y sin embargo, la clase obrera tiene una concepción propia: el Materialismo Histórico. Y sin embargo, la clase obrera tuvo grandes maestros (Marx, Engels), que demostraron cómo se examinan los hechos, las situaciones y cómo del examen se extraen las orientaciones para la acción. He aquí nuestra debilidad, he aquí la principal razón de la derrota de los partidos revolucionarios italianos: no haber tenido una ideología, no haberla difundido entre las masas, no haber fortificado las conciencias de los militantes con certezas de carácter moral y psicológico… según mi parecer, es necesario comenzar concretamente por esto, por el estudio de la Doctrina de la clase obrera, que es la Filosofía de la clase obrera, que es la Sociología de la clase obrera: por el estudio del Materialismo Histórico, por el estudio del Marxismo.” Gramsci terminaba escribiendo que “he aquí un objetivo inmediato para los grupos de amigos de la Voce: reunirse, comprar libros, organizar lecciones y conversaciones sobre este tema, formarse criterios sólidos de investigación y de examen y criticar el pasado para ser más fuertes en el futuro y vencer.” 6
Pero no todas son malas nuevas para el aislado Gramsci: llegan noticias a la cárcel de la aparición de una edición crítico-histórica en la URSS, se trata de las primeras obras completas de Engels y Marx: las famosas MEGA (Marx-Engels-Gesamtausgabe) llevadas a cabo por el malogrado David Riazanov.7 ¿Cómo habían llegada a un aislado Gramsci las noticias de la publicación de un Marx desconocido en lengua rusa y alemana? ¿Por qué tanto interés en entender el legado literario de los clásicos? Seguramente Gramsci, gran lector del socialista Antonio Labriola,8 a quién Engels había calificado como un “riguroso seguidor de Marx”, habría coincidido en el diagnóstico pesimista sobre nuestro conocimiento en torno a Marx. El desastre en la táctica ¿no tendría relación directa con un déficit en la Teoría? Labriola, al participar en el publicitado debate sobre la valencia científica de la obra de Marx en 1897, (la llamada “primera crisis del Marxismo”, y cuyos principales interlocutores eran nada menos que intelectuales de la talla de George Sorel, Eduard Bernstein y otro actor indirecto de nuestra historia, el filósofo italiano neoidealista Benedetto Croce)9 se preguntaba con inocencia “los escritos de Marx y Engels… ¿fueron leídos enteramente por algún externo al grupo de amigos y adeptos próximos, esto es, de los seguidores e intérpretes directos de los autores mismos?... Añádese a eso la rareza de muchos de los escritos aludidos, y hasta la imposibilidad de dar con algunos de ellos.” Y concluía proféticamente si “este ambiente literario”, esta situación hermenéutica adversa, no era uno de los culpables de la mala asimilación, de la aparente decadencia y crisis del pensamiento de Marx. Con pesimismo recapitulaba en una sentencia profética: “Leer todos los escritos de los fundadores del Socialismo Científico ha resultado hasta ahora un privilegio de iniciados.”10 Labriola se preguntaba a propósito de la “crisis” o decadencia de Marx, que “cómo nos puede asombrar… que muchos y muchos escritores, sobre todo publicistas, hayan tenido la tentación de tomar críticas de adversarios, o de citas incidentales, o de arriesgadas inferencias basadas en pasos sueltos, o de recuerdos vagos, los elementos necesarios para construirse un Marxisme de su invención y a su manera?... El Materialismo Histórico –que en cierto sentido es todo el Marxismo– ha pasado… por una infinidad de equívocos, malas interpretaciones, alteraciones grotescas, disfraces extraños e invenciones gratuitas… que tenían por fuerza que ser un obstáculo para las personas que quisieran hacerse con una cultura socialista.” Labriola estaba convencido que a Marx le esperaría siempre un sino de mala recepción, que empezaba por la misma difusión e irradación de sus textos y señalaba otro obstáculo, aún más profundo y riesgoso, que es el que aquí nos ocupa con relación a Gramsci: la misma rareza de los escritos de Marx y la imposibilidad de contar con ediciones confiables de ellos. Incluso no tanto de ediciones confiables, sino de ediciones sin más. El lector responsable de la obra marxianne debía pasar, según Labriola, por condiciones ordinarias más extremas que la de cualquier filólogo o historiador para estudiar los documentos de la Antigüedad. Por experiencia propia, se preguntaba: “¿Hay mucha gente en el mundo que tenga la paciencia suficiente para andar durante años… a la busca de un ejemplar de la Misère de la Philosophie… o de aquel libro singular que es la Heilige Familie; gente que esté dispuesta a soportar, por disponer de un ejemplar de la Neue reinische Zeitung, más fatigas que las que tiene que pasar en condiciones ordinarias de hoy día cualquier filólogo o historiador para leer y estudiar todos los documentos del antiguo Egipto?”.11 La afinidad electiva con Labriola no podía ser más cercana: Gramsci también sufrió esta desordenada situación hermeneútica con respecto a la recepción de los escritos de Marx, como puede verse en la cantidad de ediciones y fuentes en diferentes idiomas (francés, ruso y alemán) que utilizaba en su trabajo teórico y político. Labriola era para Gramsci el primer (único) y prometedor paso de un Marxismo teórico en Italia.12
Lo más importante era que Gramsci descubría el estrecho nexo, mediato, entre la carencia teórica y la miseria práctica de la izquierda. La segunda posible fuente de su entusiasmo por el Marx desconocido que estaba lentamente saliendo a la luz se apoya en el comentario que hizo el filósofo Benedetto Croce, también cercano en sus polémicas contra el Idealismo, de las MEGA de Riazanov que se publicaban en la URSS. Su recensión sobre la ambiciosa edición marxiana, la Historisch-kritische Gesamtausgabe (MEGA) salió publicada en la revista “La Crítica” de noviembre de 1930, comentada en los Quaderni en varios pasajes.13 Por ejemplo, en los últimos cuadernos dedicados a una crítica general de la filosofía de Croce, el X (1932-1935), Gramsci escribe que la obsesión de Croce por el Materialismo Histórico es en esas fechas más aguda que en el pasado juvenil, y para constatarlo precisamente da como ejemplo “la reseña de las Obras Completas de Marx-Engels”.14 Sabemos por testimonios de compañeros en la cárcel que Gramsci trataba de mantenerse totalmente al día no solo en cuestiones políticas sino en el aspecto teórico (los presos le llamaban “biblioteca ambulante”), proveyéndose de todo lo que se editaba de Marx, en especial las nuevas ediciones critico-históricas del equipo de Riazanov que se pudieran conseguir en Italia (generalmente ediciones alemanas, francesas incluso inglesas que le costaba leer): “Antonio (Gramsci), naturalmente, era el más equipado con libros que nos prestaba; nosotros habíamos conseguido una cierta cantidad de libros a través de la casa editorial Laterza, que proveía de publicaciones de Lenin, Marx, Engels, Bujarin, Pléjanov, impresas por Editions Sociales Internationales.”15 Fruto de este empeño es que pudo hacer llegar a sus manos muchos materiales del Marx inédito, ritrovato, por ejemplo, la reciente edición del equipo de las MEGA de la correspondencia inédita de Marx con la médica y ginecóloga Ludwig (Louis) Kugelmann,16 en su edición en francés.17 Justamente fue Riazanov el que publico por primera vez en una edición crítica y completa la vital correspondencia en una meritoria edición en ruso.18 Debemos subrayar la erudita introducción del profesor Ernst Czóbel, habitual investigador de Engels y Marx en el IME, que también debe haber impresionado a Gramsci. Czóbel, que sobrevivió a las sucesivas purgas de Stalin (encarcelado en el Gran Terror de 1936 en un Gulag hasta 1945), fue el Ministro de Asuntos Exteriores y Comisario del Pueblo de Educación en la corta República de los Soviets húngara, cercano al filósofo Gÿorgi Lúkacs. Tomado prisionero por la reacción militar en Viena, fue canjeado y enviado a la URSS en 1922, donde comenzó a colaborar, dado sus contactos europeos como su vasto conocimiento de varios idiomas, con el recién creado “Museo del Marxismo”, futuro Instituto Marx-Engels de Riazanov. Más tarde fue nombrado Chief-Editor de las primeras obras completas en la Historia de Marx y Engels. Fue el autor de la primera compilación exhaustiva bibliográfica sobre Marx y Engels editada en 1934.19 Gramsci seguramente conocía, sin compartir en absoluto, la opinión de Stalin y la Nomenklatura sobre las MEGA de Riazanov, ya que le llegaban los documentos oficiales de la Internacional Comunista. Estaba con un pie en el campo de los herejes, un camino sin retorno. El reemplazante de Riazanov (arrestado el 15 de febrero de 1931) luego de la purga del IME, el “pedante y oscuro” apparatchik Vladimir V. Adoratskij, realizó un discurso en la IC el 1 de abril del mismo año en el cual definía el trabajo editorial de su predecesor en la dirección del IME como “una traición directa (direktem Verrat) a la causa del Proletariado”, ya que había privilegiado la publicación de “aquellos trabajos de Marx y Engels cuando aún eran jóvenes-hegelianos, o en el cual se comenzaba el pasaje al Materialismo Dialéctico, movimiento que representaba los primeros pasos en la nueva concepción del Mundo… se trata de uno de los delitos más graves que cometió Riazanov en su sabotaje a una edición popular e internacional de los trabajos de Marx y Engels.”20 Tal era los costos políticos y personales de intentar conocer al Marx original, o incluso los marxistas críticos que intentaban hacerlo, y Gramsci lo sabía a la perfección. Tanto la edición como el propio contenido de las cartas de Marx conmovieron a Gramsci: una Marx bajo nueva luz que polemizaba con su corresponsal alemana y compañera de militancia sobre la Commune de París de 1871, sobre la forma-estado del Capital, sobre las tareas organizativas de una organización comunista, sobre la dinámica de la revolución en Europa, sobre la Internacional y sobre el reformismo de Lassalle. No hay dudas que las nuevas intuiciones gramscianas, el aspecto creativo de su pensamiento, su Marxismo crítico y abierto, se encuentran íntimamente relacionadas con este contacto intermitente, parcial pero vital con el nuevo Marx. Y la tesis más fuerte de esta re-lectura es que Marx es autosuficiente en cuanto a su Filosofía de la Praxis. La inmanencia de la teoría marxiana (a la luz del Nachlass publicado) y la praxis son términos que se encuentran profundamente imbricados en Gramsci de 1930 en adelante. La mayoría de los especialistas reconoce que a partir del cuaderno 4 (1930) comienza en Gramsci un sorprendente e inexplicable ritorno a Marx “retorno a Marx”, que ahora podemos explicar mejor. Si existe algo así como un corte epistemológico-político gramsciano, se puede hallar en esta cesura en el año 1930 en adelante. De temas como la formación y desarrollo de los intelectuales italianos, la Historiografía, el canto X del Inferno de Dante, se pasa directamente a la reconstrucción de Marx y la crisis de la vulgata marxista. El método gramsciano es, visto en líneas generales, bien simple: tornare a Marx, pero un texto de Marx lo más fiel posible y críticamente controlado, para recomenzar desde allí su hilo filosófico-político perdido. Como un intento de refundación teórica, la idea que el Marxismo debe ser una anticipazione teorica, que no “retorna” a Marx, sino que “vuelve” por primera vez al original, y Gramsci es consciente de ello: siempre habla de la búsqueda vital de un “Marx auténtico”.21 Gramsci se propone descubrir a Marx conociéndolo in novo, leyéndolo a fondo, traduciéndolo y difundiéndolo. Aunque poseía traducciones italianas antes de entrar en la cárcel, Gramsci desconfíaba tanto de la edición como de la calidad de la traducción. Tales las precondiciones para establecer una nueva relación creativa y crítica con la práctica comunista. Una tarea compleja, a contracorriente pero indispensable: “Un trabajo muy complejo y delicado. ¿Por qué el Marxismo ha corrido esta suerte, de parecer asimilable, en algunos elementos, tantos a los idealistas como a los materialistas vulgares?”22
Hay más datos sistemáticos e incluso anteriores a la cesura de 1930: en marzo de 1929 le pide a su cuñada Tatiana la edición en francés de los escritos de Marx sobre la Historia de la Plusvalía recién publicados, o sea, el tomo IV de Das Kapital cuyo editor era el renegado Kautsky, así como, gesto herético contra la ideología oficial del DiaMat, los escritos del joven Marx, compilación que incluía la Kritik a la Filosofía del Derecho de Hegel de 1843 y la crítica a Bruno Bauer de La Ideología alemana de 1845. 23 Más adelante en la misma carta pide libros en torno a la llamada “Crisis del Marxismo” (en especial los de Georges Sorel y Henri de Man), los ataques a la Teoría del Valor, el debate sobre los tomos II y III de Das Kapital y los intentos de “superación” de Marx. En marzo de 1930 pide la edición alemana del texto de Marx Trabajo asalariado y Capital, una compilación de escritos del joven Marx que traduce al completo.24 Incluso llega a dibujar el índice de la antología del Marx inédito, ¡el Marx ideal de Gramsci!,que consistía en diez textos desconocidos y jamás publicados en lengua italiana.25 También en 1929 ya utiliza políticamente textos del Marx desconocido, muchos juveniles, como La Sagrada Famila de 1844, al elaborar el uso del sarcasmo y la ironía en la visión del mundo comunista, y al analizar la fraseología jacobina.26 Gramsci no se detiene allí: en abril de 1930 le pide a su hermano Carlo que inicie los trámites ante las autoridades carcelarias para poder leer los libros escritos por León Trotsky después de su expulsión de la URSS por Stalin.27 Tiene una lista del 13 de marzo de 1930 donde figuran dos libros de Trotsky en su traducción francesa: La revolución desfigurada y el opúsculo: ¿Contra el capitalismo o contra el socialismo?.28 Como observó un compañero de presidio, el pathos de Gramsci era antistalinista, discutía con los compañeros el diagnóstico de Trotsky (al que calificaba como “grande storico, grande rivoluzionario, ma è un egocentrico”) sobre un Bonapartismo en la URSS, para él equivocado basándose en los escritos políticos de Marx, a todas luces resultaba difícil para sus camaradas “que quemara incienso en el altar de Stalin”.29 (Continuará)
Notas:
1 Sobre el destino de los Quaderni a transformarse en un dogmático “Códice Gramsci” y base de legitimación del reformismo liberal del PCI post 1945, véase el artículo de Donald Sassoon: “Gramsci e la vulgata marxista della Seconda e Terza Internazionale”, en: Marx e Gramsci. Memoria e Attualitá; a cura di Giuseppe Petronio e Marina Paladini Musitelli, Il Manifesto, Roma, 2001, pp. 19-31 y la reciente investigación de Franco Lo Piparo: I due carceri di Gramsci: la prigione fascista e il labirinto comunista, Donzelli Editore, Roma, 2012.
2 Como define a los Quaderni su cuñada Tania Schucht en una carta al amigo de Gramsci el economista Piero Sraffa en una carta del 9 de marzo de 1933. “Esópico” para eludir tanto a la censura fascista en la cárcel como a la posible manipulación o tergiversación de sus escritos por los apparatchik de la sección italiana y del propio PC que lo había aislado en la cárcel; véase el testimonio de Cesare Bermani: “’Gramsci in carcere a Turi nel 1932’, conversazione con Aldo Magnani”; en: L'Impegno, a. XI, Nº 3, dicembre, 1991.
3 Spriano, Paolo; Storia del Partido Comunista italiano. Storia del Partito comunista italiano I: Da Bordiga a Gramsci; Einaudi, Torino, 1967, capp. XIX-XX. La obra comprende seis volúmenes en total. Véase además: Cortesi, Luigi; Le Origini Del PCI: Studi E Interventi Sulla Storia Del Comunismo in Italia, Franco Angeli, Milano, 1999.
4 Berti, Giuseppe; “Problemi di historia del PCI e dell’Internazionale Comunista”, en: Rivista storica italiana, marzo 1970, pp. 148-198.
5 Hobsbawm, Eric; “Los oscuros años del Comunismo italiano”; en: Revolucionarios. Ensayos contemporáneos; Ariel, Barcelona, 1978, p. 52-67.
6 Gramsci, Antonio; “¿Qué Hacer?”, carta dirigida desde Moscú al periódico Voce della Gioventú, de Milán, que, en el período de la más dura represión anticomunista sustituía al órgano oficial de la Federación Juvenil Comunista, que la publicó sin nombre el 19 de noviembre de 1923; en: Per la verità. Scritti 1913–1926, Editori Riuniti, Roma, 1974, p 268 y ss.
7 Sobre la figura trágica y poco conocida del primer marxólogo David Riazanov, véase: Volker Külow, Völker/ Jaroslawski, André: David Rjasanow-Marx-Engels-Forscher, Humanist, Dissident, Dietz Verlag, Berlin 1993; Arzanova, E. / Hedeler, W.; David Borisovic Rjazanov u.d. erste MEGA, Beiträge zur Marx-Engels-Forschung. Neue Folge, Argument, Berlin, 1997. Nos permitimos remitir al lector a nuestro artículo sobre Riazanov, ahora on-line,“David Riazanov, editor de Marx, disidente rojo”: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69880 Ahora sabemos que Riazanov fue juzgado y ejecutado en Saratov el 21 de enero de 1938; sobre sus últimos días con vida, la crónica de Jean Jacques Marie: “David Riazanov, le dissident rouge”, en: Cahiers du Mouvemente Ouvrier, Nº 3, CEMTRI, Paris, 1998, pp. 61-70.
8 Sobre la figura de Labriola: Santucci, Antonio, A.; Senza Comunismo: Labriola, Gramsci, Marx, Riuniti, Roma, 2001; Sacristán, Manuel, “¿Por qué leer a Labriola?, en: Labriola, Antonio, Socialismo y Filosofía, Alianza Editorial, Madrid, 1969; AA.VV.; Labriola d'un siècle à l'autre, sous la direction de Georges Labica et Jacques Texier, Méridiens Klincksieck, Paris, 1988. Sobre la relación Labriola-Gramsci: Gerratana, Valentino: “Acerca de la “Fortuna” de Labriola”, en: Investigaciones sobre la Historia del Marxismo. Vol. 1, Grijalbo, Barcelona, 1975, p. 185 y ss.; “Antonio Labriola y la introducción del Marxismo en Italia”; en: AA.VV., Historia del Marxismo. El Marxismo en la época de la IIº Internacional, Bruguera, Barcelona, pp. 185-236, 1980.
9 La conocida como “primera crisis del Marxismo”, hoy casi totalmente olvidada, fue iniciada por un artículo del abogado G. Masaryk en los números 177-179 del diario vienés Die Zeit, en el cual simplemente constataba las diferencias teórico-prácticas internas en la socialdemocracia alemana y austriaca, en especial entre los padres fundadores y sus epígonos, concluyendo que tales diferencias se debían al carácter ecléctico del propio Marxismo, al ser un sistema sincrético y que Das Kapital era una mera transcripción en términos económicos del Faust de Göethe. De la crisis “en” el Marxismo de la socialdemocracia de lengua alemana, reformistas como Bernstein et altri la transformaron en crisis “del” Marxismo a secas.
10 Labriola, Antonio; Discorrendo di socialismo e di filosofia, carta II; en español: Socialismo y Filosofía; Alianza editorial, Madrid, 1969, p. 41, con traducción y prólogo de Manuel Sacristán.
11 Labriola, Antonio, ibidem, p. 41.
12 Gramsci, Antonio; “Achille Loria e il Socialismo”, artículo no firmado, en: Avanti!, XXII, n. 29, 29 gennaio 1918; ahora en: Gramsci, Antonio: La Città futura. 1917-1918, a cura di S. Caprioglio, Einaudi, Torino 1982, pp. 614 s. Incluso en el Gramsci maduro, Labriola es superior en todos los aspectos ¡al mismo Engels!, un sacrilegio dentro del universo del DiaMat.
13 Croce, Benedetto; La Critica, 20 de noviembre, 1930, XXVIII, fasc. Vi, pp. 455-456.
14 Gramsci, Antonio; Quaderni del Carcere. 2; Einaudi, Turin, 1975, “La filosofia de B. Croce. II”, p. 1240; en español: Cuadernos de la Cárcel. IV, Ediciones Era, México, 1986, “Parte II. La filosofía de Benedetto Croce”, p. 139.
15 Recuerdo de Bruno Tosin, en su libro Con Gramsci–Ricordi di uno della ‘vecchia guardia’, Editori Riuniti, Roma, 1976; reproducido en: AA. VV.; Gramsci vivo, Felttrinelli, 1976, p. 217.
16 Véase el trabajo de Martin Hundt, Louis Kugelmann. Eine Biographie des Arztes und Freundes von Karl Marx und Friedrich Engels , Dietz Verlag, Berlin (DDR), 1974 y su artículo “Gynäkolog und Propagandist des ‘Kapital’. Louis Kugelmann - der berühmte Briefpartner von Marx, ein bedeutender Arzt”, en: Humanitas (Berlin), Nr. 12 vom 6. Juni 1968.
17 Entre los libros que formaban su particular “Biblioteca de la Cárcel” se encuentra el de Karl Marx, Léttres a Kugelmann (1862-1874), con prefacio de Lenin, edición e introducción de uno del húngaro Ernst Czóbel (editor-jefe del IME y mano derecha de Riazanov) de Editions Sociales Internationales, casa editora ligada al PCF, como recordaba Tosin, publicada en francés en París en 1930, el volumen XI en la colección “Bibliothéque marxiste”. La casa editorial había editado, por ejemplo, muchos textos de marxistas heterodoxos e incluso el libro del propio David Riazanov: Marx et Engels: conférences faites aux cours de marxisme près l'Académie socialiste en 1923.
18 Las cartas y su precioso contenido serán ampliamente utilizadas por Lenin en su opúsculo “El Estado y la Revolución” de 1917.
19 Sobre la desconocida figura del marxólogo Ernst Czóbel, véase la voz “Czóbel Ernő”, de Bóta László, en el Magyar Életrajzi Lexikon 1000-1990, p. 349-350 y el artículo de Rigó László: “Czóbel Ernő válogatott írásai”, en la revista Irodalomtörténeti Közlemények, Budapest, 1965. 69. évf. 2. füzet, pp. 244–246 (en húngaro).
20 Adoratskij, V. V.; “Bericht an des Plenums des EKKI vom 1. Aprile 1931. Mitteilung über das Lenin-Institute und das Marx-Engels Institut”, en: Beiträge zur Marx-Engels Forschung , Neue Folge, Sonderband 3, Hamburg, 2001, pp. 114-115 y 116. Adoratskij sería a su vez “objeto de represión” en 1940 y ejecutado en 1945. Sobre Vladimir Viktorovich Adoratski, leal stalinista que ocupó el puesto de Riazanov luego de la depuración del IME y que liquidaría el proyecto del MEGA (1), véase: Hedeler, Wladislaw; Hecker, Rolf; Florath, Bernd: “Vladimir Viktorovic Adoratskij-Leben und Werk (7. August 1878-5. Juni 1945)”; en: Hecker, Rolf/ Sperl, Richard/ Vollgraf, Carl-Eric; Beiträge zur Marx-Engels-Forschung Neue Folge Sonderband 3. Stalinismus und das Ende der ersten Marx-Engels-Gesamtausgabe (1931-1941); Argument, Berlin, 2001, pp. 312-328.
21 Como en el mismo cuaderno 4 (1930), nota 1: “buscar las diferencias entre el Marx que consideraré auténtico…”. Gramsci tenía el proyecto de realizar una antología de textos desconocidos de Marx en italiano. Véase: Fabio Frosini, “Il 'ritorno a Marx' nei Quaderni del carcere (1930)”; en: Marx e Gramsci. Memoria e attualità, a cura di Giuseppe Petronio e Marina Paladini Musitelli, Manifestolibri, Roma, 2001, pp. 33-68.
22 “Il lavoro è molto complesso e delicato. Perché il marxismo ha avuto questa sorte, di apparire assimilabile, in alcuni suoi elementi, tanto agli idealisti che ai materialisti volgari?”, en: Gramsci, Antonio; Quaderni del Carcere, Quaderno 4 (XIII), 1930-1932. “Appunti di Filosofia”, Einaudi editore, Torino, 1975, p. 422; en español: Cuadernos de la Cárcel, tomo 2, Ediciones Era, México, 1981, p. 134. “Idealistas”, como en el caso del Neokantismo que infectaba a los teóricos de la Segunda Internacional (Gramsci nombra a Max Adler); “materialismo vulgar”, el núcleo del DiaMat de Stalin.
23 Textualmente Gramsci le pide “Storia delle dottrine Economiche: 1° Dall'origine della teoria del valore ad Adamo Smith–2° Davide Ricardo–3° Da Ricardo all'economia volgare–8 volumetti–Ed. Costes.”, y en párrafo final agrega: “le Oeuvres philosophiques di Marx, pubblicate dall'ed. Alfred Costes–Paris: Tome Ie: Contribution à la critique de la Philosophie du droit de Hegel–Tome II: Critique de la critique critique, contro Bruno Bauer e consorti.”, entre otros también figuran libros póstumos de Antonio Labriola, el libro sobre Engels de Mondolfo, el manual sobre el Materialismo Histórico de Bujarín y, sintomático, el estudio sobre la burocratización de los partidos políticos del sociólogo Robert Michels; véase la larga lista en la carta a Tatiana Schucht, 29 de marzo de 1929.
24 “Scrivi alla libreria che desidererei avere i nn. 6068–6069 della Reclams Universal Bibliothek, Lohnarbeit und Kapital di Marx.”, carta a Tatiana Schucht, 24 de marzo de 1930. Gramsci se refiere, incluso con el correcto número del catálogo, a la recopilación: Lohnarbeit und Kapital, Zur Judenfrage u. a. Schriften und andere Schriften aus der Frühzeit; Ausgew. und eingel. von Ernst Drahn, Reclam, Leipzig, 1919; El editor Drahn era el director del archivo central y la biblioteca del SPD, que contenía muchos inéditos de Marx y que colaboraba estrechamente con el IME de Riazanov; sobre la figura de Ernst Drahn: Peter Gohle; “Ernst Drahn (1873–1944)”, en: Benser, Günter/ Schneider, Michael (Hrsg.); Bewahren-Verbreite-Aufklären: Archivare, Bibliothekare und Sammler der Quellen der deutschsprachigen Arbeiterbewegung; FES, Bonn-Bad Godesberg, 2009, pp. 58-63.
25 En: Quaderno 7 (VII) de 1930-1931. La antología de Gramsci consistía en diez textos en orden distinto al original alemán de Drahn: 1) “Ludwig Feuerbach” (“Feuerbach.I”, de La Ideología alemana, 1845); 2) “Il Materialismo Historico” (parágrafos del prefacio a la Kritik de 1859); 3) “Teoria della Storia” (primera sección de “Burgueses y Proletarios” del Manifiesto Comunista de 1848); 4) “Esigenze della politica tedesca prima del 1848” (texto completo del panfleto escrito por Engels y Marx “Demandas del Partido Comunista en Alemania, de 1848); 5) “Salario e Capitale” (el texto completo “Trabajo Asalariado y Capital”, de 1849); 6) “Sulla questione degli ebrei” (un extracto de la segunda parte del artículo “La Cuestión Judía” de 1843); 7) “Il materialismo francese del 18º secolo” (extracto de parágrafos de La Sagrada Familia de 1844: subsección D de la parte III del capítulo VI); 8) “Su Goethe” (extracto de la segunda parte de un artículo de Engels “Socialismo alemán en verso y en prosa”, de 1847, atribuido erróneamente en la edición alemana a Marx); 9) “Il suonatore” (traducción de verso juvenil “Der Spielmann” de 1837) y 10) “Lettera a suo padre” (extracto de la carta de Marx a su padre de 1837).
26 De la versión en francés editada por la editorial Costes en 1927, en la compilación Oeuvres philosophiques. Tome II: Critique de la critique critique, contro Bruno Bauer e consorti, que comunica a Tatiana Schucht que la está traduciendo con rapidez el 31 de junio de 1931: “Ho ricevuto già da un pezzo i 3 volumi delle Oeuvres phylosophiques di Marx che sono tradotte in modo scelleratissimo. Delle Oeuvres politiques ho ricevuto solo due volumi che non so a quali numeri d'ordine corrispondano perché non li ho in cella in questo momento: uno è dedicato a lord Palmerston e deve essere intitolato proprio Palmerston, l'altro non ha un titolo unico (deve essere proprio l'8° tomo delle opere politiche) e contiene tre brevi serie di scritti: una sull'esercito inglese durante la guerra di Crimea, una sul generale Espartero e la politica spagnola nei primi anni del decennio 1850–1860 e una sulla presa di Kars durante la guerra di Crimea.”
27 Como informa el editor italiano de los Quaderni, Valentino Gerratana, en la cronologia que antecede el tomo 1. Trotsky fue deportado de la URSS en febrero de 1929.
28 Son: La révolution défigurée, Rieder, Paris, 1929 y Vers le capitalisme ou vers le socialisme?, préface de Pierre Naville, Librairie du Travail, Paris, 1929.
29 Testimonio de Angelo Scucchia, en: Dubla, Ferdinando/ Giusto, Massimo (a cura di), Il Gramsci diTuri, Chimienti, Taranto, 2008, pp. 45-61. Otros testimonios reconocen que Gramsci conocía el testamento póstumo de Lenin.
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